F.R.A.B., detenido en 2018 con casi 100 gramos de cocaína en un control de carretera de la Guardia Civil en Villanueva de los Infantes, ha reconocido que era suya, que la transportaba para otros desde Valencia, pero ha exculpado a la mujer con la que viajaba, M.E.T.C., de cualquier relación con el narcotráfico.
“La usé, ella no sabía nada”, ha repetido en su alegado final en el juicio ante la sección primera de la Audiencia Provincial. Se da la circunstancia de que la aludida era la dueña del coche, y dice que accedió a acompañar a F.R.A.B. a Infantes a cambio de dinero. Al parecer este hombre, y unos meses antes otro, le pagaba entre 50 y 60 euros por el trayecto, “me dijo que tenía que cobrar unos jornales de la campaña del pimiento”.
La fiscalía no se cree la versión, argumenta que hay pruebas que demuestran que ambos estaban compinchados y se dedicaban a hacer estos viajes de forma regular, en pareja para levantar menos sospechas, y solicita para ambos cuatro años de cárcel y multa de 40.000 euros, por una droga que en el mercado negro habría valido unos 18.000 euros (los casi 100 gramos de cocaína, ocultos bajo el parabrisas del coche, tenían un pureza superior al 67%).
Otra condena en 2019 por tráfico de drogas
El fiscal jefe Luis Huete, que representa a la fiscalía en este caso, valora el gesto F.R.A.B. de haber reconocido que la droga era suya, pero también los testimonios de los guardias civiles que participaron en la operación. Un año después de esta detención casual en la carretera La Solana-Infantes, F.R.A.N. fue condenado por tráfico de drogas en Valencia.
A raíz de estas detenciones la Guardia Civil abrió además dos investigaciones más por tráfico de drogas en la comarca de Villanueva de los Infantes, al darse la circunstancia de ambos acusados estaban relacionados con la familia que en esos años movía la droga en la comarca y recibía la cocaína a través de Valencia, con ‘mulas’ de origen sudamericano, que a su vez viajaban a países de América del Sur para introducirla en España. Todas las entregas se hacían o bien dentro o en el entorno de un bar infanteño, han explicado.
Los guardias que los pararon en el control del 24 de octubre dicen que los dos se pusieron muy nerviosos, no atinaban a decir dónde iban. Dijeron que iban a trabajar a una finca a Valdepeñas, “y les explicamos que esa no era la carretera”, ha declarado la guardia civil que los paró.
Pruebas de que el viaje estaba preparado
Después de la aprehensión de droga los investigadores interceptaron sus teléfonos móviles y rastrearon sus contactos. En el terminal del hombre aparecieron conversaciones previas al viaje a Infantes con otras personas que no estaban en la agente con su nombre real, “estaba preparado”, ha afirmado Huete.
La defensa de la mujer, inmigrante ecuatoriana con más de veinte años de residencia en España, argumenta de contrario que no hay pruebas sólidas que demuestren que ella conocía que viajaba en un vehículo con droga. “Si me puse nerviosa es porque no entendía porqué me cachearon de arriba abajo nada más pararme”, ha remarcado la aludida.
El abogado de defensor del varón considera que en este caso hay que aplicar las atenuantes de reconocimiento de los hechos y adicción, por lo que pide una condena de dos años de prisión, la mitad de lo que solicita la fiscalía.