Las lenguas son como “el polen que las abejas diseminan por los campos”, han surcado mares y atravesado continentes en continua evolución, y la etimología de las palabras instiga un apasionante viaje al origen de los pueblos. La filóloga y poeta Isabel Villalta ofreció este viernes una interesante charla sobre la toponimia de Manzanares en coordinación con el colectivo cultural El Zaque en la apertura de la programación previa a la inauguración de las Jornadas Histórico-Turísticas ‘Manzanares medieval’.
El origen etimológico de Manzanares sirvió para establecer los orígenes de la población desde el Museo del Queso Manchego. Isabel Villalta, que la semana que viene viajará a Israel para dar una conferencia en la Universidad Bar Illán sobre la existencia de topónimos semejantes a uno y otro lado del Mediterráneo, explicó que Manzanares procede del árabe “manzil nahar”, que significa “casa junto al río”.
Expertos calculan que la vinculación del término “manzil nahar” a una casa que “debería estar situada entre el torreón de Moratalaz y el castillo del Tocón de Membrilla” sería en torno a los siglos VIII y XII, época de mayor explotación árabe de las tierras de España, aunque Isabel Villalta advirtió que “este nombre, que todavía utilizan hoy los árabes, ya estaba en uso en la Antigua Roma”.
La evolución de las palabras por el “boca a boca”
Instalados durante ocho siglos en la Península Ibérica, los árabes regaron de “palabras, cuentos, recetas, chascarrillos y refranes” esta tierra y hoy en día el castellano está plagado de arabismos. Isabel Villalta explicó que “vivimos en una época en la que todos los nombres están escritos, aparecen en libros, en mapas, todos somos letrados”, pero en aquellos siglos donde “el saber estaba reservado a los monasterios”, las palabras se transmitían en la población común por el “boca a boca” y evolucionaban “poco a poco”.
Manzanares como población surgió a finales del siglo XIII con la construcción del castillo, pero desde el comienzo de la reconquista en el siglo X las gentes habrían utilizado el nombre actual para nombrar el paraje, esa zona “de descanso y avituallamiento”, ese punto del “cursus publicus” romano junto al río Azuer, donde confluían la Cañada Real Soriana y la Cañada Conquense. Ahora bien, hasta el siglo XVIII la forma de escribirlo fue “Mançanaress’, un nuevo nombre fruto de los flujos lingüísticos de lenguas “árabes, sirias, hispanogodas”.
El germen de un libro con 200 topónimos de Manzanares relacionados
Ante la vinculación de Manzanares con la existencia de “manzanos”, que aparecen incluso en el escudo de la población “sin ningún rigor científico” y que nunca existieron, Isabel Villalta señaló que la asociación del origen de los pueblos con el significado de las palabras del castellano actual lleva muchas veces a confusiones. Así, Mansilla de las Mulas en León, que también procede de “manzil”, lleva a pensar en la existencia de equinos, y sin embargo “mulas” viene de “montes” o “motillas”. Todo el Mediterráneo comparte topónimos, así el paraje conocido en el entorno de Manzanares como “coca”, tiene el mismo origen etimológico que el pueblo caucense Coca y que el Cáucaso. Todos hacen referencia a elevaciones del terreno.
Resultado de todas las investigaciones que ha suscitado la conferencia, la membrillata y manzanareña de adopción Isabel Villalta avanzó a lanzadigital.com que pretende publicar a lo largo del próximo año un libro con el origen, la evolución y el significado de “200 topónimos” del término municipal de Manzanares, todos ellos con comparaciones de la zona indoeuropea y del norte de África, muchos de ellos relacionados con la descripción paisajística del campo, las zonas agrícolas, las montañas y los ríos. Para Isabel Villalta “la toponimia es el conjunto de los nombres del lugar” y conocer su significado “remonta a las lenguas antiguas y a las primeras civilizaciones a lomos de los relieves de la tierra”.