Virginia C.L., la joven de Ciudad Real acusada de intento de asesinato por apuñalar en 2018 a su expareja, Carlos Enrique G.P., al que propinó tres cuchilladas, una de ellas con riesgo vital, se ha convertido en la primera madre en la provincia para la que la Fiscalía de Violencia sobre la Mujer solicita la privación de la patria potestad de su hijo.
El fiscal especializado Jesús Gil, acostumbrado a defender a mujeres víctimas de violencia de género, no al revés, lo ha solicitado en este caso siendo consciente de que es una excepción, “agredió al padre con un cuchillo de grandes dimensiones de forma sorpresiva y con el bebé delante, y en un ámbito privado, en la seguridad del hogar en el que convivieron y al que el padre iba a visitar al hijo, eso merece un reproche penal específico”, ha explicado Gil.
No volvería a ver a su hijo
Si la sección segunda de la Audiencia Provincial de Ciudad Real atiende esta solicitud, a la que se ha adherido la acusación particular, significaría que esta madre de 29 años no volverá a ver a su hijo, del que ahora se encarga el padre, aunque tiene estipulado un régimen de encuentros con la progenitora, que pasó siete meses en prisión preventiva por esto.
No hubo violencia de él hacia ella o el bebé
“Nosotros estamos para defender a la mujer, pero en este caso no nos ha quedado más remedio que acusar. Los médicos examinaron al niño, a ella, y no existe ninguna prueba de violencia de él, y eso que al principio se le investigó concienzudamente y se le detuvo incluso cuando estaba en el hospital”, ha subrayado el fiscal al final del juicio en el que además de esta medida excepcional reclama doce años de prisión para la acusada por intento de asesinato con la agravante de parentesco.
Pulsera antimaltrato para ella
La fiscalía también pide una orden de alejamiento con control telemático de la mujer (pulsera antimaltrato) durante dieciocho años, una vez cumplida la pena de prisión. En ese tiempo Virginia no podría aproximarse a quinientos metros de su expareja. También reclama 121.350 euros de indemnización por las secuelas importantes que le han quedado al acusado.
La acusación particular ha ido un paso más allá y ha solicitado quince años de prisión para la mujer, además de una indemnización más abultada, porque considera que Virginia planeó asesinar a su expareja, con el que había roto tres meses antes de un apuñalamiento. “Actuó por despecho”, ha dicho el abogado Rafael Pérez.
“Lo siento, nunca me cansaré de pedir perdón”
La acusada, muy entera durante todo el juicio, en el que ha estado arropada por su madre, se ha roto al final y ha pedido perdón entre sollozos en su derecho de última palabra. “Lo siento, los siento, nunca me cansaré de pedir perdón”. Al primero que le ha pedido perdón ha sido a Carlos, su ex, “no le quise hacer daño jamás”, ha dicho, y también a su familia y a mi familia”.
No haría nada que pusiera en riesgo a mi hijo
Ha insistido en que “nunca habría hecho nada que pusiera en riesgo la vida de mi hijo lo primero, y la vida del padre mi hijo. Yo no tenía nada en contra de él, no funcionó nuestra relación, y ya está, pero no quería hacerle daño”.
Condena por lesiones con atenuante
Minutos antes su abogado Jesús Barroso ha pedido una condena por lesiones. Esta parte sostiene que Virginia actuó en un arrebato porque su expareja quería llevarse al niño, origen de las broncas que tenían desde que cortaron la relación el 31 de enero de 2018, cuando el niño apenas tenía cuatro meses.
“No hubo intento de asesinato, no siempre que alguien coge un cuchillo comete una acción alevosa. Carlos miente descaradamente, hubo discusión y forcejeo, no hay un móvil que justifique ningún ataque de ella”, dice el defensor.
Los forenses, que examinaron tanto a la mujer como a la presunta víctima, en este caso un hombre de 39 años, refieren que Carlos recibió una puñalada muy grave en la pleura pulmonar, “de la que se ha recuperado por la rápida intervención médica y que es joven, fuerte y deportista”, ha dicho Jesús Martín Tabernero.
No puede trabajar de conductor por las secuelas
También se rompió los tendones de varios dedos intentando sujetar el cuchillo para esquivar la segunda puñalada, las lesiones por las que tiene las secuelas más graves: no puede hacer pinza con la mano derecha, por lo que ha perdido -según las acusaciones- su trabajo como conductor de autobús. La tercera herida es un corte en el antebrazo que le ha dejado una cicatriz.
Personalidad impulsiva, pero no trastorno
Virginia C.L. no sufrió un solo rasguño en lo que ella describe como “la lucha” tras la discusión por el bebé. Los forenses que han examinado su estado mental aseguran que no tiene ninguna patología, solo rasgos de “inestabilidad e impulsividad emocional”.
En el barrio de Los Ángeles en 2018
El caso que ha dado pie a este atípico caso de violencia doméstica ocurrió el 6 de abril de 2018 en la vivienda de la acusada Virginia C.L., un bajo del barrio de Los Ángeles de Ciudad Real. Esa tarde sobre las 20.30 la expareja sentimental de la mujer, Carlos G.P., con el que había roto el 1 de febrero tras trece meses de convivencia, fue a visitar al hijo de pocos meses que tenía con la acusada, motivo de conflicto entre ellos tras la ruptura.
La víctima dice que discutieron, él tiró violentamente al bebé al sofá, le dio una torta, y la empujó a ella, que cogió un cuchillo de la cocina para defenderse y con el que, en un contexto de lucha, apuñaló a su expareja hasta tres veces.
Él cuenta (y así lo cree probado la policía que hizo la reconstrucción de los hechos en base a las heridas tras una exhaustiva investigación con examen médico de los tres), que esa tarde Virginia lo recibió de una forma diferente, con el niño en el sofá, para que se agachara a cogerlo o cambiarle el pañal, lo que aprovechó para atacarlo por la espalda sin apenas darle opción de defensa.