A este invierno ya le quedan pocas tardes pardas y frías, las canónicas machadianas, pero la Semana de las Letras Hispánicas volvió a paliar la monotonía de lluvia tras los cristales de la Universidad de Castilla-La Mancha. Bajo el ambicioso lema “Españoleemos”, la Asociación de Estudiantes de Español brindó su propuesta a un público heterogéneo y numeroso. Sus responsables son Beatriz Mata, Gemma Aldana y Ana Rosa Fernández. A esta última, que es la presidenta, hay que pedirle las explicaciones: “Unos compañeros míos que ya no están aquí, porque se han ido a hacer el máster fuera, dijeron de hacer algo para promocionarlo junto al profesor Bruno Camus. Se hicieron una serie de actividades, más o menos como las de este año. La novedad que hemos introducido es el taller de teatro del miércoles”.
Un retrato de Federico García Lorca encabeza los actos, porque conmemoran los cien años de su llegada a la Residencia de Estudiantes de Madrid. ¿Cómo influye esta figura en la estudiante de filología Ana Rosa Fernández? “De Lorca me ha marcado su crítica social, aunque yo no haga lo mismo. Sí me lo he planteado alguna vez. Escribo a veces, cuando puedo; poesía, sobre todo. Junto a Ángel González, Gil de Biedma, Emilia Pardo Bazán, Ana María Matute, aunque ella solo escribió narrativa…, Lorca es una de mis referencias”. Si se le pide que destaque algún título, cita el Romancero gitano. Fuera de su caso particular, de la vigencia del granadino dio fe la programación del ciclo: el martes se proyectó la película La novia, adaptación de Bodas de sangre de la cineasta Paula Ortiz, y el miércoles los alumnos del grado en Español ofrecieron la representación teatral La voz de Federico, que dirigió José Luis Muñoz y que dio cuenta de la vida del poeta a través de su producción literaria.
La organización abarcó un espectro tan amplio que dio igual cabida a lo intemporal y a lo pasajero. Así, Elena Hernández, directora del Departamento de Español al día de la Real Academia Española, impartió el martes una conferencia en la que defendió el uso del masculino genérico como el mecanismo inclusivo natural del castellano y puntualizó que “se puede ser feminista sin intervenir de forma artificial en el lenguaje”. Tras la charla se presentó la revista de creación literaria El Mentidero, y se leyeron fragmentos de piezas incluidas. ¿Hasta qué punto la visión de la literatura que sus responsables tienen incide sobre la selección del material? “Queríamos ser honestos a la hora de buscar una calidad y una equiparación entre prosas y versos”, dice Fernández, coordinadora de la publicación.
Invitación a colaborar
“La invitación a colaborar la hicimos por las redes sociales y en las cafetadas”, que son unas fiestas periódicas que hace la universidad para dar pie a rastrillos solidarios o iniciativas culturales como el Día del Libro. La vitalidad, los sueños o el amor son algunos de los temas de los textos. Hay un relato con una sorprendente idea de la literatura que nace de los paseos de una niña y su abuelo al quiosco de los helados. Ana Rosa Fernández ha aportado su pequeño grano de arena, un poema que evoca una rara especie de mariposa: “Yo misma no la conocía. Escribí el poema a raíz de una imagen de ella que vi por casualidad. Más que por las temáticas nos hemos guiado por los géneros. Hay narraciones, versos o prosas líricas, casi todo de alumnos de la facultad”. ¿Acercarán la revista al mundo que hay más allá de la universidad? Esta propuesta, que podría tener su acogida en determinados círculos, todavía es una incógnita para la coordinadora.
Los dos últimos días tuvo protagonismo el teatro, pues además de la función que dirigió José Luis Muñoz los asistentes recibieron sendas lecciones magistrales del director José María Esbec (cuyo taller mostró a la gente “que el teatro no es solo recitación y que se deben tener en cuenta diferentes aspectos a la hora de montar una obra desde el principio”) y del dramaturgo Álvaro Tato. Con trabajos como el de la última semana, queda a la vista que los alumnos de la Facultad de Letras han sido pioneros en tomar nota y atreverse a experimentar.