A.G., el hombre de origen rumano que arrolló con su vehículo y dejó tirado a un repartidor de pizza que circulaba en moto en Tomelloso ha reconocido ante la Audiencia de Ciudad Real que cometió un delito de conducción temeraria con resultado de lesiones graves, y otro de omisión del deber socorro, por los que ha sido condenado a penas que suman 3 años y nueve meses de prisión.
Con la conformidad A.R. consigue una rebaja de la pena inicial (pedían 5 años y medio), y el perjudicado intentar pasar página de un accidente que le ha cambiado la vida, y por el que ha sido indemnizado por la aseguradora del vehículo.
“Nos parece un acuerdo razonable”
“Nos parece un acuerdo razonable”, ha explicado José Luis Vallejo, el abogado del perjudicado, un hombre de 36 años que se ha quedado parapléjico por el accidente, ocurrido hace casi dos años en un cruce de calles en Tomelloso.
El jurado del caso ni siquiera se ha constituido, al tratarse de una solicitud de pena de menos de seis años la ley permite conformidades previas entre las partes que la sala, en este caso la sección primera de la Audiencia, ratifica.
No respetó un Stop, golpeó a la moto y huyó
A J.M.P.A., de 36 años, y empleado como repartidor de pizzas a domicilio en Tomelloso la vida le cambió un 27 de febrero de 2019. Esa noche de miércoles, sobre las diez y media, un conductor imprudente que no respetó una señal de Stop en un cruce arrolló la moto que conducía y lo desplazó a treinta metros de distancia. El conductor paró, y varias de las personas que viajaban con él, pero solo para retirar la motocicleta que se quedó atrapada en los bajos del vehículo. Después se dio a la fuga hasta que varias horas después lo detuvo la policía.
La víctima, que antes de caer al suelo se golpeó con otro vehículo, salvó la vida pero se ha quedado parapléjico, con secuelas que además le afectan a la capacidad de hablar.
El imputado no viajaba solo. Con él iban al menos tres personas que fueron determinantes para localizar al conductor huido, al parecer venían de un bar esa noche y no querían problemas. El coche estaba a nombre de la mujer del acusado.
A.G., que ha reconocido su culpa, está en prisión preventiva desde hace casi dos años, que se le restarán cuando esta condena sea firme.