Mucho arte y duende en la interpretación de bailes de una amplia variedad de palos flamencos, una actitud valiente, creativa y chispeante en baile moderno y también grandes dosis de ilusión en artistas de todas las edades, desde cuatro añitos a más de cincuenta, en el Festival Solidario a beneficio de Solman que ofreció este miércoles en el Teatro Municipal Quijano el Centro Babel de Danza y Fitness.
En torno a unos ochenta alumnos de Babel actuaron en esta gala que combinó la intensa pasión, revuelo y enjundia del flamenco por bulerías, cañas y alegrías, con coreografías de baile moderno de unos encantadores bailarines de apenas unos añitos que apretaron el manillar del acelerador de remixes con ‘La Moto Mami’ y otras canciones de Rosalía.
Taconeos, pétalos de flor en los dedos, elegantes mantones de manila abanicando el aire y una ferviente expresividad corporal surgida de las entrañas se apoderaron del escenario en un repertorio que también contó con tangos, rondeñas y baile de batas de cola, moviéndose sinuosas como la cola de un dragón, a veces golpeadas con el pie y otras recogidas como un capote.
Sara Sánchez Expósito, profesora de baile moderno y bailarina que se ha situado en lo más alto del hip hop a nivel nacional e internacional, electrificó la velada con un vibrante número en solitario y el encuentro culminó con ‘el flow’ de una fusión de temas, ampliando las tablas al patio de butacas, en el que aparecieron temas como ‘Malamente’ y ‘Despechá’ de Rosalía y ‘Qué vengan a por mí’, de María Peláe.
El acto comenzó con la intervención de la directora de Babel, María Felicidad Rodríguez Moya, y el presidente de Solman, Gustavo González, que expresaron su satisfacción por conjugar en esta velada cultura, arte y solidaridad. González habló de los diferentes proyectos de cooperación que impulsa Solman, ONG con un recorrido de 28 años, en materia de educación, sanidad, agricultura y alimentación.
Entre estas actuaciones, se encuentran las becas que proporcionan a jóvenes de África y América para que puedan ir a la Universidad, siendo, a través de la local Fundación Baobab, uno de los beneficiaros Michel, de Togo, quien destacó que su historia es la de otros jóvenes que disfrutan de esta solidaridad manchega pudiendo cursar estudios superiores.
A nivel personal, destacó que después del Bachillerato le resultaba imposible seguir estudiando ya que su padre falleció y la ayuda de la Fundación Baobab le permitió cursar Derecho. “Hay muchos jóvenes que son más inteligentes que yo pero, por no haber tenido esta oportunidad, no han podido ir a la escuela ni siquiera aprender a escribir o hablar en francés”, resaltó Michel, que se consideró como “una semilla” con el deber de mostrar que otros muchos jóvenes deberían poder seguir formándose y así ser dueños de su futuro.