En junio de 2016 la Brigada Central de Estupefacientes (Udyco) de la Policía Nacional dio un importante golpe al narcotráfico en Ciudad Real, con la localización de un laboratorio clandestino de cocaína en una finca rústica de Alcázar de San Juan.
En el registro, el 20 de junio de ese año, tras meses de escuchas telefónicas y vigilancias, aparecieron kilos y litros de sustancias de corte y precursores indispensables para elaborar clorhidrato de cocaína (unos 31) en un zulo excavado en la tierra. En paralelo la policía registró varias viviendas de Madrid, en las que se decomisaron 7 kilos de cocaína y fueron detenidas seis personas, dos de ellas con la droga.
Pocho, el supuesto cabecilla
Por la vinculación a esta trama responden esta semana en la Audiencia Provincial los seis detenidos, cinco de ellos ciudadanos colombianos y el sexto el empresario de Alcázar que les alquiló la finca. Todos ellos se han declarado inocentes en la primera sesión celebrada este martes, incluido el presunto cabecilla J.R.P.V., alias ‘Papá’, ‘Pocho’, ‘Pocholo’ o ‘Pocholín’, apelativos que él niega, así como cualquier vinculación con el narcotráfico.
En libertad tras el pago de una fianza, no así como otros tres de los investigados, incluido su hijo E.A.P.M., ese acusado dice que nunca ha estado en Alcázar, que no conoce a los otros, y que en esa época se dedicaba al negocio de la maquinaria pesada, no al tráfico de drogas.
No sabe lo que hacían en su finca
J.F.R., que ha identificado a uno de los acusados como la persona que le alquiló la finca, se aparta de cualquier relación. Intermediario de productos agroalimentarios en estos momentos, este empresario de Alcázar asegura que gestiona una treintena de alquileres inmobiliarios, entre ellos el de la finca de la droga, y nunca supo a lo que se dedicaban las personas que le alquilaron la propiedad. “Pagaban en la oficina, muchas veces ni les veía”, ha dicho.
Los otros acusados, a excepción de la única mujer implicada en la trama, solo han respondido a preguntas de sus abogados para negar toda relación con el tráfico de drogas. Es más, uno de los acusados, E.B.A., la persona que supuestamente alquiló la finca, ha explicado al tribunal que en los primeros meses de 2016 ni siquiera vivía en España.
Los investigados tampoco se reconocen en una serie de conversaciones telefónicas interceptadas por la policía que se han escuchado en la primera sesión del juicio.
Este miércoles está previsto que declaren los agentes de la Udyco que intervinieron en la investigación, iniciada a finales de septiembre de 2015.
Importantes cantidades de químicos
En esa época los agentes de esta brigada especializada en estupefacientes detectaron que se estaban introduciendo importantes cantidades de productos químicos, de los que se utilizan en laboratorios clandestinos de extracción, síntesis, elaboración, procesamiento y corte de cocaína en la finca de Alcázar.
Según explica la fiscalía en su escrito de acusación provisional, la elaboración del clorhidrato de cocaína desde su origen hasta su finalización se suele llevar a cabo en tres fases: extracción de la cocaína y demás alcaloides de las hojas de coca, lo que la pasta de coca; purificación de la pasta de coca en cocaína base; y conversión en clorhidrato de cocaína. Para cada una de esas fases se necesitan productos químicos que posean determinadas propiedades.