Y este año, cuando se cumple el 25 aniversario de su alternativa, ha decidido volver a lucir el chispeante para conmemorar sus bodas de plata como matador de toros.
Lo hace, como dijimos en lanzadigital.com/toros hace unos días, porque quiere y porque puede. Es decir, porque le nace el impulso y, casi más importante, porque todavía se siente capaz de afrontar ese reto, que lo es. Y no pequeño.
Si algo caracterizó a Aníbal Ruiz, desde sus inicios, fue su tremenda afición, esa que deberían mirar con admiración y vocación de imitar los que ahora dan sus primeros pasos en el toreo. Porque sin afición, aunque se esté dotado de unas condiciones excepcionales, el recorrido solo puede ser corto. O muy corto.
Hace escasas jornadas coincidimos con el alcazareño en la ganadería de Toros de Mollalta, casa a la que acudió para ultimar su preparación de cara a la corrida de Alcázar del próximo 2 de septiembre, en la que actuará junto al rejoneador Diego Ventura y al matador Sebastián Castella, en la lidia de toros de Salvador Gavira. Y aprovechamos la ocasión para departir brevemente con el torero ciudarrealeño.
PREGUNTA: Aníbal, ¿por qué vuelve a torear de luces?
RESPUESTA: Pues podría dar varias respuestas. Una de ellas es que torear, prácticamente, es lo único que he hecho en mi vida, si bien es cierto que cuando me retiré tuve que buscar nuevos caminos profesionales. Pero nunca me alejé del toro ni del campo. Y este año, en el que cumplo mis bodas de plata como matador, pensé que me podía dar el gusto de volver a vestirme de luces para celebrar esa cifra.
P: Lo de darse el gusto alguien podría interpretarlo como afrontar un capricho o algo relativamente asequible…
R: No es ningún capricho, y tampoco asequible, a ningún nivel. Siempre he querido seguir toreando, pero solo algún festival, porque torear me ayuda a mantenerme en forma y a seguir viviendo en torero. Pero anunciarte en una corrida de toros es otra cosa muy distinta.
P: ¿Por qué?
R: Porque ponerte delante de un toro es algo muy serio. Si lo haces en el campo también, pero sobre todo si te enfrentas a él en una plaza delante del público. Hay que tener respeto máximo tanto al toro como a quien paga una entrada y va a verte. De hecho puedo decirte que llevo preparándome física y mentalmente desde principios de año, cuando comencé a darle vueltas a esta idea. Y no fue una decisión instantánea, sino gradual.
P: ¿Cómo fue el proceso?
R: Primero lo pensé. Luego me lo intenté quitar de la cabeza, pero sin éxito. Más tarde toreé algunos festivales, también en el campo, y di el paso definitivo cuando tuve la impresión de que estaba preparado para hacerlo, a pesar de tener cinco hernias discales que me dan mucha lata. Por último, la empresa de Alcázar de San Juan lo vio oportuno, y ahí está el cartel.
P: Suponemos que los años en los que no se ha visto anunciado le han dado para reflexionar sobre lo que fue su carrera, en sus años de mayor actividad. ¿Qué ideas le vienen a la mente?
R: Pues, fundamentalmente, estoy orgulloso de lo que he conseguido. No he llegado al estatus de figura del toreo, que era mi objetivo, pero he conocido a gente maravillosa, también me he topado con otros menos maravillosos (risas), y he vivido cosas muy bonitas, como cortar un total de cuatro orejas en Madrid, pero también cortarlas en Barcelona, Córdoba, Sevilla, Bilbao, salir a hombros en Zaragoza… Por supuesto el camino de sacrificio ha sido grande, pero me siento muy orgulloso de lo conseguido.
P: ¿Qué Aníbal Ruiz le gustaría mostrar el 2 de septiembre en Alcázar?
R: Todo estará en función de la condición que tengan los toros de mi lote. Pero me gustaría, por ejemplo, que tuviera dos toros diferentes, como ha ocurrido hoy aquí en la ganadería de nuestra amiga Inés López, en Toros de Mollalta, donde ha salido una primera vaca con una clase exquisita, y otra con más carbón. Así tendría oportunidad de mostrar un toreo de temple y suavidad, que me hace disfrutar muchísimo, y otro más lidiador y poderoso, que también hay que tenerlo a mano cuando salgan animales a los que haya que bajarles los humos y poderlos. Pero claro, el toreo es imprevisible. No se puede ir a la plaza con ninguna idea preconcebida porque casi nunca se cumple. El toro es el que manda.
P: ¿Habrá algún paseíllo más este año?
R: Voy a torear algunos festivales, y me han propuesto torear alguna corrida más, muy bonita también. Pero ahora solo pienso en la tarde de Alcázar, y según salga, veré si hago algún paseíllo más.
P: ¿Y el año que viene?
R: Todo dependerá de si consigo mantenerme en forma y, sobre todo, que las hernias discales me lo permitan. Pero sí me gustaría torear, al menos festivales que me hagan ilusión por algún motivo, porque, de esta manera, me obligo a cuidarme, y me ayudan a levantarme y a acostarme en torero todos los días.