Querido lector, aún no conozco tus gustos, pero prometo esforzarme para entenderte pronto y así poder darte lo que buscas en mí. No obstante, permíteme que baile contigo en esta pieza al ritmo de Pau Donés y su última canción “Eso que tú me das“, mientras te cuento la historia de Sergio Gijón Moya, teniente alcalde de Argamasilla de Calatrava, concejal del área de Bienestar Social y Servicios Sociales; un ejemplo de superación que sirve más allá de su pueblo y al que muchos de sus vecinos podían dedicarle los versos de la letra que te propongo de fondo, porque gracias a él muchos hoy no se sienten solos, han tenido su ayuda para remontar y tienen el gusto de llamarlo amigo; y esto no me lo cuenta él, me lo cuentan ellos; y ésa es la grandeza de la persona que os presento más allá de las siglas.
Sergio Gijón llegó al gobierno local de Argamasilla de Calatrava de la mano de Jacinta Monroy, ex alcaldesa de la localidad, quien desde el primer momento confió en él y depositó sobre su persona algunas de las responsabilidades más altas del Ayuntamiento, por una sencilla razón: Gijón estaba preparado para asumirlo y responder a base de trabajo.
A Sergio le costó pasar el examen constante al que le sometían las miradas por contar con una discapacidad que lo hace permanecer en una silla de ruedas. La gente que no trabajaba con él codo con codo, hablaba y se preguntaba qué podía aportar una persona con esas dificultades añadidas a la gobernanza de su pueblo; y lo peor de todo, empezaron a referirse a él con un apodo que lejos de lo cariñoso escondía cierto desprecio: Sergio “el del carrillo”. Pese a “la mala leche”, que confiesa llegó a producirle ese calificativo, su remedio fue volcarse de lleno “en el trabajo por mi pueblo, por su gente y demostrar que yo podía estar ahí”. De hecho, no tardó en hacer virar el sobrenombre que le impusieron para que lo llamasen como siempre lo habían hecho sus conocidos: Sergio: sin más, sin adornos, sin necesidad de etiquetas identificativas que hiciesen alusión a su situación personal.
Quizá su primer logro fue conseguir que el Ayuntamiento de su pueblo fuese accesible y estuviese preparado para acoger a cualquiera de sus vecinos. Posiblemente el segundo fue conseguir hacer ver a sus vecinos que una silla de rueda es una forma más de desplazarse de un sitio a otro.
A partir de aquellos dos pilares ha ido ejerciendo su cargo político aprendiendo por el camino en el que se ha encontrado con grandes dificultades. “Durante el Gobierno de Cospedal se redujeron numerosas partidas presupuestarias que nos obligó a hacer recortes que afectaban a personas que sabíamos que iban a pasar muchas dificultades desde entonces”. Por ello, dice, “siempre he trabajado con la idea de hacer políticas dirigidas a las personas con nombre y apellidos que hay detrás de cada una de mis decisiones”. Esa preocupación por las personas por encima de las ideas es una vocación por la que ya trabajaba en Cruz Roja Puertollano. “Las personas están en el centro de todas las acciones y propuestas que llevo a cabo. Ha habido muchas noches que no he podido dormir pensando en la gente que peor lo pasa y que necesita de tus aciertos para que no haya una parte de la sociedad que vaya a otro ritmo”.
Hoy, varias legislaturas después, Gijón es uno de los políticos más reconocidos en su pueblo, pero también fuera de él. Algunas de las estrategias de trabajo que ha encabezado en Argamasilla, tales como pintar los pasos de cebra para que los niños con autismo pudiesen tener puntos de referencia para ser más autónomos, han sido copiadas por otras grandes poblaciones de dentro y fuera de Castilla-La Mancha. No es casualidad que la suma de aciertos y talentos hayan hecho que la localidad rabanera sea una de las cinco poblaciones con mayor renta per capita de la región.
Del mismo modo, hoy Argamasilla es una población que lucha por ser más accesible, con menos obstáculos y eso tiene un gran responsable, aunque le dé pavor ser reconocido como tal, y no es otro que Sergio Gijón. La razón va mucho más allá de su trabajo y de sus proyectos que “siempre se ha encontrado con el respaldo de mis compañeros”; la clave está en que conoce en primera persona las dificultades que día a día afrontan las personas con discapacidad.
En ese camino hacia el enriquecimiento personal e intelectual, cuyo aprendizaje aspira a poder aplicarlo en su pueblo, este año el edil rabanero se ha matriculado en la UNED en el Grado de Derecho. Para pasar los exámenes echa mano de sus amigos que lo llevan hasta Valdepeñas para poder examinarse. “Tengo unos amigos que no los merezco. Es impresionante cómo se vuelcan conmigo para que pueda cumplir todos mis sueños, prestándome el mayor de sus tesoros que es el tiempo”.
Ahora sus sueños pasan por graduarse en varios años, por seguir en política si así lo deciden sus compañeros cuando rehagan las listas electorales en los próximos meses y sus vecinos en las urnas; pero sobre todo, su sueño radica en la inclusión real y en el reconocimiento de las personas con discapacidad. “Lo que quiero dejar claro en esta entrevista es que las personas con discapacidad pueden aportar su trabajo y su talento como cualquier otra. Para que eso sea posible sólo es necesario que nos den una oportunidad de demostrarlo“, como él ha hecho en su Ayuntamiento acompañando a su amiga Jacinta Monroy.
Sobre Jacinta Monroy, cuenta a Lanza que “nadie sabe lo que hemos vivido hasta que hemos conseguido la estabilidad actual en Argamasilla”. En ese camino, Monroy ha sido fundamental para él “y estaré siempre agradecido por su confianza”. Su marcha, confiesa, “fue un anuncio que no nos pilló por sorpresa”. “En estos años hemos sufrido mucho injustamente y nos ha dado un ejemplo de liderazgo y fortaleza”.
Cuando el juzgado sentenció que la ex alcaldesa no había cometido ningún delito en el caso de la depuradora de agua, Monroy respiró profundo, cedió el testigo y marcó cuál era el camino para seguir construyendo. En él, Sergio Gijón quiere estar y quiere seguir siendo un ejemplo de superación para sus vecinos y amigos.
Sergio es en sí un alegato a la vida y al espíritu de supervivencia. A él la discapacidad le llegó cuando la vida parecía bonita y le tocó reconstruirse para volver a sonreír aunque supiese que la vida duele. Por eso su historia debe motivar a otras personas con discapacidad y debe ser un ejemplo para invitarlos a soñar en grande y sin miedo. Para ellos, sólo una frase más.
“Que nada te pare”.