Plaza de toros de Ciudad Real. Casi media plaza. Primer festejo de feria.
Se lidiaron seis toros de Lora Sangrán, reglamentariamente despuntados. Faltos de raza en general. Mejor resultó el cuarto y bueno el sexto.
Diego Ventura: ovación con saludos, dos orejas y dos orejas en collera con Lea Vicens en el sexto.
Lea Vicens: ovación con saludos tras aviso, ovación con saludos con algunos pitos, y dos orejas en collera en el sexto con Ventura.
Óscar Mota: ovación tras aviso en el único que mató.
Ventura y Vicens salieron a hombros. Mota tomó la alternativa con Narizotas, número 7, de 438 kilos.
En el toreo a caballo hay, como en el de a pie, categorías. Sin embargo, a pie hay una baraja mayor de nombres que juegan en una división similar, mientras que a caballo están Ventura y Hermoso de Mendoza, éste en trámite de dejar herencia a su hijo Guillermo, y enfrascado en su lección de maestro a su hijo, sin entrar en rivalidades en la plaza. Por este motivo lo más alto del podio actual lo ocupa, sin duda, Diego Ventura, por su extraordinario nivel en la plaza montando a su cuadra, y con un nivel de compromiso con el espectáculo patente.
Así lo demostró en la apertura de Ciudad Real; entre él y sus dos compañeros de cartel existe un abismo; algo así como mundos aparte. Fue él quien, montando a Lío en el segundo, fue capaz de montar un ídem y recobrar la atención al público tras el percance de Óscar Mota al que nos referiremos a continuación. Afrontó las suertes de frente y clavó al estribo en sus dos faenas, entre otras cosas porque cuando no encontró ajuste no clavó y entró de nuevo hasta lograr la compenetración, es decir, no clavó por clavar, sino que lo hizo cuando y cómo debía hacerse.
Paró y mató al sexto, al que pareó junto a Lea Vicens, dándole la oportunidad a la rejoneadora francesa de desquitarse por su más que desacertada actuación en la plaza manchega, en sus dos toros, aunque fundamentalmente frente a su segundo. Sus faenas no tuvieron ni el ajuste ni la armonía que una rejoneadora de su categoría debería mostrar. Eso sí, al sexto lo volvieron loco con tanto caballo por el ruedo. cuando uno se retiraba tras clavar llegaba el otro, y caballo por aquí, y caballo por allí… Es decir, que en Ciudad Real vimos una collera contra la que tantas pestes se echaron en el pasado por suponer una lucha desigual de dos contra uno.
Óscar Mota tomó la alternativa frente a un toro parado que pegaba arreones. En uno de ellos arrolló a caballo y caballero, rodando los dos por la arena, con el resultado de rotura de peroné izquierdo del jinete, sin poder salir a su segundo, si bien finiquitó a su primero tras el percance. Antes había estado con tantas ganas como desacople, llegando a pasar hasta en seis ocasiones en falso al tratar de clavar un par a dos manos sin cabezada. Al final lo consiguió.
En cuanto a la corrida de Lora Sangrán cabe señalar que tuvo magníficas hechuras, pero no les sobró el fuelle ni la casta, si bien es cierto que a todos -a excepción de al sexto- les colocaron dos rejones de castigo que, teniendo en cuenta lo que se apagaron los primeros, podrían haber quedado en singular en los posteriores viendo lo abajo que se vinieron en el último tercio.
Alguien apuntaba al final del festejo que la tarde no había empezado ni terminado airosamente para las féminas, puesto que la algüacililla cayó de su caballo al finalizar el paseíllo, afortunadamente sin consecuencias, y Lea tampoco tuvo su tarde. A lo mejor es que lo bueno llega mañana sábado en la segunda y el domingo en la tercera de feria. Veremos.