Cuna de artistas tan reconocidos como Manuel López-Villaseñor, Francisco Javier López Navarro o Fernando López ‘Kirico’, llega al 110 aniversario con el orgullo de haber conseguido que el título que marcan las enormes letras de su fachada, Escuela Superior de Diseño, sea una realidad. Castilla-La Mancha tiene dos únicas escuelas superiores de diseño y una es la Escuela de Arte Pedro Almodóvar de Ciudad Real, ese edificio racionalista que mira a la fuente con relieves de Joaquín García Donaire en la plaza de la Provincia donde confluye la historia, la alta formación y la vanguardia.
Al traspasar las enormes columnas de la entrada, el escenario atrapa a cualquiera con sensibilidad artística y al que aún la tiene que descubrir. En las paredes hay colgados bodegones a carboncillo, carteles publicitarios, recortes de periódicos y la fotografía de la espalda de una mujer de la que brotan unas alas. Pedro Lozano, el director actual de la Escuela de Arte de Ciudad Real, dice que “la capacidad de integración” ha formado siempre parte del espíritu de este “espacio de generación de ideas tan especial”. Aquí es donde alrededor de 400 alumnos hacen realidad sus objetivos en relación al dibujo, al diseño, a las diferentes formas de comprender la realidad.
Pero en las aulas de la Escuela de Arte no solo danzan pelos de colores, si acaso hoy en día pueden considerarse aún extravagantes, sino que son “el origen de las trayectorias artísticas” que después se implementan en la ciudad. Elena Poblete, que es profesora y jefa de departamento en las enseñanzas artísticas superiores de diseño gráfico, explica que “son muchos los artistas que se han formado aquí y que han tenido una trayectoria, no solo a nivel provincial, sino nacional e incluso internacional”. “Cuando en la escuela hay buenos diseñadores, se nota en la ciudad”, porque sus trayectorias artísticas se expanden, comenta.
Escuela Superior de Diseño con estudios de grado
Centro de referencia para alumnos de toda España, la Escuela de Arte Pedro Almodóvar de Ciudad Real vivió en el curso 2019/2020, pese al Covid, uno de los mayores hitos de su historia. Pedro Lozano resalta que consiguió el título como Escuela Superior de Diseño y, al mismo tiempo, recuperó las enseñanzas artísticas superiores de diseño de interiores, que perdió diez años antes a tenor de diferentes cambios de legislación en el ámbito educativo. Esto significa que la escuela en la actualidad ofrece formación superior “equivalente” al título de grado universitario, y que los estudiantes después pueden acceder a estudios de máster e incluso al doctorado en facultades de bellas artes o arquitectura.
Hace treinta años, cuando los alumnos manchegos que optaban por las enseñanzas artísticas en España no tenían muchas más opciones que estudiar Bellas Artes en Madrid, que estudios tan específicos y de tan alta calidad se ofrecieran en Ciudad Real era un auténtico “sueño”. La primera que lo consiguió a principios del siglo XXI fue la escuela de Zaragoza, y la segunda Ciudad Real, “incluso antes que Madrid”. Eran “las escuelas que ofrecían las antiguas diplomaturas de diseño en ámbitos como el textil, interiores o gráfico” las que consiguieron ese título de Escuela Superior de Diseño, que después, con la nueva ley educativa, dejó de estar en vigor unos años.
De forma aclaratoria, Lozano recuerda que, con el paso de las diplomaturas y licenciaturas a grados universitarios a través del Plan Bolonia, las enseñanzas superiores artísticas se quedaron en tierra de nadie porque no las reconocieron como grado. Por suerte, esta situación en los últimos años ha cambiado, y ya son seis las promociones de alumnos que han terminado las enseñanzas superiores de diseño gráfico. Es más, según las novedades introducidas por la nueva Ley de Educación de 2020 (Lomloe), conocida como la Ley Celaá, a partir del próximo mes de septiembre, las enseñanzas superiores recuperarán su denominación como grado.
Al hablar de la situación de las enseñanzas artísticas en general, Lozano considera que “en estos momentos vivimos un momento de cierta plenitud, porque nunca jamás las escuelas de arte tradicionales impartieron estudios de nivel universitario, y aunque ya no nos llamamos así somos las herederas”.
La vuelta de las enseñanzas superiores de diseño
La consolidación de los estudios de diseño de interiores es el otro “gran logro” de la Escuela de Arte en la actualidad. Ya están en funcionamiento dos cursos de estos estudios, tradicionalmente ligados a la escuela y que estuvieron suprimidos durante unos años como resultado de las políticas de recorte llevadas a cabo por el Gobierno regional. Fue un objetivo por el que siempre trabajó el director anterior, Vicente Ruiz, por el que luchó desde que llegó a la dirección Pedro Lozano y en el que ha colaborado “todo el equipo directivo”.
“Es momento de disfrutar lo que nos han dado, la posibilidad de hacer realidad el sueño de muchos”, destaca Lozano, para el que recuperarlo ha sido mejor que su equipo de fútbol ganara la copa. Ahora hay que consolidarlo y, cuando concluya la implantación de estos estudios en dos años, “marcaremos nuevos objetivos”. La escuela no descarta apostar por la incorporación de algún otro ciclo de grado medio y hasta podría impartir estudios de máster, como lo ha hecho Logroño, en el ámbito del calzado.
Con el reconocimiento, según la legislación, de Escuela Superior de Diseño, de forma paralela a Tomelloso, que está especializada en diseño industrial, Ciudad Real ha dejado además de formar parte de la especie de “entelequia virtual” que coordinaba los siete centros educativos artísticos que existen en la región desde Toledo. Así pues, la oferta de la escuela de Ciudad Real incluye en la actualidad bachillerato artístico, los grados medios de serigrafía, y apoyo y gestión a la gráfica impresa, además de enseñanzas superiores de diseño gráfico y de interiores con cuatro años de formación reglada.
“Tener esta formación aquí es un privilegio” y lo demuestra que a Ciudad Real llegan estudiantes procedentes de todo el país e incluso del extranjero. Pedro Lozano, que lleva 4 años de director y que entró por primera vez como profesor en 1991, recuerda que hace varias décadas estudios tan específicos solo los ofrecían en el Instituto Europeo de Diseño de Milán. Él mismo formó parte de la generación de profesores que aprovecharon las becas de principios de los años 90 para estudiar diseño en Italia.
Estudios similares en la actualidad existen en muchas otras provincias españolas, pero no tan accesibles. Así pues, mientras que la escuela superior de diseño de Madrid hace frente a una población de más de 3 millones de habitantes, la de Ciudad Real “es un centro en una población de 75.000 habitantes”, donde la competencia en las pruebas de acceso es mucho menor y que además mantiene unas excelentes comunicaciones con el ferrocarril de alta velocidad. A la Escuela de Arte Pedro Almodóvar acuden alumnos de Daimiel, Granátula de Calatrava, Malagón, Agudo y Pedro Muñoz, e incluso de otras localidades de la provincia que tienen acceso al bachillerato artístico, como Puertollano. En los grados superiores también hay alumnos de Guadalajara, Toledo y Cádiz, y hasta estudiantes de Erasmus italianos.
Salidas laborales para la generación “más adaptada” a las nuevas tecnologías
La educación artística tiene muchas salidas laborales y más en este mundo donde, según señala el director de la escuela, la tecnología ha venido a apoyar el mundo del diseño”. Lozano insiste en el potencial del diseño gráfico y de interiores “incluso en una situación tan trágica como la que estamos viviendo”, en alusión a la pandemia. La sociedad ha pasado “de un mundo analógico donde trabajábamos la impresión, rótulos para los coches, revistas, y demás, a un mundo digital donde todo es online, desde los libros a los folletos”. “En tres años no vamos a conocer el mundo”, y los diseñadores de Ciudad Real van a ser protagonistas del cambio al aplicar formatos de trabajo “completamente novedosos”.
Para afrontarlo, la Escuela de Arte de Ciudad Real ha sabido acoger a “la generación que está más adaptada a las nuevas tecnologías”. De broma, Lozano les llama “la generación Sims”, porque todos han mamado de las nuevas tecnologías y se mueven “de manera brutal” en el espacio tridimensional, sin duda, nada que ver con la generación que tenía que hacer los planos con los estilógrafos Rotring. Pronto aparece en el recuerdo el revelado de fotografías, mientras que ahora se ajustan en un momento con Photoshop, y es que “antes un plano te llevaba una semana y, sin embargo, las herramientas de diseño asistido por ordenador actuales te dan una velocidad increíble”.
Las posibilidades del diseño de interiores son también muy altas, como demuestra el elevado índice de inserción laboral de los jóvenes que hacen prácticas en empresas de la provincia o de fuera. A pesar de la pandemia, Pedro Lozano destaca que “siempre va a haber necesidad de actualizar una tienda, un negocio, una cafetería o una institución”. El director insiste en que “el interiorismo es otra de las profesiones reclamadas continuamente por la sociedad”, para realizar adaptaciones de hospitales, espacios municipales e incluso casas, “porque nuestros estudiantes te van a ayudar a optimizar el espacio, van a hacer tu vivienda más eficaz a nivel energético y de comodidad”.
El diseño es la base de las enseñanzas artísticas, pero la escuela de arte, advierte Lozano, “no es un lugar donde la gente viene solo a dibujar”. De hecho, insiste en que “dibujar no consiste en hacerlo de forma hiperrealista”, sino que “significa saber expresar una idea a través de una línea”. “No todo el mundo sabe leer la poesía de Ángel Crespo, porque hay que llegar a entenderla, y lo mismo ocurre con el dibujo, podemos observar obras de arquitectos que son grandes maravillas, pero hay que saber las claves de esa lectura”, explica.
Alta tecnología en las aulas
Sin duda, no hay que olvidar que la incorporación de la tecnología en las aulas ha sido un reto y la escuela tuvo que salvar la “brecha digital” como el resto hace unos cursos. Profesor de medios informáticos, Lozano reconoce que hace años “lo que sucedía era que los chicos no tenían ordenador en casa” y los centros tuvieron que incorporar las antiguas aulas de ordenadores, hoy “obsoletas”. Ahora, en cambio, la mayoría de los alumnos tienen portátil y la incorporación de nueva tecnología ha pasado en los últimos meses por la introducción de proyectores en las aulas, en coordinación con la Consejería de Educación.
En el último año, la infraestructura de conexión a internet creada por el profesor Pepe Anastasio, que da cobertura wifi a todo el centro, ha sido una de las claves para mantener el ritmo educativo, sobre todo cuando ha habido alumnos confinados por Covid que no han podido asistir a clase de forma presencial y han tenido que hacerlo de forma online. Además, resulta curioso que meses antes de que llegara la pandemia, el claustro de profesores ya trabajaba en fórmulas para dar clases online.
“Cuando sucedió esta situación parecía que habíamos sido visionarios”, confiesa el director, que añade que actualmente “el 99 por ciento de los profesores manejan las herramientas digitales”. Hay que tener en cuenta que no solo los programas digitales han revolucionado las formas de trabajo para alumnos y profesores en el ámbito del diseño, sino que además han incorporado tecnología punta como una impresora en tres dimensiones, que ha conseguido que acciones tradicionales como cortar piedra para hacer una maqueta sean cosa del pasado.
Próximos retos
La normalización de la educación tras la pandemia es en la actualidad “el primer reto” que tiene que superar la escuela. Pedro Lozano insiste en que “cuando nos enfrentamos en septiembre a la educación presencial no sabíamos qué iba a pasar, pensábamos que íbamos a estar 15 días y que nos iban a mandar a casa”. Sin embargo, “fíjate cómo aplicamos las medidas, que están funcionando perfectamente”, añade. Ellos mismos tuvieron que planificar cambios en las instalaciones, la antigua ‘casa del portero’ se convirtió en aula, han dado clases en el gimnasio y la carpintería está llena de caballetes.
El año que viene, con la incorporación del grupo del tercer curso de las enseñanzas superiores de diseño de interiores, también tendrá que haber cambios para adecuar al espacio, ya que este edificio de los años 60 está al completo, “no hay huecos”. La única solución que queda es “tirar espacios caducados” y “repensar” otros para contextualizarlos a las nuevas necesidades del diseño y la tecnología. Superar el Covid y finalizar la implantación de las enseñanzas superiores de diseño de interiores, centran por lo tanto todos los esfuerzos.
Un motor para la actividad cultural en Ciudad Real
En Ciudad Real, la Escuela de Arte Pedro Almodóvar ha sido y es “uno de los motores de la cultura de la ciudad”. Pedro Lozano insiste en que “todos los artistas del entorno que han sido números uno a nivel mundial de alguna manera han tenido algún vínculo con la escuela”, ya sea a través de una exposición, cursos de formación, una conferencia, como profesores o como alumnos. En su mismo despacho hay un cuadro de Pedro Castrortega de Piedrabuena, otro de Juan D’Opazo de Daimiel, otro de Manuel López-Villaseñor de su etapa como estudiante.
“No pongas nombres porque son 30.000, porque tenemos un territorio indiscutible de artistas de primera fila”, exclama Pedro Lozano, al mismo tiempo que pregunta si existe una situación similar en otro ámbito, como la economía. Estos artistas han sido los mejores a nivel local y provincial, pero es que forman parte de la historia mundial, como refleja el libro elaborado por Carmen López-Salazar y Javier Herrero, publicado en 2011 por el centenario de la escuela, que incluye numerosos datos sobre alumnos, exposiciones y las diferentes etapas del centro educativo.
Luego está la programación cultural que emana del centro, este año congelada por el Covid, pero que incluye, además de exposiciones, jornadas en las que traen a figuras de referencia en el ámbito del diseño. El director destaca que instituciones como la Escuela de Arte y el Conservatorio han venido a dinamizar la ciudad, pues son las que han conseguido que “haya diseñadores que hacen sus muestras, que nuestros músicos den conciertos y dirijan orquestas”. “Otra cosa es que luego la sociedad sepa valorarlo y absorberlo, porque, claro, no trabajamos por amor al arte”, apostilla.
La formación en diseño también es evidente en el tejido empresarial de la ciudad, donde los estudiantes hacen prácticas, aparte de participar en campañas de concienciación y competir en concursos que realizan instituciones como el Ayuntamiento o entidades de carácter no lucrativo como Amnistía Internacional. “A nosotros nos interesa mucho que nuestros alumnos tengan una conciencia amplia, formarlos en valores, que sepan que existen otros problemas, otras realidades”, confiesa Pedro Lozano.
La relación sentimental con un instituto histórico
Pero es que “la relación sentimental” que guarda la ciudadanía con esta escuela es especial, “absolutamente increíble”. Ahora que las secretarias han empezado a organizar el historial completo de la documentación académica del centro y que salen a la luz las fotos de tantos y tantos alumnos, Lozano destaca que “es fácil comprobar que por aquí ha pasado todo Ciudad Real”. “Creo que yo he sido el único que no estudió en la Escuela de Arte en su momento, porque he encontrado a amigos, compañeros, gente de la que no me acordaba”, comenta.
Así pues, antes de la ordenación de los estudios relacionados con el arte y el diseño a través de la Logse, los cursos monográficos de pintura, dibujo técnico, fotografía, serigrafía, cerámica o talla en madera fueron un foco de atracción para muchísima gente de la capital y sus alrededores, de Manzanares, Fernán Caballero y Daimiel. Al fin y al cabo, son 110 años de historia, lo que la permitiría formar parte de la asociación de institutos históricos que existen a nivel nacional, como el instituto Santa María de Alarcos de Ciudad Real, y que daría pie a la documentación y protección de todo el patrimonio que atesora.
A este respecto, el profesor Javier Herrero, destaca que “sería muy interesante conseguir esta calificación y crear un espacio con los dibujos, las esculturas y las demás obras que conserva el centro”, entre ellas la dotación de la imprenta del siglo XIX de Gráficas Pérez, para que pudiera recibir visitas. “Sería otra forma de dar a conocer esta escuela de arte que es una de las más longevas de España”, apostilla el profesor.
