La segunda sentencia absolutoria por el caso de la violación de Porzuna, la denuncia de una chica de 18 años a un amigo de 19 de haberla violado en abril de 2018 en la localidad, ha dejado un sentimiento de “tristeza y decepción” en el ánimo del abogado de la acusación particular, Ángel María Rico, que ha representado y acompañado a la joven estos años.
Tras casi cuatro años de calvario judicial y social desde que denunció la agresión sexual, un primer juicio, un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, un segundo juicio y otra segunda sentencia absolutoria, el letrado no quiere hacer ninguna valoración jurídica del fallo, que por supuesto respeta y acata, aunque no comparte la valoración de la prueba.
Para Rico el testimonio de la joven “tiene absoluta credibilidad y ha sido corroborado por informes periciales de la máxima solvencia”, en concreto el equipo psicosocial del Instituto de Medicina Legal de Ciudad Real y la psicóloga del programa Contigo de la Consejería de Igualdad que la ha tratado después de la denuncia.
Todavía es posible recurrir
Respecto a la vertiente jurídica del caso, el letrado no ha querido valorar la sentencia, en caso de hacerlo hará en un hipotético recurso contra ella, que todavía es posible.
La tristeza de esta parte contrasta con la alegría de la contraria, la del abogado Francisco Víctor que ha representado al joven V.G.R., un chaval de 22 años, sin antecedentes penales, que pasó un año y medio en prisión por unos hechos de los que ha sido juzgado y absuelto en dos ocasiones.
Víctor habla de una “impecable resolución en técnica jurídico-penal, valorando la importante y amplia prueba practicada al amparo de la sana crítica, y bajo el principio de inmediación”.
“Merecíamos una sentencia absolutoria”
El letrado se siente satisfecho de la línea de defensa “dada la dificultad que presentan este tipo de asuntos, por lo que estoy muy satisfecho del pronunciamiento. Este asunto se merecía una sentencia absolutoria”, remata en declaraciones a Lanza.