Ramón Ruiz
Ciudad Real
Hace tan solo 15 días conocíamos uno de los casos más repulsivos de maltrato animal que se han producido en Ciudad Real en los últimos tiempos. Desde una furgoneta con la matrícula tapada, unas personas lanzaban a dos pequeñas podencas (Raíz y Tierra) en un estado de desnutrición extrema y con un avanzado caso de sarna que les había hecho perder el pelo y había dejado su piel cubierta de costras y escamas. Unos días después, los voluntarios de la Protectora’La Bienvenida’ recogían en Miguelturra a Bosque, otro podenco de la misma camada que, aunque menos grave, presentaba los mismos síntomas que sus hermanas.
Desde entonces, estos tres animales, que han sido víctimas del lado más despreciable del ser humano, han conocido el otro lado, el de la solidaridad de cientos de personas que han aportado dinero, alimentos, medicinas y sobre todo, su tiempo, para ayudarles en un proceso de recuperación que en solo 15 días resulta evidente. “Hoy mismo nos ha escrito una mujer de Estado Unidos, que nos ha hecho un cheque regalo de 500 euros para adquirir los productos que necesitemos en una página web”, nos cometa Ana Robles, una de las voluntarias de la Protectora La Bienvenida que ha seguido el caso de estos tres podencos. Y esta es solo la última de una larga lista de contribuciones llegadas desde todas las partes del mundo, para ayudar en este caso especialmente mediático. “Hemos tenido los teléfonos colapsados”, subraya la voluntaria, destacando que este caso ha despertado una ola de solidaridad que, más allá de la ayuda concreta para el tratamiento de los tres podencos, también ha servido para que La Bienvenida recaude fondos para ayudar a los cientos de perros que “sin ser tan mediáticos, también necesitan ayuda”.
Camino a la adopción
Todavía aislados del resto, porque su sarna es contagiosa, Raíz, Tierra y Bosque se recuperan del prolongado maltrato en el Centro Canino Alvacán, donde fueron acogidos desde el primer día. Aunque aún son reacios a cualquier ser humano que no sea Juan Carlos y Virginia, los gerentes del centro, o las voluntarias de la protectora que hacen su seguimiento, los tres podencos han experimentado un considerable cambio físico en estas dos semanas. Ya sin rastro de costras que cubrían su cuerpo -especialmente grave era el caso de Raíz- y habiendo ganado varios kilos con una dieta especial, los animales consienten nuestras presencia e incluso, cuando les ofrecemos una salchicha se acercan lentamente hasta nosotros para comer y en el caso de Bosque, que necesitó de un bozal cuando lo recogieron por su violencia, se deja ya acariciar, después de constatar que no todas las personas son como aquellas que los criaron.
El objetivo, una vez terminen de recuperarse y finalicen el tratamiento veterinario, es la adopción. En este sentido, el que más avanzado está es Bosque, por el que se ha interesado una mujer de Burgos y se han iniciado ya los trámites de adopción. En el caso de Raíz y Tierra, la voluntaria de la protectora señala que, cuando se cure del todo su sarna, serán enviadas a la asociación Evolución de Madrid, con la que colaboran habitualmente y que también ha solicitado su adopción.
Más controles
Ciudad Real es una provincia especialmente negra en el abandono y el maltrato animal. Especialmente en el ámbito rural y en conexión con actividades cinegéticas, son muchos los casos de maltrato que, sin llegar al extremo de estos tres podencos, se suceden cada año.
“Es necesario que el Seprona aumente los controles para evitar este tipo de casos y que se sancione con dureza a las personas capaces de tratar así a un animal”, comenta el gerente del centro canino, que remarca que el estado en el que llegaron estos podencos no es fruto de una enfermedad o de un problema puntual, sino “de estar meses encerrados en un espacio sin ningún tipo de higiene, alimentación ni cuidado”.
Sobre esta cuestión, la voluntaria de la protectora remarca que, últimamente están encontrando muchos casos de perros abandonados en el campo que tienen chip, pero sin ningún tipo de información sobre sus propietarios. Por ello reclama que, en los controles del Seprona, se inspeccione más minuciosamente.
Raíz, Tierra y Bosque han sido testigos de lo peor del ser humano, pero, desde hace unos días, están descubriendo que no solo somos animales salvajes capaces del mal por el mal, sino que también albergamos la capacidad de ayudar y dar cariño.