La Sección de Patrimonio de Ciudad Real está siguiendo muy de cerca la fase de demolición de las antiguas viviendas militares, ubicadas en el chaflán entre la calle Altagracia y la Ronda de Toledo, muy cerca de la Puerta de Toledo, y en la línea hacia el este por donde discurría la muralla defensiva de la ciudad.
Así lo ha explicado Enrique Jiménez, jefe del Servicio provincial de Cultura de la Junta de Comunidades, quien ha indicado que se trata de la primera fase del proyecto con “control arqueológico”, precisamente por el punto estratégico que ocupaba el solar de 6.000 metros cuadrados en la configuración medieval de la capital.
El derrumbe comenzó a mediados de marzo por parte de la empresa Excavamalagón, a su vez contratada por la promotora Construcciones Cahec, que será la que construya las nuevas viviendas con algún tipo de protección tras el acuerdo alcanzado entre la Junta de Comunidades, el Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento de Ciudad Real.
Los trabajos de derribamiento y limpieza han durado varias semanas y han estado supervisados por un arqueólogo, tal y como marca la ley, para “controlar las demoliciones, sondear la zona, analizar los restos y anotar posibles hallazgos de importancia histórica”.
La vigilancia ha sido “permanente” en todo este proceso, ha señalado el portavoz de la Junta, desde el movimiento de tierras hasta la retirada de escombros y limpieza del terreno, con la mirada puesta en la posibilidad de encontrar algún cimiento de la muralla, ya que, la parte del tapial de la superficie desapareció hace años, y los únicos vestigios que podrían hallarse estarían en el subsuelo.
Hasta ahora no ha sido el caso, según Jiménez, ya que es una zona “muy alterada”, que en otra época acogió “campos de deportes” y hasta una laguna “que se inundaba y fue desecada, posiblemente con las piedras de los tapiales”.
Por ello, las expectativas de encontrar algún pilar “de relevancia” de la antigua muralla “es muy escasa”.
Ha recordado que según los protocolos de actuación, cuando se localiza algún resto importante los profesionales arqueológicos han de “comunicar de inmediato el hallazgo”, para después “estudiarlo, documentarlo y valorarlo”.
Tranquilidad
Con todo y ante la expectación levantada entre la ciudadanía sobre potenciales descubrimientos de rastros del pasado en dicho punto, Jiménez ha pedido “tranquilidad” porque “no hay nada en peligro” que pueda quedar oculto bajo tierra.
El derrumbe de bloques de 18 metros de altura causó expectación entre los viandantes y conductores por el polvo levantado, y han sido numerosos los comentarios (y fotografías) sobre la localización de ruinas valiosas.
En este sentido, ha aclarado que “no hay que confundir una tapia de un muro con la de una muralla”, de mucha más dimensión.
El control arqueológico, ha comentado el jefe de servicio, también se aplicó a la reforma del entorno de la Plaza de Toros, donde sin hallarse restos a preservar, se marcó con piedras sobre el césped la línea por donde se desarrollaba la muralla, en dirección opuesta a la actual obra.
Concluido el procedimiento
Por su parte, un portavoz de la Construcciones Cahec, S.L. ha asegurado que el “procedimiento (de demolición sometido a supervisión) está terminado y no se han hallado restos ni vestigios antiguos”.
La próxima actuación de la empresa -que adquirió la finca por 2,6 millones de euros- será la construcción de las nuevas viviendas, que renovarán a las que se levantaron en los años 60 para acoger a los militares del ya desaparecido Cuartel de la Misericordia del Ejército de Tierra.