“Me parece bien si todo esto sirve para que cualquier mujer que esté sufriendo en algún lugar se da cuenta de que puede salir, tener ayuda y rehacer su vida”, dice Antonia Pérez Cabrera (Noalejo. Jaén. 72 años), adoratriz y referente en la lucha contra la trata de mujeres, al ser preguntada por el “Premio Empoderamiento y Liderazgo 2024” que el Ayuntamiento de Ciudad Real le concede este 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer.
Antonia Pérez lleva toda su vida, 53 años, trabajando con mujeres para cambiar la frase “no sirves para nada” por la de “yo sí puedo hacer esto”, un objetivo que la ha llevado no solo a ser un referente en la lucha contra la trata, sino que, en muchos casos, Antonia es familia y se lo están demostrando los numerosos mensajes que recibe estos días tras hacerse público el merecido reconocimiento del Ayuntamiento de la capital.
“Si, me dan ánimo y me piden que siga adelante. Tú puedes, me dicen. Incluso una de ellas, me recordaba que tuvo mi hombro para llorar cuando lo necesitó y que hoy es una mujer libre y a mí esto me da fuerza para enfrentarme a lo que sea”, explica en conversación con este digital poco antes de comenzar una conferencia sobre la trata de mujeres en el campus de Ciudad Real.
Antonia asegura que no pierde el contacto con las mujeres con las que ha trabajado en distintos lugares de España y reconoce que se siente contenta sobre cómo ha vivido su vida y “como la estoy viviendo”. Su compromiso con las Adoratrices comenzó en Alcalá de Henares en el año 1971 cuando tenía 20 años y hoy, a sus 73, mantiene la misma ilusión de entonces, ilusión que transmite y contagia. Hoy recuerda el impacto que tuvo en ella conocer a Faustina y Mercedes, dos mujeres que le “cambiaron la vida” al abrirle otros horizontes y encenderle una llama “que no quiero que se me apague. Y quiero transmitir que sigo con ganas de seguir trabajando”, dice con energía.
Mujeres valientes
Y esta ilusión quiere compartirla este 8 de Marzo al referirse a las numerosas mujeres que le han permitido ayudarlas a caminar. “Mi vida ha estado siempre sembrada de mujeres valientes con las que he colaborado en lo que he podido y no ha estado vacía; al contrario, mi corazón está lleno de historias, de nombres y de rostros de mujeres valientes”, sostiene al referirse al mensaje que transmitirá en su intervención en el Antiguo Casino.
En este sentido, Antonia Pérez considera “bien merecido” el reconocimiento si sirve para que despierten y sean capaces de salir de la violencia aquellas mujeres que la sufren en cualquier lugar. Según explica, si una es capaz de salir adelante y ponerse de pie y participar de la sociedad, con sus deberes y derechos, “tenemos que ser las mujeres más felices del mundo”.
En sus reflexiones sobre el significado de este premio observa que, en su caso, detrás hay muchas mujeres a las que “se lo tendrían que dar”, destacando que esta es la ocasión de reconocer “a tanta, tanta, tanta mujer como me ha permitido caminar junto a ella, darle la mano y unas veces me levantan a mí y otras yo a ellas”. Reconoce que una mirada retrospectiva a su trayectoria pone de manifiesto la importancia del trabajo realizado y ahora “me digo, Antonia ha merecido la pena”.
Dice que no sería una persona tan cercana y humana si ellas “no me hubieran enseñado”. Es más, no tendría estas ganas de seguir y de trabajar para que, por ejemplo, los jóvenes sepan que el 93 por ciento de las mujeres que ejercen la prostitución no lo hacen de manera voluntaria sino a la fuerza. “No tendría esta fuerza si ellas no me hubieran enseñado que tras una vida rota son capaces de resurgir de sus cenizas”.
Trabajo con preadolescentes
Además de por Alcalá de Henares donde ingresó en la Congregación de las Adoratrices y trabajó con niñas de 13-14 años que sabían lo dura que era la vida porque nadie las había querido, Antonia Pérez Cabrera recuerda estos días los años que pasó en Torrente (Valencia) donde trabajó con preadolescentes que sufrían como víctimas de una familia que las trataba mal. “Estas mujeres me enseñaron que tengo que ser fuerte porque ellas con 14 o 15 años ya lo eran”, aclara al hablar de su compromiso para liberar a la mujer oprimida.
También recuerda los 14 años pasados en el Centro Terapéutico Los Almendros en un proyecto de droga con alternativa a la prisión, donde conoció a mujeres de entre 18 y 19 años con un hijo que luchaban estando solas.
La experiencia vivida en Alicante la llevó a tratar con mujeres mayores de 50 años, víctimas de violencia “y esto me impresionó mucho ya que algunas llevaban más de 30 años soportándola”. Es más, recuerda, que una le dijo que llevaba más de 40 años sufriendo violencia y le enseñó sus cicatrices; le dije – señala- que se viniera conmigo.
Este premio es por ellas – apostilla-, yo me tengo que quitar el sombrero y me agacho y les digo que son unas mujeres que merecen la pena porque si no levantáis ampollas vosotras no lo hace nadie.
Ciudad Real en dos etapas
Quien recibirá el premio Empoderamiento y Liderazgo este 8 de Marzo ha estado en Ciudad Real nueve años en dos etapas. La primera fue en 1992 y se prolongó 5 años, un periodo en el que llevó a cabo el paso de la casa de las Adoratrices, situada en la ronda del Parque, a una vivienda donde “comenzamos a vivir en familia con las mujeres”, explica.
Esta etapa la llenó de alegría porque ellas contaban con familia, incluso celebraban los cumpleaños con una tarta con la que eran muy felices, describe, y recuerda el caso de una de ellas que tuvo, por primera vez, una tarta en su cumpleaños.
En esta segunda etapa ciudarrealeña, lleva cuatro años y vive con un grupo de mujeres: seis madres con otros tantos niños con las que conviven cuatro hermanas, más 4 profesionales, también en familia. La edad oscila entre los 18 y los 30 años y muchas de ellas saben lo que es la dureza de la vida; son víctimas de violencia y desprotección social.
España, país de destino
La Congregación de Adoratrices trabaja en todos los proyectos con trata, menos éste de Ciudad Real y otro en Canarias. España es un país de destino donde hay millones de mujeres que son víctimas. “Tenemos proyectos en numerosas ciudades españolas porque estas mujeres están perseguidas y es muy importante tener una red para mandarlas a otro lugar si creemos que va a ser descubierta. Hemos optado por la mujer y tenemos que tener este abanico”, sostiene
Preguntada sobre la trata como la esclavitud del siglo XXI afirma que es la “esclavitud invisible de este siglo” y sitúa a esta provincia como una de las zonas con más lugares donde se ejerce la prostitución. Asegura que en los últimos años los proxenetas llevan a las mujeres a pisos, lo que dificulta el contacto con ellas. “En los pisos es dificilísimo contactar con ellas. Por eso decía que es una esclavitud invisible y podría ser que nuestro propio bloque tengamos un piso”.