La edición número 46 del Rally más importante y duro del mundo, el Rally Dakar, volvió a tener representación ciudarrealeña dentro de su organización. Darío Rodríguez y Ricardo Valle viajaron una vez más a comienzos de este año 2024 hacia Arabia Saudí para formar parte de los servicios sanitarios de la prueba. Lo hicieron, como siempre, con esa ilusión y ese ‘vértigo’ que supone el formar parte de una de las más importantes ‘caravanas’ del mundo del motor, con la responsabilidad de atender a los pilotos ante accidentes o problemas físicos, además de ayudar en la orientación o en la asistencia que necesiten. Todas estas misiones las cumplieron a la perfección para sumar más experiencias vitales de las que no se olvidan. Es lo que tiene participar en todo un Rally Dakar.
Para Darío, enfermero de Saceruela que trabaja en la UVI Movil de Emergencias Ciudad Real, era la duodécima experiencia que tuvo tras el paréntesis del pasado año por su paternidad. Ese deseo de regresar le llevó a vivir uno de sus mejores Dakar. “Este año fuí con una idea diferente, con la de disfrutar de cada día y vivirlo como hacía tiempo que no lo vivía. Estar en la organización genera tensiones, no son fáciles las misiones, también te faltan horas de sueño… Me lo tomé de otra manera y creo que por eso lo disfruté mucho gracias también a la experiencia que tengo. Empezamos a encadenar etapas y todo iba saliendo muy bien”, confiesa.
Ricardo Valle trabaja en la UVI Móvil de Puertollano y en el helicóptero medicalizado de la Base de Almagro. El infanteño vivió en este 2024 su cuarta experiencia consecutiva, que también disfrutó a lo grande a los mandos del Tango 3 junto a su compañera, la enfermera francesa Magali Kosinski-Bernard. “Yo tenía más experiencia que ella en el Rally y eso me daba respeto a la hora de tomar decisiones, el qué hacer, porque te encuentras solo muchísimas veces. Pero nos fue muy bien, creo que todo salió bien y acabé muy satisfecho”, sentencia un Ricardo que recuerda también como reto el dialogar en francés con su compañera, que apenas sabía inglés, en una convivencia de 20 días.
Atenciones y anécdotas
Ambos han podido sumar esas experiencias más y nuevas anécdotas durante su trabajo sanitario, en el que no han tenido esta vez que realizar intervenciones graves. Darío, por ejemplo, recuerda que tenían todo preparado para trasladar a un piloto grave al hospital, pero finalmente se decidió utilizar un helicóptero. También cuenta cómo atendió al conocido piloto de motos Toby Price, que se le acercó con un dolor en el brazo. “Tenía una espina clavada de cuatro centímetros tras chocar con una acacia”.
Igualmente explica cómo atendió Tosha Schareina, ganador del prólogo de motos, al caerse y romperse la muñeca teniendo que abandonar, o también a Javi Vega, por un corte profundo en la espinilla. “Estamos para atender a todos, sea cual sea su categoría. Siempre lo digo, como buen ‘Quijote’ me juntaba más con los más humildes”.
Eso lo ratifica Ricardo Valle, que siempre apunta que existe el Dakar de aquellos que van a tratar de ganarlo, los que salen en Teledeporte y con los que todos se quieren hacer fotos; y el otro Dakar, el de los que parten con el objetivo de tratar de terminar y en el que destaca “la solidaridad que hay, sobre todo en motos”.
En ese sentido, el infanteño cuenta la historia en esta edición de los All1, un grupo de motoristas que se inscribieron en la prueba tras el fallecimiento en 2017 del joven Álex Libre, en accidente de moto. Participar en el Dakar era uno de sus grandes retos que tenía planificado y eso, a su hermano gemelo Carlos, en su memoria, le llevó a crear un equipo amateur junto a los amigos de Barcelona para competir en este 2024. “La imagen cuando llegaron a la meta fue increíble. Ese es el otro Dakar. No es el Dakar de Carlos Sainz, ni de los hermanos Benavides… Es el Dakar de la solidaridad, de la aventura…”.
También Darío recuerda a un piloto poco conocido, Vasily Budrov, que hizo noche en las dunas en la dura y novedosa etapa 6 de 48 horas. “Llegó tarde, estaba cansado y no lo hubieran dejado salir, algo que él quería hacer. Le hicimos un chequeo y estaba fuerte, por lo que al final sí le dejaron. Iba siempre de los últimos y por eso estuvimos todo el rally apoyándole. Cuando llegaba le dábamos un abrazo. Eso siempre reconforta, aunque llegue el último”, cuenta. Es el otro Dakar, el de pilotos que van solos, que tienen que preparar y arreglar ellos solos la moto sin mecánicos. “Ellos son la esencia del Dakar”.
Por supuesto, las miradas estaban también en los grandes y, como españoles, tanto Darío como Ricardo celebraron las victorias de Carlos Sainz en coches y la de Cristina Gutiérrez, la burgalesa que venció la general de la categoría Challenger y que se convirtió así en la segunda mujer en conseguir una victoria en este rally, tras Jutta Kleinschmidt en 2001. Lo hizo, además, por sorpresa en una última etapa en la que partió con más de 25 minutos de desventaja, pero una avería de su compañero y entonces líder, Mitch Guthrie, le dio la victoria.
Darío, en la meta final
Allí, en la meta final del Rally Dakar, estaba Darío como espectador y, también, para echar una mano en lo que fuera falta. ‘In situ’ vivió la tensión que hubo ante esta victoria de Cristina, a la que pudo, además, ayudar con una importante información en la etapa once tras pinchar varias ruedas. “Llegó a la meta Cristina y su copiloto y le dijimos que su compañero estaba parado, con una avería. Estaban echando las cuentas del tiempo y luego le comunicaron que era la virtual ganadora. Cristina se negaba a creerlo. Imagínate la alegría. Yo estaba allí y recuerdo la primera pregunta que le hizo un periodista: ¿Cómo te sientes al ser la primera mujer tras Jutta en ser ganadora en el Rally Dakar? Ahí se te ponía la piel de gallina. Es una chica que nos va a dar muchas sorpresas”, relata Darío.
Igualmente, el enfermero de Saceruela tuvo la posibilidad de dar la enhorabuena a Carlos Sainz en una llegada en la que estaba toda la familia del piloto madrileño, incluido su hijo que pilota en Ferrari en la Fórmula 1. “Que un piloto de 61 años todavía se monte en un coche y pueda dar ese nivel es de ‘chapeua’. Y eso lo hace la ilusión que sigue teniendo. Los grandes equipos quieren contar con él, porque tiene mucha experiencia a la hora de preparar coches y cuenta con Lucas Cruz, quizás el mejor copiloto del mundo”.
También Ricardo Valle elogia a Carlos Sainz, con el que coincidió en el avión en la ida a Arabia Saudí y también en esa gran etapa 6 de 48 horas, con pernoctaciones por grupos en tiendas de campaña y comiendo todos juntos. “Era el Carlos del día a día y en esa etapa hubo mucha cercanía. Se merecía ganar su cuarto Dakar”. Además, sobre Cristina Gutiérrez, con la que igualmente coincidió y dialogó en octubre en el Rally de Marruecos, tiene claro que “tiene ya un gran presente y un futuro increíble”.
Un triste fallecimiento
No todo fueron alegrías para los españoles y para todos los componentes del Rally Dakar. El piloto catalán Carles Falcón, de 45 años, sufrió un grave accidente en la segunda etapa y falleció días después en Barcelona, a donde fue trasladado desde Riad. “Recuerdo que todos estábamos destrozados cuando se supo la noticia. Era un piloto que una semana antes estaba aquí, había compartido mucho tiempo con todos los otros pilotos… Ya no solo estás así por lo sucedido, sino también porque se piensa que le podía haber pasado perfectamente a cualquiera de ellos. Es una situación muy dura”, dice Ricardo.
Por su parte, Darío explica que desde las primeras evaluaciones tras la caída se conocía la gravedad de la situación. En sus muchos años de experiencia en el Rally ha vivido otros fallecimientos y reconoce de nuevo que “te queda una sensación de vacío, no sabía qué decir, no sabía cómo describirlo, de vacío interior. Siempre uno piensa ¿qué podríamos haber hecho? ¿Se podría haber hecho algo más? Siempre te llega esa duda. Y creo que es positivo, de buen profesional, preguntarse qué podía más haber hecho. Pero es verdad que esto es una carrera y cuando te caes, te puedes hacer daño y puedes perder la vida. Ojalá fuera el último, pero, ¿quién asegura esto?”.
Ya acoplados otra vez en sus respectivos trabajos de emergencias, aunque Ricardo acudirá de sanitario a principios del mes de mazo al Panda Raid, en Marruecos, ambos ya reviven otra experiencia en el Dakar. ¿Y querrán repetir? El infanteño tiene claro que, si cuentan con él, “ahí estaré”. Más precavido es Darío, que por la familia aboga por, quizá, tomarse un paréntesis largo. De momento, ambos se quedan con las nuevas experiencias vividas en Arabia Saudí y con el orgullo y la satisfacción de haber ayudado muy bien en la organización del rally más importante del mundo.
