Cuando se instaló en el imaginario colectivo ciudarrealeño la posibilidad de tener un teatro-auditorio a la altura de los mejores en las mayores capitales de provincia de España, el número 1 de los 40 Principales era ‘Llamando a la Tierra’, de M-Clan, y en la cartelera del cine estaban ‘Magnolia’ y ‘Un domingo cualquiera’. Se pagaba en pesetas y para conectarse a Internet se interrumpía la línea telefónica.
Si algo evidenció la crisis financiera del año 2008 fue la desmesurada ambición a la hora de proyectar ciertas infraestructuras en la década anterior. En Ciudad Real hay varios ejemplos. El Reino de Don Quijote, el aeropuerto o el proyecto del nuevo teatro-auditorio son buena prueba de aquellas ideas sobredimensionadas. Aun en estos días, todavía sobreviven los esqueletos de lo que pudo ser y no fue. Y este el caso del nuevo teatro-auditorio de Ciudad Real.
El futuro del proyecto del nuevo teatro-auditorio
Lanza ha tenido acceso al proyecto original de los arquitectos Eduardo Belzunce, Ángel Santamaría y Miguel Ángel del Valle. En él se puede observar la verdadera magnitud de la obra que se pretendía llevar a cabo y se entiende por qué se presupuestó en 25 millones de euros. Federico Pérez Parada, presidente del Colegio de Arquitectos de Ciudad Real, la califica como “monumental” y “quizás fuera de escala para una ciudad como la nuestra”.
Pérez Parada comenta que en la reunión que mantuvieron con el alcalde, Francisco Cañizares, en octubre de este mismo año, el nuevo teatro-auditorio fue uno de los temas a tratar, ya que ellos como corporación de derecho público y como arquitectos “están muy interesados” en que se solvente la situación de ese edificio. El arquitecto ciudarrealeño señala que “no es tan fácil como parece”. Y es que lo que está construido forma parte de un proyecto que fue aprobado, adjudicado y licitado y que “tiene una propiedad intelectual, esa construcción pertenece intelectualmente a unos autores”. En definitiva, habría que pedirles permiso o revisar la situación contractual para poder realizar las modificaciones o adaptaciones pertinentes.
El presidente del Colegio de Arquitectos le mostró su “total apoyo y compromiso” a Cañizares para todos los proyectos que la ciudad necesite y que la hagan “mejorar desde un punto de vista urbanístico”. Lo que sí reconoce el arquitecto es que para terminar o adaptar lo que hay construido del nuevo teatro-auditorio “se necesitaría mucho dinero”.
Una de las cosas que destaca como necesarias para el futuro del proyecto “es definir concretamente en qué va a consistir esta nueva instalación”. Él cree que hay algunas necesidades en la ciudad que deben acometerse “cuanto antes”, y deja fuera de esta urgencia al nuevo teatro-auditorio, aunque sí manifiesta que “ese proyecto tiene que ser acabado”.
Se estudiará un proyecto que permita acabarlo “según las posibilidades económicas”
Cabe destacar que este periódico le realizó una entrevista en profundidad al alcalde Cañizares en el mes de octubre, en el que el primer edil señaló que el proyecto de presupuestos del Gobierno de coalición de PP y Vox incluirá una partida “importante” para realizar un estudio de la situación del teatro-auditorio y para diseñar un nuevo proyecto que permita acabarlo. El alcalde subrayaba que sobre la mesa está “diseñar un nuevo auditorio sobre la base del proyecto anterior y hacer por fases la obra”.
Cañizares recuerda que el primer proyecto contemplaba la construcción de “un centro cultural de primera magnitud”, que incluía un auditorio principal, pero también otro más pequeño, locales de ensayo, espacios para preparar audiciones, oficinas, despachos y una zona de uso general. Por eso la intención es “fasear las obras según las posibilidades económicas a partir de un proyecto definido”.
La primera mención al proyecto del teatro-auditorio data del año 2000
El rumor de que había que hacer un nuevo auditorio empezó a sonar en la capital ciudarrealeña a finales de los 90. Según la hemeroteca consultada, la primera mención en este periódico a la posible creación de una edificación que complementara al Teatro Quijano se produce el 16 de marzo del año 2000, cuando Teresa Aguirre, primera teniente de alcalde del equipo de gobierno de Francisco Gil-Ortega (PP) anunció en rueda de prensa la solicitud de ayuda del Ayuntamiento a “otras instituciones para construir un nuevo auditorio cubierto con más capacidad en la ciudad, puesto que el Quijano se nos está quedando pequeño”.
Uno de los principales escollos desde el principio del proyecto fue la financiación. En una España en plena bonanza económica y metida de lleno en el boom inmobiliario, casi todos los proyectos parecían viables. Según la hemeroteca del diario Lanza, en marzo de 2001, Rafael Romero, entonces concejal de Cultura del Ayuntamiento de Ciudad Real, alegó que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (JCCM) denegó la subvención para afrontar este proyecto. No todos los comienzos son fáciles.
Sin embargo, las menciones a esta idea son breves y someras en la hemeroteca de la época. No es hasta el año 2003 cuando el primer edil tiene que salir al paso de ciertos rumores de venta del Teatro Quijano y desmentirlos. La siguiente mención relevante al nuevo teatro-auditorio en Lanza data de los primeros días del año 2004.
El entonces alcalde, Francisco Gil-Ortega, anunciaba que el presupuesto de ese año contemplaría una partida para el proyecto e inicio de las obras, que aseguraba que comenzarían a finales del 2004. Gil-Ortega señalaba que era “una de las prioridades del equipo de gobierno” y hablaba sobre la financiación. De ella decía que correría a cargo del Ayuntamiento de Ciudad Real y de la JCCM y afirmaba que el entonces presidente del Gobierno regional, del PSOE, José Bono, había adquirido ese compromiso en una reunión entre ambos.
2004: Barreda se compromete a financiar parte del proyecto del teatro-auditorio
El 2004 supone un empujón para el proyecto del nuevo teatro-auditorio de la capital ciudarrealeña. El 29 de septiembre, en las páginas de este periódico se podía leer este titular: “José María Barreda compromete ayuda económica para un nuevo auditorio”. En esa pieza, se afirma que Barreda, ciudarrealeño y ya presidente de Castilla-La Mancha -tomando el relevo de Bono- se había comprometido a financiar de forma conjunta con el Ayuntamiento la construcción de un nuevo auditorio para la capital manchega, y que este proyecto tendría un coste de unos 7,2 millones de euros.
Lo cierto es que ahí todo parecía ir sobre ruedas y que en unos años -no muchos- Ciudad Real contaría con un nuevo teatro-auditorio acorde a sus necesidades. O quizás por encima. Eso se verá más adelante. El siguiente año pasa con alguna mención esporádica en la prensa y poco más.
2006: el proyecto despega
Es 2006 el año que marca un antes y un después en este proyecto. Es durante estos meses cuando se adjudica su creación a Arquias Arquitectura. La Empresa Municipal del Suelo y la Vivienda (EMUSVI) convocó un concurso de ideas que ganaron los madrileños con una puntuación de 86 sobre 100.
El jurado integrado, que estuvo formado por el alcalde, los concejales de Cultura y Urbanismo, un edil del PSOE, el gerente de la EMUSVI, un representante del Colegio de Arquitectos y, como asesores especiales, los autores del Palacio Euskaldún de Bilbao, Federico Soriano y Dolores Palacios, y el actor y humorista manchego Millán Salcedo, consideró que este proyecto era el mejor de los 6 que se presentaron. Era la primera vez que se hablaba firmemente de materiales, ubicación, etc.
En la memoria del anteproyecto se recogía que la sala principal, con capacidad para 1.100 espectadores, se había concebido como una gran caja portante de hormigón, que a su vez protegería el interior de los ruidos exteriores. Se hablaba de condiciones de audición y visión de probada eficacia. Asimismo, se mencionaban las facilidades que tendría para medios audiovisuales y multimedia.
En cuanto a los materiales, la piel, envolvente exterior, se planteaba como una doble capa de vidrio laminar, con texturas y tonos interiores que proporcione la visión densa, no transparente, que a la vez proporcionaría el soporte audiovisual necesario para utilizar la fachada como gran pantalla de proyección. En cuanto a los acabados interiores, el proyecto hablaba de la utilización de piedra caliza, mármoles y granitos, además de acero inoxidable y aluminio para barandillas, pasamanos, etc. Durante aquella presentación, y por lo que se ve en la noticia publicada en el diario Lanza, se pudo ver el primer render -la primera imagen- de lo que iba a ser el nuevo teatro-auditorio.
Vicente Gallego, concejal de Urbanismo en 2006, comentaba a este periódico en agosto de aquel año, que el proyecto definitivo se presentaría “a finales de septiembre” y que sólo quedaba el visto bueno de los técnicos municipales del Ayuntamiento. En los 15.000 metros cuadrados del solar ya se podían ver dos vallas publicitarias de gran tamaño anunciando la próxima construcción del nuevo teatro-auditorio. Cabe destacar que este proyecto que sería presentado en el otoño de 2006 era un “proyecto básico”, como se tituló en este diario.
Primeras críticas del grupo socialista municipal
Ese mismo mes, Nicolás Clavero, concejal del PSOE responsable del área de Economía y Hacienda, denunció que el equipo de gobierno había dejado sin ejecutar más de 40 obras durante el año 2005. Como se puede extraer de la noticia que publicaba el diario Lanza sobre estas declaraciones, una de las obras a las que se refiere era del nuevo teatro-auditorio: “Pese a estar presupuestada, la primera fase de las obras del teatro-auditorio no han comenzado”.
Las obras no comenzaron ni se adjudicaron, ni siquiera se presentó el proyecto definitivo. El alcalde Gil-Ortega comentaba este imprevisto y confiaba en que durante el mes de noviembre del año 2006 se pudiera presentar todo y “comenzar las obras de forma inmediata a principios de 2007”. Estas palabras las dijo en la presentación del proyecto junto a los arquitectos Eduardo Belzunce y Ángel Santamaria, de Arquias Arquitectura, así como delante de maquetas del nuevo teatro-auditorio y una presentación audiovisual donde se mostraban los renders de cómo quedaría en el futuro.
Allí se habló de que contaría con una gran sala con un aforo de 1049 butacas, además de otras 180 de una sala pequeña destinada a actos de pequeño formato. Los arquitectos comentaron la influencia del Kursaal, de Moneo, en San Sebastián, o del Auditorio de Badajoz y añadieron que su proyecto necesitaría de 24 meses de obras. Se hablaba, incluso, de que el edificio contaría también con un Centro de Arte Contemporáneo sobre una superficie de más de 2.000 metros cuadrados.
En diciembre de ese mismo año, Miguel Ángel Rodríguez, entonces concejal de Hacienda en el Ayuntamiento de Ciudad Real, presentó en rueda de prensa el presupuesto del año 2007. Ahí, ya se hablaba abiertamente de un presupuesto de casi 25 millones de euros, para los que, según lo publicado después de esa atención a los medios de Rodríguez, “ya había una partida de 3,2 millones de euros”. Como se puede comprobar, el año 2006 fue el año donde el proyecto del nuevo teatro-auditorio empezaba a coger forma, seis años después de su primera mención en los medios de comunicación. Hasta los ciudarrealeños eligieron su nombre en una campaña del Ayuntamiento: se llamaría Teatro Cervantes.
Rosa Romero puso la primera piedra
Sin embargo, en el 2007 no se hizo nada del proyecto. En enero de ese año, Gil-Ortega hace público el próximo inicio de las obras y garantiza su conclusión para el año 2008. A pesar de la colocación simbólica de la primera piedra en mayo, siendo alcaldesa ya Rosa Romero (PP), la construcción no comenzaría hasta el año 2008. Según los datos que se dieron entonces, en ese año debían terminar. Para la primavera, se habilitó en la página web del Ayuntamiento una sección con el plan del futuro nuevo teatro-auditorio de Ciudad Real, proyectado como “un espacio innovador para el entretenimiento y la cultura”.
Y se hace hincapié en su importancia para una ciudad en crecimiento, buscando posicionarse como un punto clave en el panorama cultural a nivel nacional. El año termina con el alcalde pidiendo financiación para el proyecto, según la hemeroteca consultada, lo que sorprende cuando se había afirmado en numerosas ocasiones que ya se contaba con ella, tanto desde el Ayuntamiento como la comprometida por parte de la JCCM.
Crisis del 2008 y paralización de las obras
Es al año siguiente cuando las obras parecieron avanzar. A pesar de los grises que habían acompañado al desarrollo del nuevo teatro-auditorio, nadie podría imaginarse lo que estaba por llegar: la crisis del 2008. Una coyuntura económica que no se veía desde hacía casi un siglo y que cambió las reglas del juego político y estableció un nuevo paradigma sociocultural. El equipo de gobierno del Partido Popular, ya con Rosa Romero como alcaldesa, decidió aplicar políticas de austeridad, pero mantuvo las obras públicas activas todo lo que pudo.
Y llegaron hasta 2010. Con paralizaciones intermitentes, con idas y venidas, con desapariciones y apariciones del proyecto del imaginario colectivo y de los medios de comunicación locales, pero para 2010, en el solar elegido, se erigía imponente una mole de hormigón. Era el armazón y la estructura de lo que debía ser el nuevo teatro-auditorio. Para esas fechas ya se empezó a levantar cierto polvo, tanto en la opinión pública como en la oposición del grupo socialista de la ciudad.
A finales de aquel año, con España sumida en una crisis sin precedentes, las inversiones en obra pública suscitaban el interés de los medios de comunicación. Como se hacía mención al principio de estas líneas, las obras mastodónticas y sobredimensionadas de la España de bonanza, de un lado y de otro, eran ahora fuertemente criticadas desde todos los frentes. Durante 2010, los partidos de la oposición, según lo encontrado en la hemeroteca, acusaron al Partido Popular de aprobar “presupuestos ficticios” y preguntó al equipo de gobierno cuánto iba a costar la paralización de las obras del nuevo teatro-auditorio.
Hasta aquí la historia real del proyecto, porque todo lo que ha venido después ha sido una batalla política de intercambio de acusaciones que han salpicado los mandatos de Rosa Romero (PP), Pilar Zamora (PSOE) y Eva María Masías (Cs). El parking construido debajo de lo que iba a ser la plaza del auditorio se habilitó como depósito municipal, y poco más.
La precuela de este reportaje se escribió hace 11 años
Para el año 2012, en el Diario Lanza se realizó una cronología de lo que había acontecido a este proyecto en los primeros 12 años del siglo XXI. En ese reportaje, del que ya hace más de una década, se habla de Agustín Espinosa, responsable de Urbanismo del PSOE, que señaló deficiencias en la labor del Ayuntamiento, afirmando que el “teatro enfrentaba problemas financieros desde su concepción”. Lanza mostraba la crítica que hacía el grupo socialista sobre que la construcción del proyecto “hubiera comenzado sin solicitar ayuda a la Junta”. Como se muestra en la hemeroteca de este periódico, Barreda se comprometió a financiar el 50%.
Según el reportaje consultado, el plan de financiación contemplaba la generación de ingresos a través de la venta de parcelas municipales, pero, según el PSOE municipal, ni las ventas ni los ingresos se concretaron como se había previsto, lo que sumió a esta infraestructura en una situación sumamente delicada. Por otro lado, Nicolás Clavero, encargado de Hacienda en el PSOE municipal, en 2007, denunció la adjudicación de las obras del nuevo teatro por 17675,381 euros sin contar con una financiación ordinaria. Advirtió que, por “primera vez en la historia del ayuntamiento, se financiaría vendiendo terrenos del patrimonio municipal, lo que él consideraba un verdadero déficit de financiación”.
Sin embargo, el Ayuntamiento atribuyó las distintas paralizaciones y retrasos en la ejecución a dos razones principales. En primer lugar, señaló la crisis económica mundial, la cual generó una disminución de ingresos para el Consistorio. En segundo lugar, mencionó la “falta de apoyo de la Junta”, con el que se contaba. El respaldo financiero de la Junta ha sido un tema controvertido que ha enfrentado a estas dos instituciones desde los inicios del proyecto.
Del Ayuntamiento a la Junta y viceversa
El Ayuntamiento criticó la falta de apoyo económico por parte de la Junta para el teatro-auditorio de Ciudad Real, mientras colabora con otros teatros como el de Daimiel. Mientras tanto, la Junta, bajo el mandato del socialista José María Barreda, ha mantenido su negativa a respaldar el proyecto liderado por el equipo de Rosa Romero. Con el cambio político en el gobierno regional, se desconoce si se obtendrá apoyo financiero de la Junta para cubrir los costos del proyecto. Hasta el momento, ni los presupuestos de la Junta ni los del Ayuntamiento incluyen fondos para este proyecto.
Por otro lado, de aquella información se pueden sacar dos conclusiones: la opacidad que hubo alrededor del proyecto desde sus inicios y sirve para comprender el por qué ha sido uno de los temas más controvertidos en el debate político de la ciudad. El resto de la década entre 2010 y la actualidad se ha pasado con críticas de unos a otros, con el PSOE con un talante beligerante respecto al tema -llegaron a imprimir 16 mil folletos con su punto de vista sobre el proyecto- y como un tema latente en el imaginario colectivo ciudarrealeño.
En los años centrales de la década 2010-2020, el grupo socialista, primero en la oposición y luego en el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Ciudad Real, utilizó de manera relativamente frecuente el asunto del nuevo teatro-auditorio para lanzarle reproches al equipo de Rosa Romero, primera edil entre 2007 y 2015. Desde el grupo popular, sin embargo, siempre han achacado el fiasco del proyecto a la falta de palabra de la Junta, que se comprometió a aportar financiación que nunca apareció.
Para la opinión pública es parte de la prodigalidad que asoló a España en el boom inmobiliario. El proyecto del nuevo teatro-auditorio, lo que hay puesto en pie a finales del 2023, costó casi 15 millones de euros para una mole de hormigón, un parking y una plaza sin sombra. Ahí se había quedado el tema, saliendo a colación de vez en cuando, hasta que el actual alcalde, Francisco Cañizares, mostró su firme intención en campaña de adaptar y darle salida a algo que la ciudad necesita: un nuevo teatro.
El mausoleo de una época
Aquel barrio, ahora llamado ‘el del Go Fit’ o ‘el del Conservatorio’ por la presencia del gimnasio más grande de la ciudad y del nuevo -ya no tan nuevo- Conservatorio Marcos Redondo, creció, nació un parque -Juan Pablo II- y va camino de ser uno de los barrios residenciales con más proyección de Ciudad Real. Entre esas dos edificaciones funcionales, por las que pasan miles de personas al día, y como si la sombra la escondiera, se encuentra la obra del nuevo teatro-auditorio.
También ha servido de lienzo para grafiteros, de escondrijo para besos furtivos de muchos chavales que ni recuerdan cuando aquello era campo o, simplemente, ha servido como buen fondo para capturar una fotografía de aspecto urbano para Instagram.
Cuántos solares a medio construir, cuántos edificios derrumbados, cuántas rotondas en mitad de la nada y cuántos proyectos que fueron pájaros en la cabeza se han visto en esta primera parte de siglo en España. El hechizo se acabó en 2008 y, ahora, los ciudarrealeños que cenan en un famoso bar que coloca su terraza en la plaza -la misma que en el proyecto parecía luminosa y con arbolitos- suelen comentar: “¿Qué pasará con esto?”
Si nos guiamos por las intenciones del alcalde Cañizares, esa pregunta puede tener respuesta en los próximos tiempos. Visto lo visto, que la suerte le acompañe para encontrar el buen hacer ante la obra ambiciosa que, como otras, parecía que iba a hacer de Ciudad Real algo que al final no ha sido. Un mausoleo de hormigón, vacío, que sólo viene a mostrar lo que pudo ser y no fue, como casi todo en aquellos años.
