La ya tradicional Caravana Blanca reunía este martes en el patio de la ermita del Cristo de la Luz a más de un centenar de personas. Entre los asistentes se encontraban ancianos, enfermos y personas con discapacidad de todas las residencias de la localidad. Esta eucaristía, organizada por la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes contó, como viene siendo habitual, con la colaboración de Protección Civil y una veintena de voluntarios de Cruz Roja, que prestaron sus servicios para trasladar a los mayores.
Julián Calahorra, uno de los voluntarios de Cruz Roja, explicaba que habían sido cerca de 30 los mayores y discapacitados trasladados en vehículos para una jornada que, reseñaba, “es muy importante”. “Están deseando que llegue este día para reunirse ya que para ellos son momentos inolvidables”, comentaba.
Entre las decenas de asistentes se encontraba el alcalde, Leopoldo Sierra, junto con varios concejales de la Corporación Municipal. El primer edil quiso acompañar una vez más a todas aquellas personas que se desplazaban gracias a esta Caravana Blanca. Sierra agradecía la labor de la Hospitalidad de Lourdes, así como la de los voluntarios de Protección Civil y Cruz Roja, abogando porque “los ancianos, enfermos y discapacitados también tengan derecho a disfrutar de una tarde de fiesta como ésta”.
Por su parte, Juan Rodríguez, presidente en funciones del colectivo organizador de la Caravana Blanca explicaba que son ya 33 años en los que se vienen celebrando esta cita, siendo “una labor muy reconfortante el poder ayudarles y ser sus manos y sus pies”, al igual que importante es su misión acompañándoles a su peregrinación anual a Lourdes.
La misa, presidida en el altar por la imagen de la Virgen de Lourdes, estuvo oficiada por el padre pasionista Ricardo San Millán, quien en su homilía habló de la misericordia y el amor infinito de Dios, recordando a los allí presentes que “Dios siempre camina a nuestro lado”, informa el Ayuntamiento.