Cuando las ciudades muestran su mejor imagen con un buen color verde y acompañadas del colorido que pueden proporcionar las flores de manera natural siempre ofrecen a sus ciudadanos el valor de la naturaleza y los beneficios que la misma proporciona en el día a día.
En Puertollano, además de potenciar el color verde junto a otras tonalidades más, se ha sumado para dar un buen color a la ciudad una labor solidaria, además de una oportunidad laboral y de aprendizaje para personas con discapacidad intelectual pertenecientes a la Fundación Fuente Agria. Tres cuestiones que, unidas, otorgan un mayor valor a un proyecto que, sin duda, alegrará las miradas de aquellas personas que diariamente pasen junto a uno de los diez jardines verticales que se están instalando en diferentes edificios de la ciudad de Puertollano.
Los jardines verticales se han puesto en los últimos años de moda porque proporcionan una imagen de mucho verdor en las ciudades que se caracterizan, sobre todo, por el gris de sus asfaltos. Les confiere así una nueva visión de ciudad mucho más apoyada en la naturaleza y su verdor. A esta moda, la de los jardines verticales, se va a sumar Fundación Fuente Agria y lo hace en esta ocasión a través de una iniciativa presentada por una trabajadora de Repsol que puso sobre la mesa para poder contar con esta pauta de colaboración que ahora se ha hecho ya realidad.
La colaboración de Repsol en el proyecto “Puertollano se pone verde”, de la mano de la Fundación Fuente Agria y sus alumnos, ha hecho posible que esta interesante iniciativa pueda salir adelante. Desde el complejo industrial de Repsol se facilita a esta Fundación los palets que en esta empresa ya no utilizarán y ayudan, así, a fomentar la economía circular.
El trabajo que están realizando estos alumnos del Centro Aspades-La Laguna desde hace meses comienza precisamente en estos palets, en total son 22 los alumnos inmersos en esta iniciativa de Fundación Fuente Agria y Repsol. El primer paso a dar fue la elaboración de las jardineras que conforman estos jardines verticales y que estarán instaladas en las fachadas de diez edificios que han autorizado contar con uno de estos jardines, además, con el compromiso de mantenerlo posteriormente y seguir viéndolo crecer.
Mercedes García, directora del Centro Ocupacional Aspades-La Laguna, explicaba que son dos los talleres en los que están trabajando en el proyecto “Puertollano se pone verde”, el de madera y el de jardinería, para poder instalar jardineras y aumentar así las zonas verdes en la ciudad de Puertollano. “A través de palets residuales que nos proporciona Repsol se desmontan, se lijan y se pintan para crear nuevas jardineras y posteriormente ir a los centros que se han ofrecido para instalar las mismas en sus fachadas, montar las plantas ese día en una jornada de convivencia”.
Cada chico o chica que trabaja en este proyecto social realiza una de las labores encomendadas dentro del proceso, algunos tienen mayores destrezas a la hora de desmontar los palets para poder crear las jardineras a su gusto, otros están pintando las jardineras de blanco, en otras ocasiones también dan barniz para dar mayor durabilidad a las mismas a la hora de permanecer al aire libre y, otros alumnos, realizan otras tareas vinculadas a este proceso de manera artesanal y manual.
Todos juntos forman un gran equipo en el que el contacto en el día a día hace que el aprendizaje en comunidad sea mucho más efectivo y cuenten con mayores alicientes de progreso y de futuro. “Estos alumnos, el día de la instalación de estos jardines verticales, participarán en las plantaciones de las plantas que adornarán estas jardineras y esos edificios”, avanzaba Mercedes Gómez.
Tres modelos de jardineras
En total hay tres modelos de jardineras de las que, cada centro, podrá elegir dos iguales o combinadas para poder adornar las fachadas y poner ese color natural a estos edificios.
Mercedes García explicaba que según el modelo de jardinera se emplea más o menos tiempo en la elaboración de las mismas, las más complicadas son las de pared que suelen emplearse más de dos días y el modelo de suelo cuenta con menor proceso de elaboración. Junto a este tiempo, para poder elaborar estas jardineras se intercalan otros aprendizajes y pautas de socialización entre los propios alumnos que encuentran en estos talleres su tarea y trabajo diario, haciendo así que se sientan mucho más productivos al comprobar que el trabajo que están realizando se podrá ver en diferentes puntos de la ciudad de Puertollano y ser apreciado por todos los vecinos.
Sin duda, supone un orgullo para ellos poder participar en este proceso, pero también poder mostrar a sus familiares y amigos el trabajo finalizado luciendo en cada uno de estos diez edificios.
Raúl Muñoz, uno de los alumnos que trabajan en estos talleres explicaba que “estamos pintando y lijando, cosas así”, por su parte Daniel Huertas afirmaba que “lo que más me gusta es regar” para poder seguir viendo cómo van creciendo las plantas que se colocan en cada una de estas jardineras, “ya lo sabemos todo”, dice con orgullo.
La conservación de estas jardineras “es muy fácil, primero se ha valorado dónde se van a instalar las jardineras y se ha preguntado la disponibilidad que tenían cada uno, será algo muy sencillo con un mantenimiento de riego semanal y plantas de interior o exterior según su ubicación”, señala García.
Plantas de interior o de exterior
Pepi Parrilla, maestra del taller de jardinería, explicaba que las plantas que van a decorar todas estas jardineras con de interior y exterior, dependiendo de su localización. “Plantas tipo crasa, incienso, begonias, cactus y de interior como ficus pequeños, croton y las que vayamos viendo que pueden ir acordes a este tipo de plantaciones”, son las que darán color a estos nuevos jardines verticales que además tienen el sello de la inclusión social.
Gema ha realizado durante estos últimos meses au parte del trabajo con entusiasmo y alegría, “estoy lijando y ahora me han puesto a pintar el palet, me gusta hacer de todo, lo que más pintar y lijar” porque reconoce que le gusta estar ocupada, “siempre he estado aquí en el taller de madera, también he estado pintando un cuadro, lijar muebles” como otro de los proyectos en los que esta aventajada alumna ha participado.
Ahora, el sello de las jardineras verticales tienen también el de las manos de Gema y el de otros alumnos que también han participado en este proyecto solidario que ahonda en la plena inclusión, también con las personas con discapacidad intelectual que en su día a día han trabajado duramente para poder mostrar a la ciudad de Puertollano todo lo que saben hacer.
En total se han fabricado veinte jardineras para este “Puertollano se pone verde” y se instalarán en edificios como el colegio Ángel Andrade, el colegio Tierno Galván, el colegio María Inmaculada, el Centro de Salud de la calle Encomienda, el IES Juan de Távora, el edificio de servicios sociales de la calle Gran Capitán, así como otras que se instalarán en el edificio de Cruz Roja, pendiente queda el Museo Cristina García Rodero o en la antigua Casa de Cultura, actualmente el CEPA Antonio Machado.
Desde Repsol Puertollano, su subdirectora de recursos, Dácil Suárez, mostraba su entusiasmo por participar en este tipo de proyectos que tanto aportan a la sociedad. Suárez esgrimía que hay tres razones por las que se siente satisfecha de este proyecto “primero porque es un proyecto de economía circular, conseguimos dar una segunda vida útil a los palets que se han utilizado en Repsol Lubricantes y Especialidades, además es un proyecto que favorece la integración de personas con discapacidad gracias al centro ocupacional de Fundación Fuente Agria y, por último, es un proyecto de carácter medioambiental porque incrementamos el verde en nuestra ciudad, también lo estético y lo bonito que queda en los edificios públicos estos jardines”. La instalación de estos jardines se desarrollaba aprovechando la celebración de la sexta semana internacional del voluntariado en Repsol.
El germen de otro proyecto de futuro
Tras el trabajo y aprendizaje realizado por estos 22 alumnos en estos talleres en la fabricación de estas jardineras, este proyecto puede ser también el principio y germen de uno nuevo que podría sacar a la venta este nuevo producto elaborado por personas con discapacidad intelectual y que los compradores que también estén interesados en tener una de estas jardineras en su casa puedan adquirirla en este Centro Ocupacional.
Se trataría así de un producto con un valor añadido: el de las manos artesanales de estos chicos y el de los sentimientos positivos sintiéndose válidos en un mercado laboral al cual les resulta muy difícil acceder. “Cuando terminemos el proyecto seguiremos elaborando jardineras para las personas que las quieran tener en sus casas”, apuntaba García.
“Puertollano se pone verde” se convierte así en un proyecto de plena inclusión, de economía circular, medioambiental, solidario, altruista y además, en un futuro con posibilidad de ser generador de empleo para los alumnos que han comenzado con esta maravillosa iniciativa. Iniciativa de color verde.