Josefa Gutiérrez Quesada es natural de la aldea de Minas del Horcajo, allí nació un 17 de abril de 1921, desde entonces ha vivido varias guerras y pandemias pero ha tenido un fuerte coraje que la ha llevado a cumplir sus cien años este sábado.
Esta mujer centenaria llegó a la ciudad de Puertollano con 18 años, la segunda de cuatro hermanos sabe lo que es pasar necesidades tras fallecer su padre muy joven y quedarse su madre sin sustento económico alguno.
Con este panorama familiar, a los 18 años emigran hasta Puertollano, como hicieran muchos otros vecinos de esta aldea que vivía al calor de sus minas, y al llegar hasta esta localidad encuentra su trabajo en la casa de David Jiménez Avendaño, donde trabajaba para esta familia.
Las desgracias para Josefa Gutiérrez no cesan y trabajando en esta casa se quemó una mano enjalbegando, labores propias de esos momentos. Sin embargo, la familia Jiménez Avendaño no permite que Josefa Gutiérrez les abandone porque es una mujer a la que muestran un gran cariño. Es en este momento cuando Josefa se hace ambidiestra con el ánimo y afán de poder seguir trabajando en esta casa y llevar un jornal hasta su hogar materno. Hasta estos momentos sigue utilizando las dos manos por igual.
Sus hermanas se van casando, pero Josefa no quiere dejar sola a su madre y va retrasando su casamiento con su por entonces novio. Finalmente, accede a casarse y tiene dos hijos. Es aquí cuando Josefa deja su trabajo porque su marido tiene varios empleos que le permiten seguir con su vida y cuidar de sus retoños. Un marido trabajador que ha sido también todo su apoyo a lo largo de su vida, maquinista de una de las máquinas de carbón, barbero y portero en el casino y en el fútbol. La familia vive bien tras haber pasado por difíciles momentos en su infancia.
Josefa tiene dos hijos –un varón y una mujer-, pero su hermana mayor queda viuda y tiene que marcharse a Madrid a trabajar, esto hace que tenga que dejar en Puertollano a sus dos hijas al cuidado de su hermana Josefa, quien se hace cargo de sus sobrinas como si fueran también sus hijas.
Una mujer muy trabajadora y luchadora, con gran coraje para salir de las situaciones que la vida le ha planteado, el más duro cuando perdió a uno de sus hijos con 54 años. Una mujer que hoy cumple cien años y que sigue totalmente activa porque como ella bien dice, “hay que trabajar siempre porque en cuanto lo dejas te apoltronas”.
Un centenario deslucido porque la situación sanitaria no ha permitido que Josefa Gutiérrez haya podido reunirse con toda su familia -su hija, cinco nietos y siete biznietos- y poder celebrar este gran dia. Pero no han faltado las magníficas velas que soplar para seguir disfrutando de la vida con su familia cerca.