El futuro Museo de la Caza de Ciudad Real ya tiene localización, el antiguo edificio de la Delegación de Sanidad en la capital, pero hasta ahora solo ha trascendido que pondrá en valor la naturaleza, las especies silvestres y que tendrá un carácter científico.
Rafael Mateo, director del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) e integrante de la comisión que prepara el proyecto del museo, junto a la vicerrectora, Beatriz Arroyo, adelanta a Lanza por donde van a ir los tiros.
“El museo deberá mostrar cómo la caza ha evolucionado a lo largo de la historia”, explica Mateo desde el aeropuerto de Nairobi, lugar donde prepara unas jornadas para mejorar los instrumentos de lucha contra los envenenamientos de la fauna en Kenia.
El profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha opina que el futuro museo deberá reflejar cómo la caza “ha pasado de ser una necesidad para la subsistencia en el Paleolítico a una necesidad con una marcada relevancia social desde la antigüedad”.
Quizás por eso afirma que “el mejor nombre sería el de Museo de la Historia de la Caza”. Mateo opina que el visitante “tendrá que conocer el contexto ecológico, evolutivo, histórico y social de la caza” para así entender el papel que ha tenido en el mantenimiento de los ecosistemas.
Las técnicas y la caza en el arte
Para Rafael Mateo, el nuevo espacio, que dirigirá la Diputación de Ciudad Real, tiene que profundizar en la exposición ‘La caza, un desafío en evolución’, que acogió en diciembre de 2019 el Museo Provincial de Ciudad Real y de la que él mismo fue comisario.
En una provincia con amplias áreas naturales dedicadas a la actividad cinegética, el visitante tiene que recibir “una visión general de la caza, como una actividad que relaciona las redes tróficas, en las que depredadores y presas están conectados”.
“La ecología de unas y de otras depende en gran medida de esta relación”, detalla, por lo que el museo “tiene que mostrar en este marco ecológico y evolutivo, la importancia de la caza en la especie humana a lo largo de la historia”.
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, declaró hace quince días que será el primer museo dedicado a la actividad cinegética “público” en España y también “el más grande”.
En esta línea, Mateo señala que también tendrá que incluir “las técnicas de la caza hasta llegar a nuestros días”, según añade, “cuando la ciencia es esencial para mantener esta actividad de forma sostenible”.
El veterinario alude a “la importancia social de la caza”, evidente a través de “su representación en el arte y la literatura a lo largo de la historia”, como ha ocurrido en esta provincia que recibe a miles de visitantes a lo largo del año para practicarla.
Asimismo, para Rafael Mateo, “el enfoque debería ser mundial”, aunque los contenidos más desarrollados sean los de España y Castilla-La Mancha, en particular por la disponibilidad de piezas museísticas.
La caza “puede seguir siendo relevante” si se desarrolla “con conocimiento”
En los tiempos actuales, donde según reconoce el profesor, “la caza es cuestionada por una parte de la sociedad”, considera que este museo tiene que servir para hacer “pedagogía”. “El conocimiento y la información es esencial para no dejarse llevar por posiciones que en muchos casos son demasiado simplistas”, admite.
Así pues, Rafael Mateo insiste en que la caza “es un proceso natural en el que el ser humano es una pieza más” y una actividad que “nos ha forjado como especie”. De hecho, considera que “puede seguir siendo relevante en muchos sentidos si sabemos desarrollarla con conocimiento”.
Aventura en Kenia
Detrás del proyecto del Museo de la Caza están expertos de referencia internacional y, de hecho, el director del IREC está implicado en la organización de un workshop (taller) para octubre con The Peregrine Fund, que es una ong histórica de Estados Unidos, para luchar contra los envenenamientos.
“Al igual que sucede en España, los conflictos con depredadores y otras especies de fauna silvestre, llevan a algunas personas a usar venenos de forma deliberada e ilegal para matar a esa fauna. Esta actividad tiene que ser perseguida legalmente e investigada mediante un proceso forense”, explica.
En los últimos días ha visitado laboratorios de toxicología y veterinaria en Kenia, en concreto, de la University of Nairobi, la Jomo Kenyatta University of Agriculture and Technology y los laboratorios centrales del Gobierno de Kenia.
Incluso, reconoce a Lanza, que le ha dado tiempo a examinar y analizar en la Jomo Kenyatta University of Agriculture and Technology un caso de envenenamiento de un águila de Verreaux, “una especie poco abundante en el país”.
En contacto con la naturaleza, Rafael Mateo observó como un rebaño de vacas accedió al Parque Nacional de Masái Mara, pese al riesgo. “Había tres guepardos debajo de un arbusto a menos de 200 metros, aunque ellos prefieren las gacelas. Las vacas suelen tener conflictos con los leopardos, los leones y las hienas”, comenta.