La Venta de Borondo y su entorno fue por primera vez este domingo el escenario de una actividad ligada a la celebración del Día del Libro. Más de cien senderistas llegados de dos rutas procedentes de Daimiel y Bolaños disfrutaron de esta jornada cervantina, organizada por la AC Venta de Borondo, con la implicación, de forma paralela y coordinada, de la Asociación Cultural y Deportiva JEYMA.
En una primera parte de la mañana, los participantes daimieleños se adentraron por la zona de Sierra Pelada y conocieron olivos centenarios, corrales de ganado, pasos naturales entre la sierra e, incluso, alguna cueva. Elementos ligados a la historia de este enclave que, en estos días primaverales, cuenta con un precioso colorido floral.
Tras el encuentro con la expedición bolañega, se emprendió un caminar conjunto vislumbrando en el horizonte la torre de la venta. Una vez allí, se leyeron el segundo y el tercer capítulo de El Quijote de La Mancha. Alrededor de la pila y el brocal del pozo, se escuchó la primera salida de Don Quijote y su llegada a la venta donde fue armado caballero. Pasajes que guardan una estrecha relación con la Venta de Borondo ya que en 1780, en la primera ruta conocida sobre Don Quijote, se la designó como la venta donde se produjo este acontecimiento clave en la novela de Cervantes.
La jornada también sirvió para aunar fuerzas y seguir reivindicando la importancia de conservar este monumentos declarado Bien de Interés Cultural. Un aspecto que preocupó a los asistentes dado el avanzado deterioro de algunos de los elementos más importantes de la Venta de Borondo.
Tras la lectura, se degustaron una migas y unas gachas manchegas para cerrar una jornada por la cultura y el patrimonio de la mano de la obra más universal de la literatura en español.