Pasada la euforia por el éxito de la convocatoria tanto de la huelga, como de las manifestaciones feministas del 8 de Marzo , es el momento de recapitular y analizar cuales son las respuestas globales que necesita el problema de las desigualdades entre hombres y mujeres.
Esta desigualdad de género se manifiesta en diferentes ámbitos: en el de las relaciones personales y familiares, en el ámbito laboral, y en el de las políticas públicas que garantizan el estado de bienestar.
En España, las garantías del Estado de Bienestar descansan fundamentalmente sobre las familias, y dentro de las familias el mayor peso lo soportan las mujeres, esto hace que las ellas se incorporen peor al mercado de trabajo por soportar unas mayores cargas domésticas.
Abordar de manera sistemática el problema implica actuar en diferentes frentes de forma simultanea, desde el educativo, al mercado de trabajo y las políticas institucionales del cuidado y la dependencia.
La educación y la formación, no sólo desde la escuela sino desde todos los ámbitos de la sociedad, es un factor fundamental para eliminar los estereotipos sexistas.
Hay que actuar para eliminar la educación en distintos roles y valores a los niños y las niñas, hay que abordar medidas que sirvan para aumentar la autoestima de las niñas desde la infancia para que cuando sean adultas dejen de sentirse menos cualificadas y capaces que sus compañeros varones para desarrollar cualquier tarea.
En España, hoy, con unas tasas de formación universitaria superiores a la media europea no se ve una influencia clara en la empleabilidad de las mujeres, ¿se puede deber a la diferencia entre las áreas de conocimiento que eligen hombres y mujeres?
Urge poner en marcha medidas que animen a las mujeres a elegir también los itinerarios formativos científicos y tecnológicos, una buena herramienta es visibilizar la presencia de mujeres en estos sectores que faciliten la ruptura de los estereotipos de sexo.
Son necesarias políticas centradas en el Mercado de Trabajo, poniendo en marcha reformas para revertir la precarización generalizada, que afecta de forma particularmente grave a las mujeres.
Hay que establecer políticas que fomenten la flexibilidad en el tiempo de trabajo y la conciliación de la vida laboral, familiar y personal no sólo para las mujeres sino también para los hombres, para ello es necesario fomentar la consecución de objetivos y la productividad frente al actual valorado “presentismo”.
Avanzar en la aplicación de la ley de igualdad; la obligatoriedad de realizar planes de igualdad en la empresas, empezando por las de mayor número de trabajadores y trabajadoras, en estos planes debe incorporarse un principio de transparencia para publicar el reparto de las remuneraciones por género.
La eliminación del techo de cristal es prioritario, sin mujeres en la cúspide de poder de las empresas es muy difícil seguir avanzando.
El objetivo de estas medidas está claro: incrementar la tasa de actividad y ocupación de las mujeres, disminuir las tasas de paro, de temporalidad y precariedad de los contratos, que merman sus posibilidades de desarrollar una carrera profesional.
No menos importante que todo lo anterior es la desigual distribución de los trabajos de cuidados, fomenta que se presuma de las mujeres una menor dedicación al compromiso laboral; por tanto desde la política no se puede dar la espalda a ese otro trabajo, el de los cuidados no remunerados y que iguala en horas al remunerado.
La aprobación de la Ley de Dependencia por el Presidente Zapatero supuso un tímido avance de los servicios públicos de cuidados tanto a la infancia como a las personas mayores. La llegada de la crisis fue la coartada necesaria para frenar la puesta en marcha definitiva de estas medidas y la llegada al poder del Partido Popular y su falta de compromiso con la igualdad ha sido la puntilla al avance de la puesta en marcha de servicios públicos de calidad.
La actual dependencia de la familia para las necesidades de cuidados genera una gran desigualdad, no sólo de género sino también de rentas. Las personas con renta mayor tienen la posibilidad de externalizar y satisfacer esos trabajos en el mercado, siendo la mano de obra inmigrante la que con frecuencia entra a suplir las carencias en el frente de cuidados. Ante esta realidad, que medidas son imprescindibles :
Equiparar el gasto en protección social, hay que aumentar y mejorar el gasto público para avanzar hacia una sociedad inclusiva y en igualdad de género; desarrollar escuelas públicas infantiles de calidad de cero a tres años, como pilar central de la estrategia, acompañándolas de un sistema de permisos por nacimiento o adopción que sea igual y obligatorio para madres y padres, remunerado al 100% y no transferible, de forma que la maternidad deje de penalizar laboralmente a las mujeres.
No todos los cuidados deben desarrollarse fuera del entorno familiar, se deben potenciar sistemas mixtos de cuidados, con apoyo público e institucional, pero que garanticen también el derecho a cuidar y ser cuidados en el entorno familiar.
Por último las políticas económicas y fiscales, que tradicionalmente han sido abordadas desde la aparente neutralidad de género pero que realmente descansan sobre sesgos de género que es necesario revertir.
Medidas como avanzar en la elaboración de informes solventes sobre el impacto de género en los Presupuestos Generales del estado para priorizar las partidas presupuestarias con mayor potencial transformador.
Hay que establecer nuevos indicadores económicos de bienestar para lo que se hace necesario un nuevo material estadístico como la realización de la tan demorada encuesta de Empleo del Tiempo que proporcione datos objetivos del reparto del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados.
Terminando como empezamos: es necesario el desarrollo de políticas integrales en el ámbito educativo, laboral, social y económico para acabar con el circulo vicioso de la desigualdad de género y así acabar con la injusticia histórica que sufren las mujeres.
La lucha por la igualdad de género debe convertirse en un compromiso esencial de la lucha por el progreso, la justicia y la equidad en la que todos y todas debemos estar comprometidos.
