El ascenso vertiginoso de los precios de las materias primas, de la mantequilla, la nata y hasta el cartón, ha puesto en serias dificultades al roscón de Reyes en su época dorada. El producto navideño español por excelencia será el gran ausente en las estanterías de algunas panaderías, otras han decidido recortar la producción y todas las de la provincia de Ciudad Real subirán los precios. El problema lo sufre el roscón tradicional, pues en los supermercados no falta desde que entró el otoño.
Desde principios de diciembre, Artesanos Panaderos de Picón hacen números. La harina está al doble, la nata ha subido “a un euro el litro” y lo mismo ha ocurrido con el azúcar, la fruta escarchada y la mantequilla. “Hace unos días tuvimos una reunión y decidimos tirar para adelante, para no dejar a la comarca sin roscón, porque algunos compañeros han decidido no elaborarlos, pero hemos revisado los precios”, confiesa el gerente, Tomás Moraga.
No les ha quedado otra que subir el precio, “un 18 por ciento a las tiendas”, que luego repercutirán al cliente. “Nuestro roscón va a ser el de siempre, va a tener el mismo peso y la misma calidad, pero más caro”, añade. Los encargos cada vez son menos comunes, por lo que asumirán el riesgo que conlleva tal subida. Han decidido bajar la producción a 3.000 roscones, un 15 por ciento menos que el año pasado.
La cesta de la compra ha sido la más afectada por la inflación y en las panaderías no solo el roscón ha subido. Con 21 trabajadores, Artesanos Panaderos de Picón, empresa que reparte en la capital, Carrión de Calatrava, Miguelturra, Poblete, Daimiel, Bolaños y Piedrabuena, han sumado 20 céntimos a la barra de pan de 260 gramos este 2022.
Pero es que la subida de precios ha dado lugar a imágenes tan llamativas como que todas las semanas decenas de personas acuden a la panadería de Picón para comprar pan duro para dar de comer a los animales. “Siempre he tenido problema para deshacerme del pan duro que recogemos de las tiendas, he regalado camiones, y ahora lo vendo a personas con animales, sobre todo realas, porque los piensos están desorbitados”, explica Moraga.
Repercutir la subida en los pueblos “es inviable”
En Piedrabuena, en una pequeña panadería esta Navidad han tirado la toalla con el roscón. El propietario reconoce con pesar que “es inviable económicamente por los precios de las materias primas y los costes de producción”. “El azúcar está a 1,40 el kilo, ha subido 50 céntimos, que es fundamental para el roscón, pero es que luego hay que sumar ingredientes más caros, como los licores o la fruta escarchada”, explica.
El año pasado vendieron la rosca de Navidad a 14 euros y si decidieran repercutir la subida de ingredientes como la mantequilla, que ha pasado de 4 a 10 euros el kilo, tendrían que venderla “un 70 por ciento más cara”, algo que consideran “inasumible en un pueblo”. La otra opción sería bajar la calidad, “hacer la receta más rentable”, fabricar roscones más pequeños, utilizar margarina en vez de mantequilla y edulcorante vegetal en vez de nata, pero para el piedrabuenero “eso es un absurdo, porque para eso ya está el roscón de los supermercados”.
Aquí las magdalenas y los canelos, un producto muy típico de la localidad, siguen muy asequibles, a 2,30, pero las doce campanadas de fin de año traerán nuevos ascensos, a no ser que se note la bajada del IVA anunciada por el Gobierno. “Económicamente esta situación no la habíamos vivido nunca. Es cierto que hay gente que tiene poder adquisitivo y busca la calidad, pero los negocios sobreviven porque la venta se concentra en las panaderías que quedamos”, explica.
Así pues, este panadero calcula que en los últimos tiempos han cerrado “entre 300 y 400 industrias pequeñas en la provincia”, bien por jubilación o por no poder mantenerse. La subida de la luz, con facturas duplicadas y triplicadas, es otro de los problemas, pero es que además hablan de “especulación”. Esta Navidad, por ejemplo, cada pequeña panadería o pastelería pagará 1 euro por cada caja de cartón que contenga un roscón.
La maquinaria de Enrypas funcionará a 30 euros el roscón
Donde la maquinaria del roscón está preparada para funcionar como siempre es en la pastelería Enrypas de Ciudad Real. “Vamos a hacerlo, claro, aunque todos los productos han subido y será más caro”, confiesa el dueño, Enrique Cruz. También habla de la luz, antes pagaba unos 900 euros y ahora “casi 3.000 euros al mes”.
Calcula que este año el roscón rondará los 30 euros”. En Enrypas trabajan “con productos de calidad, nata pura y mantequillas puras”, por lo que sus clientes están dispuestos a pagar un precio más alto. “Es un cliente que se lo puede permitir”, admite. Todos los productos han subido “entre un 5 y un 10 por ciento en 2022”, aunque “el café no se toca”.
Eso sí, desde verano Enrique Cruz ha notado que se vende menos. “Este año subiremos el roscón 3 o 4 euros, porque más no se puede, pero no vamos a perder dinero”. El pastelero y chocolatero del mítico establecimiento de la plaza Mayor reconoce que “puede que en vez de vender 500 roscones como el año pasado, vendamos menos de la mitad”, pero seguirán “con la tradición”.