La convivencia obligada de toda la familia en casa por la crisis del coronavirus puede ser un reto para todos sus miembros. El inesperado confinamiento en el hogar está poniendo a prueba las relaciones entre padres, hijos y abuelos. Sobre todo a la hora de combatir el aburrimiento en el caso de jóvenes y escolares que tendrán que estar al menos 15 días sin clase y sin poder salir a la calle. Y serán más si sigue aumentando la cifra de contagiados.
¿Y qué podemos hacer?
Los psicólogos aconsejan afrontar el problema con resiliencia (capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas), y grandes dosis de compromiso y realidad. En casos de pandemias mundiales como el coronavirus también hay que cambiar el yo por el nosotros. Además de ser positivos y transmitir a los niños la situación de manera tranquila y sin paliativos. Sólo así la familia en conjunto podrá desarrollar la capacidad de adaptación y podrá contribuir al éxito colectivo a la hora de superar el adverso escenario.
Situaciones excepcionales como el estado de alarma hacen que los humanos “entremos en procesos mentales que exigen una organización colectiva y renunciemos a cosas individuales”, apunta Lola Gómez Castilla, decana del Colegio de Psicólogos de Castilla-La Mancha, para quien acatar las indicaciones de las autoridades sanitarias es signo de un comportamiento mental saludable.
Cumplir los protocolos darán más satisfacción personal “en la medida que comprendamos que lo hacemos para ayudarnos no sólo a nosotros mismos, sino también a los demás”. Es “salir del estado del yo y pasar al de nosotros”.
Son reacciones, en opinión de la psicóloga clínica, imbricadas en los cambios que el cerebro necesita activar para interpretar la realidad de un hecho nuevo, sobre todo “si produce angustia colectiva y sensación de amenaza”.
La interpretación solidaria en estos casos, para la experta, es básica, ya que “si pensamos que vamos a ayudar al país, entramos en un paradigma más valioso (por la dimensión de colectivo social)”.
Y tras este proceso mental, ¿cómo nos organizamos en el día a día?
Pues, según Gómez, a través “de nuestras rutinas”.
“Como seres de costumbres que obedecemos a unos hábitos”, a juicio de la también coordinadora de la Unidad de Conductas Alimentarias del Hospital Universitario de Albacete, cada familia ha de organizarse con un horario, adecuado a sus miembros, en el que se incluyan las tareas domésticas, las profesionales y las escolares.
Mientras, paralelamente, hay que “gestionar la angustia” a través de los hechos y sus secuencias.
“Tenemos que oír las noticias en dosis, de fuentes oficiales, para saber a qué nos enfrentamos”. Frente a ello están las fake news y otros mensajes con difusión masiva por redes sociales “que hacen que estemos enganchados insanamente y aumente la angustia y otras emociones negativas”.
Por ello, el encierro familiar es un buen momento para reflexionar “sobre si no tendriamos que cambiar nuestros modos de vida, basados en el consumo y la productividad, y también en una globalización que, paradójicamente, ha facilitado la expansión de la enfermedad.
¿Saldremos más reforzados?
Para la especialista así será. Las nuevas conductas y la resiliencia que “los españoles estamos interiorizando” tras la autorización del estado de alarma “nos reforzará” porque de “las crisis se aprende y se sacan cosas buenas” relacionadas con los comportamientos más personales.
En este sentido, Gómez anima a inspirarse a uno mismo y a profundizar en las relaciones entre los miembros de las familias, más allá “del modelo de hijos, pero también de padres, continuamente con los móviles”. Sólo de esta manera, “combatiremos conductas erráticas, sin orden ni concierto como el caso de la compra compulsiva del papel higiénico”. ¿Por qué se hace esto? “Pues por repetición en una situación inédita”, señala
“Es una oportunidad”, agrega, para hacer un ejercicio introspectivo sobre las preferencias personales dentro de una análisis familiar “con sentido colectivo” porque el confinamiento está “por encima de ideologías y territorios”.
¿Y cómo explicamos el Covid19 a los niños y les planteamos la prohibición de salir?
“Con tranquilidad y siendo modelo de ellos”, explica la psicóloga.
“Hay que decirles: hijos tenemos que quedarnos en casa y cuidarnos entre todos”. Se trata de “la reconstrucción de una realidad”, en la que los padres han de mostrar su autoridad y ejemplo del mensaje que están dando. Los niños lo entenderán “muy bien”, sobre todo “si mantenemos la calma y no estimulamos el miedo”, al igual que hablarles de la enfermedad, de sus síntomas, y de los protocolos de prevención, como el lavado de manos y el mantenimiento de la distancia mínima entre personas.
También cabe el entretenimiento con el uso de tecnologías y juegos para sobrellevar momentos de ‘aburrimiento’ pero sin un uso abusivo.
Visión positiva
En la misma línea Tania Mondéjar, directora técnica del Centro eSmile, psicología aplicada infantil y juvenil de Ciudad Real, opina que la adaptación a la nueva realidad conlleva “una visión positiva”. En el caso de los niños hay que “trasmitir un mensaje adaptado a cada edad y capacidad” de manera tranquila y sin asustar.
“La filosofía que tenemos en el centro es que hay que adaptarse a las cosas y no darle muchas vueltas. Si puedo solucionarlo lo hago y, si no me adapto de la mejor forma” con “tareas pendientes de la casa, lecturas, películas o series”.
En el caso de los niños “es más difícil” porque “tienen menos autonomía”. Aunque es un “buen momento para convertir el aburrimiento en creatividad” y potenciar “su capacidad resolutiva ente los problemas”.
Horarios flexibles
La psicóloga plantea rutinas “con horarios flexibles” para ocupar “de manera optimista” el tiempo libre, con el fin de que “se haga más corto”, dentro de un escenario “temporal”.
Pactar el tiempo
El paso de las horas se sobrellevará mejor “si pactamos el tiempo” a la hora de realizar tareas “solos o acompañados”.
El baile o la práctica de actividad física con rutinas de ejercicio o circuitos con los niños es otra forma de superar el confinamiento, apunta Mondéjar, y así “segregar hormonas que nos hagan sentir mejor y más felices”.
En conjunto, la psicóloga anima a aprovechar la oportunidad “del nuevo ritmo de vida”, sin “más pretensiones”.