Se veía venir, aunque podía haber encontrado una rival de lo más respetable en “20.000 especies de abejas”, y al final se han cumplido las previsiones. La extraordinaria “La sociedad de la nieve”, la mejor película hasta la fecha, matizo que la más redonda de la obra de su brillante director, el catalán J. A. Bayona, que hasta en su trabajo menos destacable siempre muestra solidez e innegable oficio, se ha alzado con una enorme cantidad de cabezones, algunos de los más importantes (aclaro: todos lo son)m en la trigésimo octava edición de los Goya celebrada este pasado sábado en Valladolid, la patria chica de la grandísima y recientemente desaparecida Concha Velasco.
Se le han otorgado por: película, dirección, actor revelación, fotografía, montaje, música original, dirección de producción, dirección artística, diseño de vestuario, maquillaje y peluquería, sonido y efectos especiales. Tan solo se le ha escapado un galardón de los 13 a los que estaba nominada, el de guion adaptado, que ha ido a parar merecidísimamente a la no menos extraordinaria “Robot dreams” del gran y singular Pablo Berger.
Ni un reproche a tal cantidad de reconocimientos, pues Bayona ha logrado una película profunda, emotiva, respetuosa, cuidadísima en todos sus aspectos y deslumbrante en el sentido menos exhibicionista del término. Mostrándose en todo momento pudoroso, sugerente e intenso. Es de las difíciles de olvidar y estoy convencido que su recuerdo se prolongará ampliamente en el tiempo.
Cuenta además con un jovencísimo reparto coral, compuesto mayoritariamente por actores uruguayos y argentinos, dirigido con precisión por la batuta del firmante de trabajos tan notabilísimos como “Los otros” o “Un monstruo viene a verme” (su primera coproducción con Estados Unidos). Además, las localizaciones en Sierra Nevada dan perfectamente el pego de esa cordillera andina donde dejaron la vida 29 pasajeros y sobrevivieron 16 tras un tremendo y mediático accidente tras la colisión de una nave de la Fuerza Aérea Uruguaya el 13 de octubre de 1972.