La sección segunda de la Audiencia de Ciudad Real ha condenado a once años y un día de cárcel a O.R.H.M., de 49 años, al que consideran culpable un delito continuado de abuso sexual a una menor de dieciséis años, su sobrina política, entre 2017 y 2020 en Daimiel.
El tribunal considera suficiente prueba de cargo el testimonio de la menor y su “discurso ordenado, sin desajustes y sin atisbo de revancha”, dice textualmente la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico.
La sala también condena al acusado a catorce años de alejamiento y prohibición de comunicación con la niña, a cinco años de libertad vigilada, y a otros cinco de inhabilitación para trabajos que impliquen contacto con menores, una vez cumplida la pena de prisión.
La indemnización por daños morales a la niña se ha establecido en 10.000 euros. Además se condena en costas al acusado, incluidas las de la acusación particular de los padres de la menor.
Se aprovechó del cariño de la niña
Los magistrados de la sección segunda, que juzgaron el caso a finales de noviembre, consideran probado que el acusado y la menor, sobrina carnal de su pareja, establecieron un vínculo afectivo estrecho entre el año 2016 y 20017, cuando la niña cumplió los ocho años, en las visitas regulares a casa de los abuelos.
El adulto, que a veces se quedaba al cuidado de los niños, -esta menor, su propia hija y otros de la familia-, empezó a darle besos en la boca, lo que ella en su declaración llama “piquitos”, a modo de saludo. De ahí pasó a mostrarle imágenes de personas desnudas.
Los abusos duraron tres años
Después empezó a pedirle que adoptara poses sexualizadas en braguitas o desnuda. A medida que la niña crecía (se consideran probado que los abusos duraron tres años) las proposiciones sexuales subieron de nivel. Le mostró videos pornográficos y pasó a manosearla cuando se quedaban a solas.
La niña ha contado episodios más graves, con intentos de penetración incluidos y también que le hizo fotografías a escondidas de sus padres.
“Ha sido capital la declaración que nos ha ofrecido”
Sobre la declaración la sala abunda en que “ha sido capital la narración que nos ha ofrecido -mediante prueba preconstituida y con auxilio de los técnicos adecuados- la menor en su extensísima declaración con asistencia de las partes”, dice la sentencia en los fundamentos jurídicos.
También subrayan la relevancia de la llamada del acusado a la menor en 2020, desde el teléfono móvil de su propia esposa, cuando se supo que otra sobrina en Fuenlabrada (Madrid) lo había denunciado por lo mismo. Se considera probado que llamó a la sobrina de Daimiel para decirle que no contara nada de lo suyo porque iría a la cárcel.
Ha recurrido la condena de Fuenlabrada
O.R.H.M. fue condenado antes de este juicio por la denuncia de la sobrina de Madrid, en una sentencia que está recurrida. Este fallo de la sección segunda de la Audiencia Provincial de Ciudad Real, que se ha notificado este lunes a las partes, todavía no es firme, cabe recurso.
“Tiene una vida feliz pero es consciente de lo que vivió”
La niña, que al principio desarrolló un trastorno de estrés postraumático, con la percepción de sentirse en peligro, está bastante recuperada ahora según el abogado que ha ejercido la acusación particular en nombre de la familia, Rodrigo García. “Tiene una vida feliz pero es consciente de lo que vivió”, remarca.
La tía carnal y el resto de la familia rompieron con el acusado a raíz de esto.
El imputado lo negó todo en el juicio, que se celebró a puerta cerrada, y según contó el abogado que lo defendió por el turno de oficio, Ángel María Rico, “está hundido”. El letrado opina que está denuncia está contaminada por el caso de Madrid.
