La mala cabeza de M.F.N., el sin techo de 56 años que atracó la sucursal del BBVA de la avenida Reyes Católicos de Ciudad Real el pasado 29 de noviembre, podría costarle ocho años de cárcel, cinco por el atraco, del que se llevó 1.030 euros, y otros tres años más por robarle 10 euros a un hombre en Miguelturra la noche anterior.
La fiscalía lo acusa de robo con fuerza e intimidación en ambos casos, un extremo que ha negado con vehemencia en los dos juicios rápidos que ha tenido que afrontar hoy en el juzgado de lo Penal número 1 de Ciudad Real.
“Esto es un atraco, dame el dinero”
Según ha declarado no iba armado (la policía le decomisó el mango de un destornillador), ni exhibió armas, simplemente entró y dijo algo así como: “Esto es un atraco, dame el dinero”. Entonces la empleada que estaba cara al público le dio 30 euros, que le parecieron poco, y exigió más. “Sólo recuerdo haberle dicho ¿se está riendo de mí?, dame el dinero”.
Después siguió a esta primera empleada hasta el despacho de la directora, que le entregó mil euros, “si llevaba el destornillador no lo exhibí en plan amenazante”, ha insistido, y se marchó de allí hasta que a los pocos minutos lo detuvo la policía (la directora había accionado el botón de alarma).
En Ciudad Real desde agosto de este año
El acusado, de origen leonés y un largo historial delictivo aunque hace cuatro años que salió de prisión, recaló en agosto de este año en Ciudad Real para rehabilitarse de su grave adicción al alcohol y las drogas. Ingresó voluntariamente en la Casa Jericó de Cáritas, de primera asistencia a personas sin hogar, y después en la Casa de Abraham de Daimiel. Todo iba bien, según ha relatado hoy, hasta que la grave enfermedad de su hermana le hizo caer en el desánimo, dejó el centro y volvió a la calle y a beber.
Robó para comer y beber
Desesperado porque según dice tenía hambre y ganas de beber, a las 0.45 horas del 28 de noviembre le “pidió” -ha vuelto a insistir- un cigarro y dinero “para comer” a un hombre que estaba en un cajero en Miguelturra. “Y sin mediar más palabra esta persona empezó a insultarme”, ha explicado al tribunal, tuvieron unas palabras, lo siguió, y esta persona –siempre según su versión-, terminó entregándole diez euros.
La Guardia Civil lo detuvo la noche anterior
Pero no es lo que dice la víctima. El asaltado, que ha declarado protegido de la vista del presunto atracador, ha explicado que el acusado se dirigió a él en actitud amenazante en el cajero de Bankia pidiéndole dinero, como no le dio nada lo siguió y le sacó una navaja de ocho centímetros, sólo en esas circunstancias le entregó los diez euros. Después llamó al 062 y una hora después una patrulla de la Guardia Civil de Miguelturra detuvo a M.N.F. y le decomisó la navaja.
“Olía a alcohol”
Los guardias que lo detuvieron la primera vez admiten que “olía a alcohol”. Lo llevaron a dependencias policiales y lo pusieron a disposición judicial a primera hora del miércoles. Ya en Ciudad Real, M.N.F. pasó por el juzgado de guardia, declaró, lo dejaron en libertad y sobre las nueve y media del día siguiente atracó el BBVA.
Las dos empleadas que estaban allí han testificado que sintieron miedo. Ambas cuentan lo que ocurrió de forma parecida al relato del acusado, con un matiz: dicen que entró con algo punzante en la mano y que les estuvo amenazando con eso todo el tiempo, hasta que le dieron el dinero y se fue de allí.
La rapidez con la que la directora accionó la alarma facilitó que agentes de la Policía Nacional detuvieran a este hombre a los pocos minutos del robo, en plena “operación jaula” (acordonaron las posibles salidas del lugar del atraco).
Agazapado entre los setos de la vía verde
Uno de los tres policías que acudieron a la primera llamada de su central vieron cerca de la vía verde a un hombre alto, con gorra y gafas de sol agazapado entro los setos, y lo siguieron, un policía a la carrera y otros dos en un coche de apoyo, hasta que lo interceptaron cerca de una gasolinera por salida de Ciudad Real a Puertollano y lo detuvieron. Llevaba encima los 1.030 euros y un destornillador (sin punta).
Juan Manuel Lumbreras, el abogado que ha defendido a M.N.F. en el juicio del atraco ha reclamado una pena mínima, de no más de 21 meses, por robo, sin intimidación, por la “mínima violencia” que empleó. Según el letrado la sola presencia de este hombre, corpulento, mal encarado y bebid, “intimida a cualquiera, sin necesidad de armas”. El letrado cree que condenarlo a una pena mayor sería contraproducente para su rehabilitación.
“Pido perdón, ha sido una recaída”, ha dicho el acusado, en su derecho de última palabra, que ha insistido en que si actuó de una forma tan torpe es porque no estaba en sus cabales esos días. M.N.F. está en prisión preventiva por estos hechos desde el pasado 30 de noviembre.