Cuando estas líneas vean la luz habremos superado ya -o estaremos a punto- los trastornos que el cambio de hora produce en nuestra vida laboral y privada además de todos esos efectos negativos que tiene sobre la salud. Los expertos hablan cada vez más de que en los días posteriores al cambio horario se padece más sueño y no se descansa de manera confortable y además tenemos más irritabilidad, mareos e inestabilidad e, incluso, hay quienes hacen mal la digestión.
Como saben, España fue uno de los países que se sumó en 1940, en plena II Guerra Mundial, al adelanto de los relojes en una hora junto a ingleses, franceses y portugueses aunque todos recuperaron el meridiano que les correspondía –Greenwich- al finalizar el conflicto mientras España siguió ajustada al horario de Berlín y nos quedamos con esa hora de más que todavía seguimos arrastrando. Así pues, al adoptar el horario de verano, como hicimos el pasado fin de semana, hemos sumado otra hora a la que ya teníamos, agravando con ello el problema que padecemos.
Es una realidad que el horario de verano suma cada año más detractores, aunque a juzgar por la normalidad con la que aceptamos que nos roben una hora de sueño al inicio de primavera, parece que nos hemos acostumbrado aunque cada vez seamos mas los partidarios de ajustarnos al meridiano que nos corresponde y tengamos sobradas dudas sobre ese supuesto ahorro energético que se mantiene como razón de peso para mantener la inexactitud de nuestro huso horario.
No cambiar el reloj
Para adaptarnos a Greenwich hubiera bastado con no cambiar el reloj la madrugada del pasado domingo como ha solicitado en innumerables ocasiones la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles al Gobierno y así volver de una vez por todas al meridiano que le corresponde a la península ibérica por su localización geográfica.
Tras casi ocho décadas sumidos en esta pesadilla, cada vez son más los estudios que junto a los ciudadanos sostienen que los beneficios no son tantos como para mantener la luz del día hasta bien entrada la noche. Los cambios experimentados por la sociedad en cuanto a relaciones laborales y en el propio modelo productivo o las consecuencias derivadas de la crisis, han hecho añicos las estructuras tradicionales en cuanto a la organización del trabajo. Hoy, del modelo de jornada laboral de 8 horas, por ejemplo, bien por la mañana, bien en una jornada partida, muchas veces interminable, ha dado paso a decenas de combinaciones horarias que incluyen la mañana, la tarde y la noche también.
Racionalizar la jornada
Ahora por tanto, de lo que se trata es de además de sumar trabajadores al mercado laboral, racionalizar la jornada, la conciliación, el descanso y aprovechar más y mejor el día. El economista Ignacio Buqueras, actual presidente de honor de la Comisión para la Racionalización de los Horarios y partidario de que España recupere el meridiano que le corresponde, decía en Ciudad Real hace unos años que España tenía un problema estructural y unos horarios inadecuados que nos hacían ser líderes en baja natalidad, separaciones, fracaso escolar, etc, etc..
Hemos avanzado poco desde entonces y aunque haya habido presidentes de Gobierno partidarios del horario histórico en España, incluso este tema haya formado parte de acuerdos puntuales entre partidos, la realidad es que aún no se ha tomado medida alguna que suponga avanzar en la recuperación de nuestro horario tradicional. Comenzar por restituir la hora adelantada en 1940 podría ser un buen punto de partida para empezar a reflexionar sobre todo lo demás.
