Se suele decir que el año comienza de verdad en septiembre y no el primero de enero. El curso marca el devenir de la Administración, de las familias y hasta de los medios de comunicación. La vida moderna está estructurada intentando respetar el periodo estival, aunque cada vez sea más complicado.
Con este nuevo inicio, el flujo de cambios de residencia, viajes y nuevas vidas marca los últimos días del verano. Los estudiantes son los principales protagonistas del mes de septiembre. En el caso de los universitarios supone en muchas ocasiones empezar una etapa fuera del núcleo familiar, incluso a cientos de kilómetros, con el objetivo de andar su propio camino y conseguir sus metas y objetivos.
La ansiedad por encontrar piso
Para Celia, natural de Villarrubia de los Ojos, y su compañera, ambas de 18 años, la experiencia de buscar piso ha sido “muy agobiante, para qué mentir”. Las dos comienzan su primer año de carrera en los próximos días, lo que contribuye un punto más a la “ansiedad” por tener todo preparado antes de los primeros días de universidad. “En la primera inmobiliaria la experiencia fue muy regular, con pisos muy antiguos y muy lejos del campus”, comenta Celia.
En consecuencia, acabaron buscando piso a través de una inmobiliaria recomendaba por su tía. “La mujer fue muy agradable y nos recomendó varios pisos”, asegura. Su casero actual es “un hombre encantador” que les ha cambiado varios muebles. Un inmueble para 4 en el que, de momento, están 3 chicas y por el que pagan 500 euros sin calefacción. Celia y su compañera han llegado a puerto sanas y salvas en la odisea de su búsqueda de piso.
José (20) por otra parte, vive en residencia porque prefiere la comodidad de que le den todo hecho. “En la residencia te incluyen las comidas y la limpieza”, dice. Aunque el piso le saldría más económico, “evito las cosas chungas del mercado de alquiler”. La residencia sigue siendo una opción valorada por muchos estudiantes, sobre todo en los primeros años de carrera, ya que proporciona una estabilidad y una seguridad que reduce la ansiedad y el agobio de encontrar piso antes de que comience el curso.
Algunas inmobiliarias no retiran los anuncios de pisos ya alquilados
Si hablamos de malas experiencias, Carmen (20) comenta que una inmobiliaria de la capital tenía puestos pisos en los anuncios que luego estaban alquilados. “Fue muy frustrante, porque cuando creías que habías encontrado el piso ideal en los anuncios, contactabas o incluso ibas a verlo y ya estaban ocupados”, asegura. Y se pregunta por qué la inmobiliaria no los retira de los anuncios: “Es un fastidio para gente como nosotros”.
Esto la llevó a desplazarse personalmente a Ciudad Real desde Castellar de Santiago para acometer la búsqueda de vivienda y contactar con otra inmobiliaria. Carmen remarca que los pisos que les enseñaron en ambas estaban en “muy malas condiciones que no estaban preparados para ser habitados”. Incluso se plantearon quedarse en alguno de ellos “porque no les quedaba otra”.
Sin embargo, en ese bloque una vecina que la vio en su búsqueda, contactó con ella y le ofreció una vivienda suya en alquiler. “Ese piso es donde vivo desde hace 3 años, recién reformado y con un trato personal excelente”, comenta. Carmen critica el “poco trato personal” de las inmobiliarias y la “nula empatía” con su situación.
Antonio, en su tercer año de carrera, ha estado en dos pisos desde que llegó a Ciudad Real. La primera vivienda en la que estuvo tenía unas condiciones “normales”, pero asegura que el casero era “un sinvergüenza”. Sus compañeros y él tuvieron que pedirle las facturas de todos los gastos que se acometían en el piso porque se dieron cuenta de que les estaba “tangando” metiéndoles dinero de más.
Después de ese año, Antonio se mudó a su vivienda actual. Y lo hizo a la de una amiga de su madre, que les modernizó el piso por el que paga 150 euros para disponer de su habitación, bien situado.
Es recurrente ver cómo muchos estudiantes se mueven a través de contactos y de caseros privados intentando evitar las inmobiliarias y los portales de anuncios de alquiler. Quizás desalentados por el tipo de oferta, o por las condiciones de los caseros, muchos prefieren intentarlo con gente conocida o con amigos de amigos o familiares.
Un intento de estafa
Yuliana (22), es de Daimiel y estudia una carrera de letras en la capital. Ella puso un aviso en un conocido portal de anuncios de que buscaba piso. Una mujer -María, supuestamente- le contactó y le ofreció un piso que luego descubrió que no existía: “Llegamos a negociar el precio del piso”. La mujer refirió que tenía que hablar con su marido en una llamada telefónica con María en la que hablaron sobre la fianza. Yuliana se olió algo raro y buscó el número en la red. Y encontró el teléfono en una página de avisos contra estafas.
María resultó ser una identidad robada, y Yuliana esquivó la bala. Afirma que en la red vio comentarios de otras personas que habían sido estafas o a punto de serlo en las horas previas a sus contactos con la supuesta María. Es más, asegura que ha mirado después y los comentarios negativos y avisos se siguen sucediendo.
La visión de un profesional del sector inmobiliario
Ethan Valentín es franquiciado de Tecnocasa en Ciudad Real. La oficina está situada en la calle Paloma, por lo que su zona de influencia abarca todo el barrio del Perchel, que suele ser el predilecto por los estudiantes por su cercanía a la universidad, al centro y al Torreón, zona de fiesta de la ciudad.
“Ahora mismo hay más demanda que oferta en la ciudad”, asegura Valentín. Esto complica mucho la búsqueda de piso para los estudiantes, tanto por la escasez como por la inevitable subida de precio. Él lo achaca a la coyuntura económica y política actual: “Se ha roto el ciclo natural en el que un inquilino da el paso a comprar la vivienda porque tiene reticencias debidas a la subida de tipos, la inflación, la incertidumbre política y otro tipo de factores”, comenta.
Valentín cree que la oferta no compensa la demanda y pone de ejemplo un caso reciente vivido en su oficina: “Vinieron unas estudiantes italianas pidiéndonos por favor que les encontráramos algo”. Su experiencia Erasmus había comenzado en un hotel, según relata Valentín, porque “no había forma” de encontrar vivienda.
El franquiciado asegura que Ciudad Real es un mercado inmobiliario peculiar y habla de una figura que en otras ciudades es difícil de encontrar: la familia que se mete en la compra de un piso para sus hijos en etapa universitaria. “Aquí hay padres que se lanzan a invertir porque les sale parecida la cuota de la hipoteca y la del alquiler”, asegura. Y luego, según Valentín, esos inmuebles pueden estar disponibles de nuevo en la oferta de alquiler: “Cuando acaban la universidad, algunos se van y los padres alquilan ese mismo piso a otros estudiantes”, comenta.
Para él, la descompensación entre oferta y demanda en el mercado del alquiler de pisos “se regularizará”, pero es cierto que ahora mismo “vuelan”. En el mes de julio, en su oficina cogieron más de una decena de inmuebles en alquiler que “duraron una semana”. Respecto a las condiciones, Valentín asegura que ellos sólo piden un mes de fianza y que el padre o madre del estudiante acredite con un contrato laboral que se puede hacer frente a los pagos.
Francisco Javier Ramos, casero de dos pisos de estudiantes
En el otro lado de la historia, nos encontramos a Francisco Javier Ramos (34), residente en Manzanares que adquirió dos pisos en la capital para alquilarlo a estudiantes. Ramos reformó ambas viviendas con cierta inversión y ahora se muestra muy conforme con los resultados: “Se van pagando solos, porque Ciudad Real es una ciudad universitaria y el flujo es constante”, asegura.
Su experiencia como casero es muy positiva: “Mis inquilinas de uno de los pisos han estado 3 años, hasta que han acabado la carrera”. Y ve complicado tener unas mejores. “Ha habido un trato de honestidad mutuo”, señala.
En su otra propiedad también han repetido: “Yo los reformo para dejarlos como a mí me gustaría encontrármelos”, comenta. Ramos cree que ahora mismo hay poca oferta para tal demanda y que los pisos “vuelan”. El último tardó en alquilarlo 2 días y se los quedaron “las primeras que lo vieron”.
El final del cuento
Cada septiembre comienzan nuevas vidas, nuevas etapas y muchos estudiantes inician su propio camino, su independencia y vuelan del nido familiar para enfrentarse a las vicisitudes de la vida. Y en esa amalgama de sentimientos casi siempre les surge una duda: “¿Encontraré piso?” Con esa frase suele comenzar una aventura, a veces positiva, otras tantas para olvidar, pero que sin duda formarán parte de su historia vital.