El 18 de agosto fue una de ellas. Una noche única, inefable, a la que seguirán otras muchas. Esa fecha señala la muerte de Federico García Lorca en el año 1936, en Víznar. Era en Granada, su Granada.
Una experiencia cargada de emoción para mí, y para el público que llenó el precioso recinto histórico del Patio de Comedias de Torralba de Calatrava, que asistió a la teatralización y puesta en escena de “Lorca, una biografía trágica”.
Como en Sevilla, una tarde gloriosa de toros, en el Patio de Comedias de Torralba, se sentía el silencio de la Maestranza.
La Mancha arde en cultura. En una medida u otra, todos los pueblos van teniendo este alimento esencial para la vida personal y social, que es la cultura.
Por doquier surgen nuevas “Barracas” que vamos llevando la cultura y la poesía a los pueblos.
Cómo no mencionar, las noches de recitales del grupo de Oretania en Aldea del Rey, en Granátula, en el simpar castillo de Calatrava la Nueva, y tantos otros lugares, cómo no mencionar la colección anual de libros de poemas que alientan Luis Díaz Cacho y el editor Julio Criado.

Lorca, un manantial de inspiración
Lorca, un gran inspirador. Lorca músico y poeta, dramaturgo y más.
Conocida es su impronta en Camarón de la Isla, en Enrique y Estrella Morente, Extremoduro, Pata Negra, o Silvia Pérez Cruz. Pero es sobresaliente, la huella que ha dejado en compositores extranjeros, como en el caso de Leonard Cohen: “Todo cambió tras leer al poeta granadino. Definitivamente, Lorca arruinó mi vida. Una vez que conocí la existencia de ese paisaje que Lorca había establecido, quise permanecer en él toda mi vida. Lorca había cambiado mi manera de ser y de pensar de un modo radical”. Tal fue la pasión de Leonard Cohen por Federico, que su hija lleva por nombre Lorca Cohen.
La Barraca, de nuevo
Vuelvo a recordar la inspiración lorquiana de los actores de Torralba.
El milagro escénico viene del buen hacer de La Teatrería, compañía de solera de esta villa.
No puedo dejar de mencionar el nombre de la directora de la obra, Pilar Laguna, el nombre de María Antonia López Murcia, presidenta de la compañía y presidenta de la Asociación de Amigos del Patio, y el nombre de Santiago Céspedes, encarnando con su juventud a un inocente y tierno Federico García Lorca, cuya trágica muerte aún nos conmueve.
A vuelapluma desearía mencionar de corazón a todos los excelentes actores y actrices de esta obra. No explícito una larga lista con sus nombres, por no caer en olvidos involuntarios con ellos. Todos maravillosos.
Yo, en el papel de la de narradora tuve la suerte, y feliz fatiga por las tardes tan calurosas en que ensayábamos este verano, de entrar en el corazón de la obra con los jóvenes y mayores de la Teatrería, que con tenaz entusiasmo han labrado en oro las palabras de esta valiosa pieza teatral.
Este equipo de actores ha trabajado con la precisión de la maquinaria perfecta de un magnífico reloj suizo. Ha ido narrando la persona de Federico García Lorca a través de su vida y obra, hasta llegar al trágico desenlace de su asesinato, justamente el 18 de agosto de 1936. Fue la barbarie que sacudió terriblemente esta llanura manchega, y toda la piel de toro, en aquella furiosa e incívica guerra civil, de maldito recuerdo.
Un alegato por la paz
Sin duda, la educación y la cultura deben ser el pan de la vida.
“Amor es el pan de la vida”, escribo en este deliberado mutatis mutandi con el conocido bolero.
Vivimos tiempos oscuros, con acontecimientos que pensábamos ya impensables en el Siglo XXI: “Guerra en Europa” es ya, por desgracia, una sección fija de grandes periódicos.

He reflexionado mucho sobre ello en los últimos meses. El visionado de la larga e intensa película de actualidad, Oppenheimer, da mucho que pensar sobre muchos temas, y especialmente sobre una sociedad manejada por hombres, ebrios de poder, sea personal: un ego enloquecido de “machoman”, e imponerlo aunque la Tierra estalle. O sea, un ego colectivo, de dominio y destrucción. Casi cero mujeres en el film. No dejen de verlo,
Detesto las etiquetas. Solo acepto una de corazón: el nombre pacifista para mí. Y lleva aparejado el de feminista.
Sí, pacifista y feminista soy. No hay cosa más inútil y estúpida que la muerte violenta y la destrucción de la vida (recordando a Ucrania). Creo en el fondo de paz que anida en el corazón de las mujeres.
Como Lorca, lo digo hoy con un poema: Nosotras nunca estuvimos allí. Este es mi alegato hoy, en pro de la vida, como tarea de construcción humana y cultura, en pos de una nueva civilidad.
NOSOTRAS NUNCA ESTUVIMOS ALLÍ
Leo la historia cruel del Siglo Veinte, su barbarie. Veo hoy, las imágenes de Ucrania.
Siempre la misma guerra, siempre los mismos hombres broncos, agresivos, vociferantes. De un bando o de otro, siempre el olvido de la vida, siempre el adiós a la paz.
Nosotras nunca estuvimos allí, en aquella locura, en aquella crueldad, en aquella sinrazón, en aquel desperdicio, en aquel odio, en aquella tremenda destrucción, en aquella ruindad, en aquel arrasamiento de vida, en aquella baldía bancarrota del amor. Nosotras nunca estuvimos allí.
Nosotras, hiedras fuertes, inmensas enredaderas, salvamos escollos, trepamos por paredes imposibles, agarramos clavos ardientes. Salvamos la Vida.
¡Oh, sagrado posibilismo de las mujeres! Nosotras no apostamos por el todo o nada, ni al blanco o negro, ni al jaque mate del poder.
Jugamos a la vida, creemos en la vida, y la vida no es dogma.
Nosotras, las valientes, hacemos la vida posible en un mundo de hombres.
María Antonia García de León
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* María Antonia García de León es profesora de Sociología (UCM), escritora y poeta. Mira la vida es su obra reciente. (Premio internacional de literatura Rubén Darío, 2022) antonieta006@gmail.com