La industria del videojuego es, al igual que otras muchas industrias del entretenimiento, en ocasiones muy previsible. Las grandes compañías y estudios invierten cientos de millones en hacer juegos que llamamos AAA, lo que en cine sería un blockbuster del que esperan sacar más millones aún. Juegos con gráficos súper realistas y muchas horas de juegos, a menudo suelen tener un presupuesto de marketing casi tan elevado como el de su producción y son, en definitiva, la razón de toda persona que quiere tener una consola.
Sin embargo, una de las mejores cosas que tiene esta industria es el mercado independiente. Juegos desarrollados por estudios mínimos que huyen de los convencionalismos de los juegos más grandes y, contra viento y marea tratan de explorar nuevas vías de entretenimiento. Mecánicas clásicas a las que se les da una nueva vuelta de tuerca y diseños y gráficos muy básicos llevados al extremos. Los juegos indies se caracterizan por buscar el menor coste posible y a cambio explotar aspectos más baratos como la narrativa o las mecánicas para hacerlos únicos, y ese es el caso de Dave the Diver.
Dave The Diver es un juego que nos cuenta la vida de Dave, un simpático submarinista que vive sus días al sol y a la orilla del mar. Es entonces cuando nuestro mejor amigo nos pide que vayamos a su restaurante de sushi a echarle una manilla y posteriormente pasa a explotarnos como todo buen autónomo. A partir de este momento Dave deberá pasarse la mañana y la tarde buceando para sacar a flote el restaurante del gandul del amigo. Es aquí donde el juego empieza a mostrarnos lo interesante que es pues mezcla dos curiosos géneros: por un lado las mazmorras en las fases bajo el agua en las que deberemos recolectar recursos y enfrentarnos a peces de lo más variopinto y por otro la gestión del restaurante.
Es en el restaurante donde inicialmente comienza a sorprendernos el juego ya que encontramos preciosos y vistosos juegos para cocinar los platos de sushi y también los cócteles y bebidas del personal. El carisma del local es muy importante por lo que poco a poco van sumándose mecánicas de gestión de la misma, como llevar las redes sociales del sitio o invertir nuestras ganancias en mayor personal y adecentar un poco el restaurante de nuestro amigo. La explotación del pobre Dave no acaba ahí ya que, aunque podemos saltarnos algún día de trabajo, como buen autónomo día que no se trabaje día que no se cobra por lo que toca apretarse el cinturón y darle caña.
Con todas estas mecánicas Dave the Diver ya sería un juego muy reseñable de este verano, pero la cosa no termina ahí. Dave ha ido a parar a uno de los mares más increíbles del mundo, “Blue Hole”. Y este mar esconde muchos y variopintos secretos. Al poco de comenzar nuestra aventura comenzarán a acosarnos los piratas, y hasta una civilización de sirenas y tritones. En todos y cada uno de los diálogos y las historias hay un claro y absoluto protagonista: el humor. Las animaciones son magníficas utilizando la técnica del pixel art y en todo momento se mantiene un perfecto equilibrio entre la belleza y el humor.
Todos esto ha generado algo muy difícil de generar en un videojuego: un excelente loop jugable. Esto se refiere a que los videojuegos, aunque no lo parezca a veces, se basan en la repetición. Una serie de mecánicas que vas repitiendo una y otra vez hasta alcanzar el objetivo. En este caso, con su humor, buen guión y continuas novedades en ese loop jugable, hace de este juego uno increíblemente divertido.
Lo único que le faltaba al juego era un buen marketing, pero como se trataba de un estudio pequeñito, no podían hacer mucho. Pero la suerte favorece a los audaces y Dave the Diver ha sido el juego del verano (hasta la llegada de Baldur’s Gate 3) gracias a la inestimable ayuda de los streamers. El juego es tan bueno y tan entretenido, que los creadores de medio mundo se han lanzado como locos a probarlo. Y con estas cosas siempre sucede un cierto fenómeno de imitación, que ha provocado que más y más se sumen a probar el juego. El resultado es un éxito total en descargas en la plataforma de Steam y sus creadores ya han prometido que llegará a Nintendo Switch. Un juego perfecto para el verano y para aquellos que quieran probar qué es eso de ser autónomo.