Existen numerosas corrientes que tratan de explicarlo y cambiar los mapas prefijados, porque entienden que los marcos fronterizos con siglos de polvo enquistado, no favorecen los cambios de tendencia y el desarrollo de los “polinúcleos” dentro de las comarcas de influencia.
Desde el departamento de geografía y ordenación del territorio de la Universidad de Castilla-La Mancha, el grupo de investigación DETER (Desarrollo Territorial de Castilla-La Mancha), llevan décadas desarrollando propuestas y alternativas, que no entienden de banderas sino de necesidades de reordenación geográfica. En primer lugar, fue el catedrático Félix Pillet, el encargado de dirigir el equipo; hoy asume su testigo María del Carmen Cañizares, aunque ambos siguen trabajando en la misma dirección, ésa que los políticos no acaban de asumir para hacer que el trabajo planteado desde el ámbito académico pueda llegar a transformarse en una realidad.
Nuestro objetivo, explica Pillet, “es analizar, estudiar e investigar el desarrollo territorial de la región”. En este momento, donde se está celebrando el cuarenta aniversario del estatuto de autonomía, “estamos obligados a hacer un replanteamiento, que es justo lo que hemos expresado en un libro “Leyendo el territorio”, que ha tenido un gran impacto en el mundo universitario geográfico”.
El proceso de cambio, lo explica el catedrático como el paso de una modernidad sólida a una modernidad líquida, “donde se ha pasado de la planificación de las ciudades; a una posmodernidad, donde la planificación urbana ha dejado de estar de moda. Se aprueban leyes para ello, pero se abandona un poco el objetivo”.
Prueba de que la clase política ha ido dejando el problema de reorganización cabalgando por el tiempo, sin acogerse a las soluciones planteadas por los expertos, son algunas de las fechas que recuerda Pillet y que pudieron cambiar el rumbo de los territorios. “En 1982 se aprueba el estatuto de autonomía. En su artículo 29 habla de ordenación supramunicipal y recoge que se podrá comarcalizar y es algo que no se hace. Se generan mancomunidades de servicio, pero dejan fuera a los municipios grandes”.
En ese recorrido temporal, el profesor también recuerda que “visto que no se quería comarcalizar, planteamos una nueva ordenación supramunicipal, atendiendo a los nuevos criterios de la reforma del estatuto de 2007 aprobada en Toledo”.
Finalmente, recuerda, “nuestro grupo propuso otro Plan de Ordenación Territorial que se le añadía a la Estrategia Territorial. Claro, si esto se hace en 2010, lo lógico es haber utilizado la Estrategia Territorial Europea que se había aprobado en 1997. Nosotros nos llaman para colaborar y presentamos una propuesta de mapa de policentrismo, aplicando la Estrategia Europea; así como un mapa de diez áreas funcionales municipales aplicadas a Castilla-La Mancha”. Entonces, rememora, “la consejería de Fomento les gusta, pero aquello se paraliza. Quieren poner en funcionamiento una nueva Ley para ordenar el territorio y el paisaje como algo conjunto, ganamos el concurso, se hace un borrador de propuesta de Ley, pero lamentablemente fallece la consejera, Elena de la Cruz y desde entonces, no se vuelve a hablar de esto”.
La falta de planificación ha provocado que se hayan dejado escapar oportunidades para posicionar elementos como la Universidad en ciudades como Ciudad Real. “Ésta podría ser una ciudad universitaria; y sin embargo, Ciudad Real no se entiende como tal, sino que hablamos de ciudad administrativa y otras tantas cosas. No se ha sabido gestionar para que la ciudad crezca alrededor de su Universidad y por tanto, se ha perdido una gran oportunidad de organización”.
Pillet defiende que “una ciudad siempre tiene que tener previsto por dónde van a crecer, por dónde se va a planificar”. En Ciudad Real, critica, “se hizo un avance del Plan de Ordenación Municipal y ya no se ha vuelto a hablar de él”.
Reorganizar como clave para abordar problemas como la despoblación
La despoblación, el empobrecimiento de comarcas o la mala comunicación entre municipios, forman parte de un mismo conjunto donde resalta el problema de ordenación territorial. Enumera el experto en geografía que “se debería abordar en qué áreas funcionales hay problemas. En una estrategia territorial, se tiene que ver en primer lugar cuáles son los núcleos urbanos que pueden organizar mejor la región; cuáles son las autovías y carreteras que lo unen, cuáles son las áreas de influencia, el área funcional urbana que la circunda y luego abordar los problemas propios de cada uno; ya sea de industrialización, de población o de lo que fuere.
Sobre este punto, también se pronuncia la profesora universitaria e investigadora de la UCLM, María del Carmen Cañizares: “El objetivo es conseguir el equilibrio territorial. Tenemos que intentar que haya una armonía territorial”.
Durante los últimos años, se ha venido repitiendo un concepto que ha saltado de los periódicos a la agenda política. “La España vaciada es un concepto que viene del mundo periodístico, que ha tenido mucho éxito, pero esto siempre ha existido. Nuestro territorio regional, como otros tantos de la España de interior en nuestro país, ha ido perdiendo población a lo largo del S.XX. Se ha puesto de moda y no está mal porque nos ha permitido volver a hablar de despoblamiento, enfocar algunos problemas, que se haya generado un pacto por la despoblación; en definitiva, que se mueva; aunque ya te adelanto que es un problema con muy difícil solución”.
Cañizares plantea que “si se planificara en base a áreas funcionales urbanas, probablemente algunos problemas de cada área se podrían solventar”.
Sin embargo, su compañero y predecesor, Félix Pillet se fija en la principal traba para la conquista académica, la burocracia. “Una mejor planificación territorial, sólo sería posible partiendo de la base de un nuevo estatuto de autonomía para que lo que ahora recoge el artículo 29, acabase con los límites provinciales. Ordenar las provincias no tiene sentido. Tiene sentido organizar la región. Tenemos que reagrupar municipios. Necesitamos una Ley que ponga todo patas arriba y cambie los conceptos de municipalismo. Delimitar las áreas, tenemos problemas que surgen en estos pequeños territorios”.
Difícil futuro cuando no hay decisiones
Jugando a adivinar el futuro, vaticinan Pillet y Cañizares que “si no hay una reordenación del territorio, la situación en nuestra región y en tantas otras, sería similar a la actual, con grandes desequilibrios territoriales sin abordar”.
Por ello, también es importante una cuestión que desde la Universidad sí pueden abordar como primer requisito, volver a enganchar al alumnado y que sean partícipes del problema y de las soluciones que deben plantearse.
Actualmente, confiesa Cañizares, “la gente joven no se preocupa. Tenemos que enseñarles su territorio y que comprendan lo que les rodea. Si lo conseguimos es que algo hemos hecho bien”.
Al fondo del encuentro de Lanza con los dos académicos quedan espacios reconocibles, paisajes que forman parte de la idiosincrasia de Ciudad Real y de su conciencia social. “Los paisajes nos identifican como sociedad y es una pena que no pongamos en valor el entorno que nos rodea”, se lamenta la profesora, mientras suena el click de la cámara de fotos para ilustrar estas líneas que son críticas, pero que tienen la esperanza de un día volver a ser escuchadas.