P.J.A., el cura del seminario de Ciudad Real acusado de haber abusado de nueve niños de los que fue tutor durante dos cursos, ha roto su silencio este miércoles al final del juicio: “Soy inocente”, ha explicado ante los medios de comunicación. “Han sido cuatro años muy duros, al menos en el juicio se me ha escuchado”.
El sacerdote, apartado del ejercicio del sacerdocio por decreto papal este año, cree que la Iglesia “se ha precipitado en su caso”, y que se le han atribuido conductas que nunca se han producido simplemente por tener contacto con niños “en un ambiente de permanente sospecha” de pederastia como es el de la Iglesia católica.
Asegura que en su caso no ha habido juicio canónico, solo una resolución eclesiástica que se negó a cumplir, “la Iglesia en seguida te manda a un monasterio o a estudiar a Roma, o te cambian de parroquia, ¿pero por qué iba acatar esa resolución siendo inocente?”, se pregunta.
Inocente “desde el primer minuto”
“Yo mantengo mi inocencia desde el primer minuto. La situación de ser sacerdote y estar en la Iglesia, en el seminario, con menores, en un ambiente de duda de cualquier indicio, por eso hablan de un caso en Ciudad Real cuando nunca lo ha habido”.
El joven sacerdote se ha defendido de las acusaciones, en la que no ha querido entrar, diciendo que es un formador, “si me he equivocado en algo con los menores ha sido por la formación y la pedagogía, entiendo que puede ser errónea, pero no se puede hablar de abusos, nunca los ha habido”, ha vuelto a insistir.
P.J.A. cree que le ha perjudicado la celebración en Roma del congreso del Papa Francisco sobre los abusos sexuales en la Iglesia, el pasado mes de febrero, “no pueden ir a Roma con un proceso abierto y lo cierran con otros casos abiertos en el resto del mundo”.
La incoherencia de la Iglesia
“Es incoherente que la propia Iglesia diga en el comunicado que hace el 31 de marzo de 2016 que pone esto en manos de la fiscalía por si hay delito o no, y se adelantan a que la propia Audiencia Provincial tome una resolución, ¡si lo traen para ver si es delito, por lo menos que esperen!”. Además se ha preguntado qué hubiera sucedido si no se hubiera negado a cumplir la resolución eclesiástica, “¿qué pasa, que solo denuncian cuando mantengo que soy inocente?”
La defensa habla de “nimiedad de los hechos”
Francisco Maroto, el abogado que representa al acusado desde hace cuatro años, cuando el Obispado denunció el caso, ha insistido en la “nimiedad” de los hechos por los que ha sido juzgado el sacerdote.
Maroto, que ha elogiado a la sección primera de la Audiencia Provincial que preside María Jesús Alarcón por el trato y la forma de dirigir el juicio, cuestiona si estamos ante conductas sexuales o conductas que no están tipificadas en el Código Penal.
Maroto dice que hay menores que han referido “conductas que por los horarios y la mecánica son imposibles; no se han producido, no estaban en el seminario”, y ha señalado que es difícil defenderse de supuestos comportamientos que se producen en el espacio de tres años pero sin concreción temporal. “No es lo mismo el desarrollo de una conducta en una clase que en un sistema de internado, en el que hay más contacto con los alumnos internos”, ha concluido.
La acusación pide más de 40 años de cárcel
Para las acusaciones sin embargo el caso está claro: hubo abusos. Rodrigo García, el abogado que representa a la familia de tres de los menores que denuncian, ha elevado incluso la petición de la pena a más de 40 años de prisión, por entender que uno de los veinte casos de supuestos abusos concurre la agravante de intimidación al menor.
“Estoy totalmente convencido de que todos y cada uno de los hechos denunciados por los menores han quedado debida, sobrada y unívocamente probados de cara a que exista un pronunciamiento condenatorio hacia el acusado”.
Hechos “sostenidos en la verdad”
Según este letrado, la declaración de las víctimas, desde la instrucción hasta la celebración del juicio oral, son absolutamente veraces así como la exposición de todos y cada uno de los hechos. “Estoy convencido, siempre con la cautela y con el máximo respeto a las deliberaciones del tribunal, que son hechos probados, fundados y sostenidos en la verdad”.
Ocho sesiones de juicio a puerta cerrada
El juicio por presuntos abusos sexuales en seminario menor de Ciudad Real entre los años 2013 a 2015, se ha celebrado en ocho sesiones a puerta cerrada. El caso, que saltó a la opinión pública en marzo de 2016, se tenía que haber juzgado en septiembre pero se suspendió para atender a una petición de indefensión planteada por la defensa.
En estos días han declarado nueve chavales, sus padres, sacerdotes y personas vinculadas al seminario de Ciudad Real, además de peritos psicológicos que han emitido diferentes informes de crebilidad de los testimonios.
