Durante la mayor parte de su vida, las estrellas compensan la fuerza atractiva de la masa que las forma con una fuerza hacia afuera creada por la radiación que emiten al exterior. Este empuje se origina en las reacciones de fusión nuclear que tienen lugar en su parte más interna: esencialmente la fusión de 4 núcleos de Hidrógeno para dar uno de Helio. Esto mantiene a raya a la gravedad mientras hay Hidrógeno que consumir, lo que por ejemplo en nuestro Sol durará unos 10.000 millones de años. El tamaño del Sol es inimaginable para nosotros… pensemos que cada segundo convierte 4 millones de toneladas de Hidrógeno en Helio, y lleva haciéndolo así ya 5000 millones de años… Bien, como se suele decir al final todo se termina, y acaba faltando combustible para mantener esta reacción nuclear. En ese momento el colapso gravitatorio produce diferentes tipos de explosiones que lanzan al espacio las capas más externas de la estrella, además de permitir la fusión de elementos más pesados dada la alta presión y temperatura que se alcanza durante unos momentos. Así se forman muchas de las bellas nebulosas que podemos contemplar en estas postales del universo.
En el caso de la de esta semana, la nebulosa de la luna creciente, la estrella que la ha originado aún no ha muerto víctima de su propio peso, pero como es tremendamente masiva ha realizado ya algunos conatos de explosión que han enviado parte del material más externo a los alrededores. A este tipo particular de estrellas se les llama “Wolf-Rayet” en honor a sus descubridores. Cuando se termine el combustible que le queda se originará una gran explosión conocida como supernova, y bombardeará con neutrones toda la región de la nebulosa, permitiendo que muchos de los elementos que la forman se enriquezcan y den lugar a elementos más pesados: Oro, Uranio, Plomo…, que sólo se forman durante estos instantes. Quedará en el centro un residuo tremendamente denso, una estrella de neutrones, que contendrá el equivalente a dos veces la masa del Sol en una esfera de sólo 12 km de diámetro: más o menos el tamaño de Madrid.
Este no es el futuro que le espera a nuestro Sol, dado que es mucho menos masivo y la explosión final, que también sufrirá, no será tan violenta. Dejará también una nebulosa, y el residuo central final no será tan denso, quizás la masa del Sol concentrada en el tamaño de la Tierra (¡que ya es!). A este residuo se le llama enana blanca, y estará formada básicamente por Carbono y Oxígeno sólidos.
Clasificación de las estrellas
Las estrellas se clasifican según su masa en 7 tipos, que tradicionalmente han seguido una clave con letras. De mayor a menor masa sería: O, B, A, F, G, K, M. Como es difícil recordar esta secuencia tan imprevisible de letras alguien inventó una frase mnemotécnica en inglés. “Oh, Be A Fine Girl, Kiss Me”. Hay una versión en castellano que no me atrevo a reproducir aquí por ser poco apropiada, pues hace referencia a una mujer que gana peso. Las de tipo O, como la que ha originado la nebulosa de la creciente, son muy grandes: más de 20 veces nuestro Sol, y tienen temperaturas altísimas de más de 33000 grados. El color que corresponde a una temperatura tan alta es un azul intenso, y esa temperatura también determina que su vida sea muy breve pues consumen el Hidrógeno a gran velocidad: apenas viven unos pocos millones de años. Nuestro Sol es de las más pequeñas: tipo M. Su temperatura inferior, de unos 3000 grados, le confiere un color más anaranjado-rojizo, y viven varios miles de millones de años. Mas de tres cuartas partes de las estrellas en el Universo son de este tipo, mientras que las de tipo O son mucho más raras: sólo se encuentran 3 entre cada 100.000. La fotografía de esta semana está retocada en una paleta de colores diferente, de manera que se aprecie mejor la bolsa de Oxígeno (en color verde azulado) que envuelve la estructura principal, y las regiones de Hidrógeno ionizado de los alrededores. A continuación, la versión en sus colores originales, donde son menos evidentes estas regiones y se aprecian mejor las estrellas. Una vez más, para gustos los colores.