Antonio Linares es un caso particular; como lo son todos, en realidad, pero el suyo algo más. A pesar de lucir la borla de matador de toros desde agosto de 2016 (se doctoró en Pedro Muñoz cortando un rabo, con Juan José Padilla y Fortes en el cartel, frente a toros de Castillejo de Huebra) el torero de Tomelloso todavía no ha hecho el paseíllo en la plaza de toros de Ciudad Real. ¡Ni siquiera en un festival! No podría asegurarlo con absoluta certeza, pero dudo mucho que un caso así se haya dado en el pasado en nuestra provincia.
Por ese motivo, y por no ser un torero demasiado dado a aparecer en los medios -aunque en Lanza hemos seguido y dado cuenta de su trayectoria desde antes de debutar con picadores- Antonio Linares puede que haya pasado algo desapercibido para el público de toros.
Para poner en antecedentes diremos que Antonio López Linares nació en Manzanares el 14 de agosto de 1987. Se vistió por vez primera de luces en Tomelloso, el 15 de mayo de 2010, en un festejo mixto compartiendo cartel con su paisano Jesús de Natalia, para enfrentarse a un encierro de Los Palancares, logrando abrir la puerta grande tras cortar tres orejas. Al año siguiente sufrió un grave percance en La Algaba. Después de dos temporadas participando en festejos de promoción dio el salto al escalafón de novilleros con picadores la tarde del 15 de septiembre de 2012 en Torralba de Calatrava, haciendo el paseíllo al lado de a Miguelín y Milagros del Perú, para dar cuenta de un lote de utreros con el hierro de Marisol Domínguez, de los que obtuvo tres apéndices.
Si tuviéramos que destacar dos hitos de Antonio Linares en su todavía corta carrera quizás al margen de la ya citada alternativa- éstos podrían ser su encerrona en la plaza de toros de Tomelloso en junio de 2014 (once orejas y un rabo), y la oreja conquistada el día de su presentación en Las Ventas en abril de 2015.
Tanto él como su fiel apoderado, Ramón Marta, decidieron ir por el camino recto. O al menos, todo lo recto que pudieran, con el fin de ir cumpliendo objetivos; debut en público de corto, de luces, debut con picadores y, en penúltimo lugar, tomar la alternativa. Ahora queda subir peldaños en el escalafón superior. Palabras mayores. Y obstáculos mayores aun.
Todos aquellos propósitos se cumplieron. Para conseguir los tres primeros el torero de Tomelloso formó parte de varias escuelas taurinas como son las de Madrid, Toledo y Albacete, sin que ninguna de ellas le llenara el ojo, por lo que optó por el método autodidacta, puesto en práctica después de cumplir con su jornada laboral; porque Antonio Linares trabaja, y después entrena, en jornadas que acaban de madrugada con relativa frecuencia, sobre todo en época veraniega.
No está siendo un camino fácil. Para casi nadie lo es. Sin embargo, si te empeñas en no tomar atajos y ser fiel a una filosofía vital y vocacional, los disgustos están a la orden del día. Es lo que ha tenido que aguantar Linares, una pertinaz sequía de contratos a pesar de haber contado sus actuaciones por triunfos, a menudo con figuras del toreo al lado, como ocurrió, sin ir más lejos, en 2019 en Tomelloso, con Morante y Cayetano, cuajando a un gran toro de Virgen María y resultando triunfador del festejo.
Antonio, después de casi dos años, volverá a ponerse el vestido de luces este domingo, y a buen seguro estará acompañado por muchos de sus paisanos de Tomelloso, quienes le siguen presencialmente en número relativamente considerable. Será en Torralba de Calatrava, la plaza que le vio debutar con los del castoreño. Y lo hará en un cartel de gran atractivo, con un torerazo en trance de conmemorar el 30 aniversario de su alternativa como es Finito de Córdoba, y otro gran torero como es Curro Díaz, quienes se las verán con toros de Salvador Domecq.
De tentadero en Mollalta
Y para preparar tal compromiso Antonio acudió hace escasos días a tentar a la ganadería de Toros de Mollalta de Inés López. Allí se las vio con dos hermosas utreras que pusieron a prueba a un torero al que tampoco le sobran los tentaderos en sus muñecas. No obstante pudimos ver a un Antonio Linares sereno, dando a cada vaca la lidia que su condición requería, firme de plantas y manifestando una puesta en escena que evidencia tratarse de un torero con personalidad, la que emana de alguien que se ha ganado lo que tiene con cuantioso esfuerzo y escasas ayudas. Sin embargo tengo la impresión de que, aunque a nadie le debe amargar un dulce, Antonio prefiere no tener que agradecer nada a nadie más allá de a sí mismo y a su apoderado. Las metas, si se alcanzan de este modo, son mucho más gozosas. Y en gozar toreando anda este Linares, aunque no olviden que es de Tomelloso; y a mucha honra.