Ciudad Real se encamina peligrosamente a la situación límite de sequía que se vivió en 1995. El nuevo año 2024 comienza con los embalses del Guadiana al 17% en la provincia (al 26% en el global de la cuenca), un 5% menos de agua que el año pasado. Pantanos secos como la Vega del Jabalón (no abastece al Campo de Calatrava desde 2020) y La Cabezuela, que en febrero podría dejar de suministrar agua a los pueblos del Campo de Montiel (suerte que Valdepeñas se abastece del embalse de Fresneda, del Guadalquivir); y una batería de medidas y restricciones al regadío, el consumo que más recursos necesita.
“Trabajamos para que no haya cisternas en los pueblos este verano, o si las hay que sea una cosa puntual”. Con esta contundencia responde el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, Samuel Moraleda, cuando se le pregunta sobre el próximo verano y la situación hídrica de Ciudad Real. En medio, el malestar de las comunidades de regantes de las aguas subterráneas, que han despedido el año denunciando que las restricciones del 15% en la próxima campaña de riego en las masas centrales del Alto Guadiana (Mancha Occidental I, II Y Rus-Valdelobos) supondrán su ruina.
“La prioridad este año no puede dejar de ser el consumo de boca, tenemos que estirar al máximo el recurso disponible”, repite en todas las entrevistas que ha concedido Moraleda desde la junta de gobierno del pasado 22 de diciembre. En la reunión habitual de final de año solo se trató la campaña de riego de aguas subterráneas para 2024, y ya se ha montado el lío, pese a que este grupo de usuarios del antiguo acuífero 23 podrán regar un 85% de lo que pueden consumir en una campaña normal (la última fue la de 2019), “una garantía que no existe en otros territorios”.
“Falta agua, hay que adaptarse a la realidad”
“En otros territorios como Torre de Abraham, El Vicario o el Gasset, comunidades de regantes que dependen de aguas superficiales, a fecha de hoy no hay caudal para el riego [en este caso las dotaciones definitivas se fijan en primavera], y puede que solo dispongan para cultivos leñosos”, recalca Moraleda, que hace hincapié en que “Ciudad Real tiene un problema evidente de falta de agua y hay que adaptarse a la realidad”.
Ciudad Real tiene agua para doce-dieciséis meses
Ciudad Real y la comarca, el núcleo urbano que más consume, tiene agua para doce o dieciséis meses “en el peor de los escenarios, que no llueva en los próximos seis meses, confiamos en que no sea así”. Pero claro, garantizar el suministro implica reducir el riego a la mínima expresión en el sistema la Torre de Abraham-Gasset, en situación técnica de emergencia por sequía.
Pozos de emergencia en el Campo de Montiel
Siguiendo los pasos que marcan los planes de cuenca y de sequía, el organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica pondrá en marcha “a la mayor brevedad posible”, aclara el presidente, obras de emergencia, es decir, nuevos pozos y mejora de captaciones y conducciones, en los abastecimientos que dependen del embalse de La Cabezuela, una presa que se agotará en unos meses, si sigue sin llover.
Son tres millones de euros para movilizar recursos de aguas subterráneas con los que abordar la gravedad de la situación, como se está haciendo en otras zonas de España. La inversión está contemplada en el último decreto ley aprobado por el Gobierno (8/2023), para paliar los efectos económicos de los conflictos en Ucrania y Oriente Próximo, con un anexo de medidas para los efectos de la sequía.
Exención del canon para los regantes de aguas superficiales
En esas medidas también hay exenciones de pagos de tasas y tarifas, en función de los recortes y limitaciones, para los regantes de zonas oficiales de riego en aguas superficiales que pagan canon de regulación y tarifa al organismo de cuenca. Esta exención no se puede hacer en el caso de las aguas subterráneas porque los regantes no pagan por el agua, excepto la derrama a la comunidad de usuarios a la que pertenecen.
“Somos conscientes de que la agricultura es su modo de vida”
Respecto a la postura de los regantes de las masas centrales del Alto Guadiana, intransigentes con cualquier recorte adicional al régimen de extracciones que tienen aprobado desde que se declararon sobreexplotados estos acuíferos a finales de los años ochenta, Moraleda reconoce que le gustaría que su postura coincidiera con la de la CHG. “Somos conscientes de que la agricultura es su medio de vida, estas medidas tan impopulares se adoptan para tratar de proteger la actividad socioeconómica. Un recorte del 15% en las tres masas es importante, pero es que estamos garantizando el 85% del recurso, en otros territorios no tienen esa suerte”.
Las aguas subterráneas tocaron fondo en la sequía de 1995. Las medidas tomadas décadas después, sobre todo el Plan Especial del Alto Guadiana y la recarga entre los años 2010-2014, hacen que la situación de ahora no esté tan al límite. Con todo, la Confederación Hidrográfica tiene constancia de algunos aprovechamientos cuyos niveles están muy por debajo de las concesiones.