Los regantes de las masas de agua subterráneas de La Mancha (antiguo acuífero 23) podrán regar una campaña más al mismo nivel que lo han hecho en los últimos años. “Aunque las aguas subterráneas están mejor que las superficiales pensábamos que por imagen, por la situación de sequía que atraviesa todo el país, y solidaridad, era conveniente establecer restricciones, pero después de mucho debate hemos decidido mantener los consumos”, ha explicado a Lanzadigital.com el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) José Martínez.
La decisión se ha adoptado en la junta de gobierno del organismo de cuenca celebrada este mediodía en Badajoz y ha contado con el voto favorable de los representantes de las diferentes masas de agua manchegas en la aprobación de un plan de extracciones especial en el que por primera vez entran las aguas subterráneas de la Sierra de Altomira (antiguo acuífero 20), algo que ha cuestionado la Junta que sí habla de restricciones.
La reunión comenzó precedida por las críticas del Gobierno de Castilla-La Mancha que consideraba condenar a la “ruina” al campo manchego de aprobarse las restricciones propuestas por la Confederación para el Alto Guadiana, y un agravio comparativo con respecto a agricultores de otras regiones de España afectadas por la sequía.
Una campaña en aguas superficiales como la de 1995
Quienes no podrán regar con normalidad son los usuarios de aguas superficiales de esta parte de la cuenca, “sencillamente porque es imposible, no hay agua”, ha señalado Martínez. Si no cambia mucho el panorama para la próxima campaña de regadío sólo se permitirán riegos de socorro de cultivos permanentes para evitar que no se mueran, algo que no ocurría desde el año 1995.
“Habrá que esperar cómo evoluciona la situación antes del inicio de la campaña, desde luego con los volúmenes de agua embalsada que tenemos será inviable una campaña de riego en 2018”, aclara rotundo el presidente de la Confederación.
Los pantanos de la cuenca alta del río están al 18% de capacidad esta semana y almacenan 71 hectómetros cúbicos (la capacidad de embalse total en esta parte de la cuenca es de 397 hm3). Con esos recursos hay que garantizar los usos prioritarios que son el abastecimiento humano, unos mínimos caudales ecológicos en los propios embalses para evitar mortandad de peces y en los ríos y evitar que se mueran los cultivos permanentes.
La capacidad de regeneración de las aguas subterráneas (anteriormente acuíferos 23 y 24) en la cuenca es completamente distinta, “los recursos de las masas de agua son infinitamente superiores por su capacidad y la cantidad de hectáreas subterráneas que ocupan”, explica Martínez.
Entre 230 y 240 hm3 de consumo anual
Cada año de los acuíferos manchegos, declarados sobreexplotados (se saca más agua de la capacidad de regeneración) a mitad de los años ochenta los regantes hacen uso de entre 230 y 240 hectómetros, menos de la concesión reconocida por ley y así seguirá un año más. Además de los acuíferos también se abastecen poblaciones como Daimiel y muchas otras.
El régimen de extracciones aprobado hoy en la junta de gobierno de la CHG afecta las masas de agua castellano-manchegas de Mancha Occidental I y II (antiguo acuífero 23), Lillo-Quintanar, Consuegra-Villacañas, Rus-Valdelobos y Sierra de Altomira.
Control en la Sierra de Altomira
En el caso de la Sierra de Altomira es la primera vez que se produce un control de las extracciones lo que ha provocado el voto en contra del Gobierno regional y las críticas del consejero de Agricultura Francisco Martínez Arroyo por unas restricciones que según dice en un comunicado afectarán a medio millón de hectáreas en esa zona de las provincias de Cuenca, Toledo y algo de Ciudad Real. “Unos recortes que afectarán por primera vez a los agricultores de cultivos hortícolas de la masa de agua de Altomira, la mayoría en pequeñas explotaciones y, lo más preocupante, que no aprobará ni una sola nueva concesión, ni para los nuevos jóvenes agricultores que se acaban de incorporar gracias a las ayudas de la Junta”, asegura.
Compromiso de revisión de las dotaciones
La CHG detalla que “al objeto de satisfacer las distintas opiniones” finalmente ha aprobado permitir un consumo de 1.500metros cúbicos de agua por hectárea para cultivos leñosos (sobre todo vid) y entre 2.000 m3 /ha y 2.200m3 /ha, dependiendo de los recursos de cada una de las masas para los herbáceos. El matiz es que existe un compromiso revisar estas dotaciones antes del inicio de la campaña de riego (marzo-abril) según evolucione la climatología y las lluvias.