Se estima que en Castilla-La Mancha el sector del vino aporta más de un 4,7% al PIB regional. En total, más de 80.000 familias castellanomanchegas se dedican al sector del vino, facturando cada año más de 1.800 millones de euros. No es de extrañar que La Mancha sea considerada como el mayor viñedo del mundo, situándose como la región de Europa con mayor producción de vino y mosto, con cerca de los 25 millones de hectolitros de media, de los que en 2021 alcanzó su cifra histórica en exportaciones, con más de 17 millones de hectolitros.
¿Cómo es posible este volumen de mercado?, Milagros Romero lo tiene claro: “gracias a la calidad de nuestros vinos”.
En estos momentos, señala Romero, “el sector atraviesa un momento complicado. No hemos salido de la pandemia cuando ya estamos con la guerra de Ucrania y la subida de los precios de las materias primas, a lo que además se la sequía”. Por lo tanto, explica, “todos los componentes que estamos dentro del sector de vino y los enólogos, tenemos una situación bastante complicada, pero bueno, ahí vamos tirando hacia adelante como todo el mundo”.
Una de las grandes preocupaciones para el mundo del vino es el cambio climático. “Fenómenos como la sequía nos va a influir bastante en las próximas cosechas porque el cambio climático es una realidad, lo tenemos aquí, y bueno, imagino que habrá ciclos, habrá años en los que haya más sequía, o en los que haya menos, pero sí es cierto que es una realidad que nos genera bastantes problemas y nos tocará ir adaptándonos plantaciones variadas, con producciones más pequeñas, trabajando en zonas que puedan aguantar bien las condiciones de sequía”.
Así, vaticina, “tendremos que irnos adaptando porque esa realidad está aquí, y un año u otro tendremos situaciones como las que se está dando este año de una pluviometría muy, muy, muy baja”.
Pese a todas las trabas que están encontrando en el camino, el sector vitivinícola y enológico está en pleno auge, aunque lo más importante para la decana del COECM, “es seguir aumentando el número de colegiados de profesionales que estén capacitados para trabajar en bodega en los niveles de responsabilidad más altos”.
La implantación del Grado de Enología en la región, una de las reivindicaciones históricas que desde el sector llevaban a cabo, ha supuesto según Romero “un hito muy importante puesto que somos la comunidad autónoma más productiva y más importante en cuanto a número de hectáreas y denominaciones que origen de toda España. Era indispensable que en la Universidad de Castilla-La Mancha hubiese un grado de enología donde nuestros profesionales se pudieran formar. Es un hecho muy importante poderlo haber conseguido”.
Ella, como primera decana del colegio oficial de enología en la región, ha abierto las puertas para que otras mujeres lleguen a las cotas más altas en un sector que como tantos otros han estado reservado exclusivamente para hombres.
“La mujer se ha ido incorporando poco a poco en estos últimos años y ahora somos una realidad. Tenemos una presencia en puestos de responsabilidad en muchas bodegas explotativas de Castilla-La Mancha, tanto a nivel técnico, enológico, técnicos de campo, presidentas de cooperativas, gerencia, contabilidad, corporación. Tenemos presencia en muchos aspectos de la sección económica y técnica de las bodegas. Las tecnólogas somos cada vez más numerosas, queremos ser más visibles y el camino que llevamos es bueno. De hecho, en la universidad hay un tanto por ciento bastante alto de estudiantes que son mujeres y que van a estar después en puestos de responsabilidad en bodegas”.
El día 9 se estrena una nueva edición de FENAVIN
El próximo día 9 de mayo se estrena una nueva edición de FENAVIN, una feria que Romero entiende como “muy importante porque se dan cita bodegas, compradores, operadores extranjeros que vienen a conocer nuestros vinos, con lo cual es una cita muy importante para el sector y para los técnicos que estarán apoyando a sus bodegas. Es muy importante que detrás de un vino de la marca siempre haya una persona que sea la responsable, la que ha pensado y ha dirigido el producto para proteger a los consumidores”.
Romero que ha estado tantos años en esa parte invisible de las bodegas, sabe que la aceptación en el mercado es una de las claves del éxito. “En una feria como FENAVIN hay respeto porque durante el año hay mucho trabajo en la sombra, desde la elección de la viña, desde donde se empieza a pensar en cómo vas a elaborar un vino, qué uvas vas a necesitar, qué momento de la vendimia, cómo lo vas a tratar. Todos esos parámetros que nosotros técnicamente vamos trabajando durante todo el tiempo de la elaboración del vino, luego dan a la luz un producto que tiene que gustar”.
“El miedo no es que un vino sea bueno o malo, porque tú estás convencido de que el producto es bueno, la incógnita llega en saber si interesa o no al consumidor, que es mucho más pragmático que el profesional. Si me gusta lo compro, si no, no lo compro”. Los enólogos, explica, “podemos tener una visión más técnica o menos técnica, pero siempre va a ser constructiva.
Entre tanta variedad de vino que sale de la provincia de Ciudad Real, es difícil encontrar una definición que los abarque como conjunto. “Hay mucha diversidad, pero lo cierto es que yo creo que nos puede define es la calidad”.