El extrabajador de un centro ocupacional de la comarca de Ciudad Real, I.R.M.A., acusado de abusar sexualmente de una alumna con una discapacidad intelectual del 65% en el verano de 2018, niega haber mantenido las relaciones íntimas que la víctima contó con detalle a la dirección del centro, cuando se enteraron de forma casual “de la relación” y les pidieron explicaciones.
I.R.M.A., de 50 años ahora, casado y con hijos, ha declarado que la joven fabula, en una breve testifical en el juicio que se celebra a puerta cerrada ante la sección primera de la Audiencia Provincial de Ciudad Real.
La chica no ha declarado de forma presencial. Al tratarse de una persona especialmente vulnerable, ahora tutelada por los servicios sociales, la sala ha visto la grabación en video de la declaración que hizo en su momento, asistida de su abogada, Carmen Ciudad, y con facilitadoras de la Unidad de Atención a Víctimas con Discapacidad Intelectual (Uavdi).
En esa “prueba preconstituida” de febrero de 2019 la mujer, que tenía 22 años cuando sucedió esto, respondió a preguntas de todas las partes (desde la nueva ley del ‘sí es sí es’ es obligatorio en delitos sexuales con menores de 14 años y personas con discapacidad. Antes se hacía a petición judicial, como en este caso) y no ha tenido que declarar más veces para evitar la revictimización, en asunto judicializado desde hace cinco años.
La chica consintió las presuntas relaciones sexuales
La joven mantiene que las relaciones fueron consentidas, que ese hombre la hacía sentir bien, y que se liaban en los descansos del desayuno y la comida. En un testimonio que ha permitido acreditar -así lo refleja el escrito de acusación de la fiscalía- “un sinfín” de relaciones sexuales completas, en las que según las acusaciones el imputado se aprovechaba de una víctima “especialmente vulnerable”.
El fiscal de Violencia sobre la Mujer de Ciudad Real Jesús Gil considera que I.R.M.A. aprovechó los turnos de descanso del desayuno, 11.00 a 11.30 horas, y comida, 14.00 a 15.00 horas, para llevársela a la sala de calderas, almacén de lavandería, cuartillo de enfermería e incluso la caseta del jardín y tener relaciones sexuales que ella mantuvo en secreto.
Otra trabajadora del centro los pilló
Ocurrió sobre todo en el verano de 2018, hasta que otra trabajadora del centro lo descubrió y lo puso en conocimiento de la dirección que confirmó lo que estaba pasando con la víctima y lo denunció ante la Guardia Civil.
Ni la fiscalía, ni la acusación tienen dudas de que los hechos ocurrieron como cuenta la joven. Que la relación fuera sin violencia y consentida no significa, según las acusaciones, que no exista un delito continuado de abuso sexual por el que la fiscalía pide nueve años de cárcel y tres meses para el extrabajador del centro, y la acusación particular diez años.
El equipo psicosocial del Instituto de Medicina Legal de Ciudad Real que se entrevistó con la joven avala la credibilidad de su testimonio.
Además de la pena de prisión la fiscalía solicita 30.000 euros de indemnización por el daño moral y diez años de libertad vigilada con la prohibición expresa de acercarse o comunicarse con la víctima. La acusación pública incluye también en su calificación la solicitud de que se someta a programas de reeducación sexual.
Trabajó algo menos de un año en el centro ocupacional
El trabajador acusado tenía 45 años cuando pasó esto. Estuvo vinculado al centro ocupacional entre diciembre de 2017 y octubre de 2018 cuando se despidió firmando la baja voluntaria. Primero hizo una sustitución en limpieza y luego trabajó de monitor de lavandería.
En el juicio ha declarado la trabajadora social que los sorprendió en octubre de 2018, a ella con el pelo revuelto, nerviosa y saliendo apresuradamente de la lavandería, y a él subiéndose los pantalones, y la directora del centro ocupacional. La defensa alega que no hay pruebas concluyentes y pide la absolución.