Pasaban unos minutos de las seis de la tarde cuando se abrían las puertas de la Parroquia de San Pedro. La Cruz de Guía de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Ciudad Real se ha asomado a la calle. Esta es la primera que lo ha hecho en Castilla-la Mancha, siendo el Domingo de Pasión la víspera más temprana de la región. Un cortejo de más de un centenar de personas y unos cincuenta niños se ha dispuesto a acompañar a su sagrado titular.
La tarde agradable, casi más de primavera que de invierno, ha propiciado que las calles aledañas al templo estuvieran repletas de gente que aguardaba ver al Nazareno aparecer por la puerta ojival de San Pedro.
La Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Pasión (Linares) ha llegado en pasacalles propiciando el aplauso de los allí presentes. El paso dorado del Nazareno ha encarado la puerta a las órdenes de su capataz, Juan Luis Huertas, que ha mandado los dos costeros por parejo a tierra.
La salida, siempre complicada por lo justo de la cruz con la puerta, ha hecho que el público se cerrara en una ovación y el sol brillara en el pan de oro del paso, todavía en pleno proceso de desarrollo. Los balcones aledaños se veían engalanados cuando el Nazareno ha empezado su recorrido procesional con dirección a la plaza del Pilar.
Uno de los momentos álgidos de la tarde ha llegado cuando el paso del Señor ha llegado a la Plaza Mayor y, en lugar de pasar por el pasillo lateral -como ha hecho siempre en los últimos años-, lo ha hecho por el pasillo central, al ya estar colocadas las tribunas para la Semana Santa. De ahí, la hermandad ha buscado, entre un bullicio constante, la revirá entre la calle Feria y el Paseo del Prado, uno de los puntos más esperados del Domingo de Pasión.
Al son de la marcha ‘Nunca camina solo’ y con el cielo entre las dos luces del lubricán, el Nazareno se encaminaba entre aplausos al Camarín de la Patrona, la Santísima Virgen del Prado. Allí se ha vivido un momento emocionante, cuando la cuadrilla ha dedicado la levantá a las plantas de la Patrona a uno de los miembros del equipo de capataces, Pedro Ruiz, debido al reciente fallecimiento de su padre.
La algarabía, siempre respetuosa y plagada de cofrades de toda la provincia, iba creciendo según llegaba el punto del recorrido que los ciudarrealeños tienen siempre marcado en su retina de un año a otro: el Pasaje de la Merced. Las monjitas de María Inmaculada han esperado en la puerta de la residencia a que llegara a su altura para cantarle y llevar el recogimiento a la multitud que ha vivido el momento.
El idilio entre el Nazareno y el Pasaje de la Merced
En el Pasaje no cabía un alfiler. Pasión de Linares ha tocado tres marchas seguidas y la cuadrilla de costaleros ha ido andando prácticamente sobre los pies con alguna concesión de cara a la galería rompiéndole con la música. Una vez alcanzada la esquina con calle Toledo, el Nazareno volvía a San Pedro con muchísima gente a su alrededor, como suele ser habitual en el Domingo de Pasión. Las marchas clásicas y los cantos litúrgicos se alternaban con las propias de Pasión de Linares y la gente comentaba las ganas de que llegue la Semana Santa: “Esto está aquí ya”, se escuchaba en los costeros del paso.
Mientras las campanas de San Pedro daban las diez de la noche, el paso imponente de Jesús Nazareno ha comenzado a subir la rampa en dirección al interior del templo. La marcha que la agrupación le dedicara al Cristo de Illanes hace unos años ha sido la elegida para colocar al Señor justo debajo del dintel de la puerta. Con un silencio en el que se podían escuchar las respiraciones, Juan Luis Huertas ha ordenado tirar a tierra los costeros para que el paso volviera a su altura habitual una vez dentro de la nave del templo.
Pasión de Linares ha comenzado a tocar ‘Sanctus’ y las puertas de San Pedro se han cerrado para dejar a los hermanos de la cofradía disfrutar de un momento íntimo con su sagrado titular. La próxima vez que Jesús Nazareno salga a las calles de Ciudad Real será la madrugada del Viernes Santo, en silencio y con su idiosincrasia habitual en la estación de penitencia, siendo uno de los cortejos más serios de la Semana Santa ciudarrealeña.
Las miles de personas que han presenciado la entrada han regalado una ovación cerrada tanto a la Hermandad del Nazareno como a Pasión de Linares una vez ha terminado la procesión. Con este Domingo de Pasión, Ciudad Real ha inaugurado las procesiones de vísperas en Semana Santa y los cofrades han comenzado a degustar el tiempo que tanto esperan durante el año. La próxima procesión en la capital ciudarrealeña será el Viernes de Dolores, cuando la Virgen de los Dolores de Santiago (Perchelera) salga a las calles de su barrio.