Además, están los buenos ratos que “pasamos con las compañeras” en clase. “Nos contamos todo: si se ha muerto uno, si se ha separao, si se ha juntao,…, son dos horas en las que nos lo pasamos bomba. Hacemos amistad y después del curso nos vamos a una comida”, agregó Moreno, contenta, aunque no se lo creía, con haber recibido de la concejal de Turismo, Cristina Galán, un abanico de la ciudarrealeña artesana Amparo Blázquez como premio a una labor de encaje de especial dificultad, con onda de tonder y vena para perfilar el dibujo, en el que lleva trabajando ya dos meses.
También, de manos de la delegada de Igualdad, Manoli Nieto, recibió otro abanico de Blázquez la puertollanense Maravilla Mora, por la elaboración de un abanico de encaje ruso, con apenas cuatro bolillos y toneladas de paciencia. “Cuando mis hijas eran pequeñas hacía encaje, lo dejé para trabajar y cuando me he jubilado he vuelto al bolillo”, expuso Mora, que aseguró que relaja “más que la tila” y además “te picas. Una vez que empiezas una labor no eres capaz de dejarlo. Si tengo un día complicado, no puedo acostarme sin hacer un poco de bolillo y ya me voy a la cama calmada”.
Sus propuestas fueron destacadas entre las 612 labores realizadas por mujeres llegadas de 52 municipios y nueve provincias al XI Encuentro Nacional de Encaje de Bolillos y Bordados, celebrado en el Pabellón Ferial de Ciudad Real y organizado por la Asociación Vecinal Santo Tomás de Villanueva, cuyo presidente, Jaime Vélez agradeció el respaldo del Ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno regional a esta cita con una saludable artesanía, tanto a nivel físico como mental, muy arraigada en la cultura de esta tierra y seña de identidad de la comarca del Campo de Calatrava.
Muchas encajeras de la provincia de Ciudad Real, pero también de Toledo, Cuenca y Albacete, así como de Madrid, Barcelona, Alicante, Jaén y Córdoba, participaron en este encuentro en torno a una artesanía que no se puede perder y hay que mantenerla viva porque “además es uno de los recursos turísticos más bonitos que tenemos”, apuntó Galán, que expresó el respaldo del Ayuntamiento a esta tradición no sólo en esta cita sino en los talleres que semanalmente se imparten en centros sociales como el de Pío XII.
Felicitó a Vélez por su “valentía” impulsando el aprendizaje y difusión del encaje, al igual que hizo la vicepresidenta de la Diputación, Milagros Calahorra, que abogó por favorecer el traspaso a los jóvenes de este conocimiento artesanal, algo en lo que colabora la institución provincial a través del apoyo a las Universidades Populares y la cooperación con el tejido asociativo de los pueblos.
“Desde la Diputación, estamos comprometidos y concienciados con el apoyo a nuestra cultura y, por ello, contamos con vuestra opinión y ayuda para conseguir este reto tan importante”, estando a vuestra disposición de cara al “objetivo de preservar nuestras costumbres”, señaló Calahorra, que elogió a las participantes en el encuentro por su “compromiso, esfuerzo, paciencia y trabajo. Es admirable” que en estos tiempos tan determinados por “la inmediatez y prisas ver cómo muchas de las mejores creaciones conllevan una dedicación tan laboriosa. A la vista está en el trabajo tan bonito que realizáis”.
En la puesta en valor del encaje, contribuyendo con ello a favorecer la incorporación de jóvenes, está trabajando a través de una IGP el Gobierno regional en el Consejo y Parlamento Europeo, apuntó la delegada de Igualdad, de manera que los bordados de Almagro y la comarca del Campo de Calatrava tengan una protección al nivel de otras artesanías como la cerámica de Talavera de la Reina.
Nieto agradeció a Vélez y la Junta Directiva de su asociación vecinal, compuesta mayoritariamente por mujeres, su trabajo en la defensa de “algo tan nuestro” y del que salen maravillosas exquisiteces de labores.
También asistió al encuentro la vicepresidenta de la Asociación para el Desarrollo del Campo de Calatrava. Gema García, que resaltó que el encaje es “una de nuestras tradiciones que hablan de quiénes éramos” y de lo que queremos ser, de ahí la apuesta por su preservación en “nuestro presente y futuro”.
“De un tiempo a esta parte, empiezan a aprender a hacer bolillos niños y niñas y también contamos con hombres que, cada vez más, se van aficionando a esta artesanía que les han dejado como legado sus abuelas y tías”, señaló García, que hizo referencia, además de la fama que tiene Almagro donde principalmente se exhibe y vende, a los particulares encajes que se realizan en otros municipios como Granátula y Valenzuela.
Entre los hombres que hacen virguerías con esta artesanía está Jesús Rodríguez Pérez, de Carrión de Calatrava. Es ganadero, tiene 400 cabras y, en el tiempo libre, hace encaje. “Cada día me gusta más porque relaja” y es gratificante el resultado de lo bien hecho, asegura Rodríguez Pérez, quien lleva a cabo muchas de sus labores para novias que le encargan pañuelos y abanicos.
En el encuentro, los asistentes pudieron adquirir múltiples artículos como alfileres, hilos, picados, portatijeras, portabobinas y bolillos de muchas clases como de abedul, haya, jatoba y salomónicos, así como colgantes, pañuelos, bufandas y abanicos, además de productos gastronómicos artesanales como dulces, berenjenas, quesos y patés.