Una comedia iconoclasta y desafiante a las normas impuestas en la época -comienzos de la década de los 40 en los USA- por el puritanismo militante y repudiable del Código Hays.
Las estimulantes dosis de audacia, mala uva, gracia, slapstick e inteligencia que exhibe su afilada y descacharrante puesta en escena se conjugan con brillantísimos resultados. El genial cineasta norteamericano Preston Sturges, uno de los grandes especialistas de la comedia de todos los tiempos, se lo volvería a guisar y comer: produce, escribe y dirige.
Centra inicialmente su foco en la alocada hija de un policía local que aparece casada después de una noche de borrachera, y posteriormente embarazada sin certeza de quien de los seis soldados que estuvieron con ella pudiera ser el afortunado.
Como pueden deducir por su argumento resulta de lo más disparatada, disparate que alcanza su clímax en numerosos momentos de enorme y arrasador humor.

Atención a la interpretación de un cómico un tanto localista que no trascendió fronteras, pero de contrastada eficacia y encanto… Eddie Bracken.
El padre del cine mudo, David Wark Griffith mencionaba esta película como ejemplo de excelente comedia.
En 1944 fue nominada al Oscar al mejor guion original. Permanecería inédita en España (los censores la debieron considerar atrevidilla), hasta que un ciclo dedicado por Televisión Española a su portentoso director a mediados de los 80 (casi el mismo que ya había programado a inicios de los70), la recuperaría para la felicidad y el gozo de muchos cinéfilos, yo uno de ellos.
Irresistiblemente divertida. Entretenidísima.