Después de casi 40 años de etapa democrática y de la consagración constitucional de la igualdad de todos los españoles, sin importar raza o sexo, la Corporación de la Diputación provincial de Ciudad Real todavía no ha alcanzado la equidad entre hombres y mujeres en el conjunto de su plenario.
En los primeros 4 años desde 1979 no hubo representación femenina, y en los siguientes apenas fue testimonial, mientras que tuvieron que pasar 24 años para que nombraran a la primera vicepresidenta, la quinta del escalafón, y sólo hace tres años que una mujer -Jacinta Monroy- ocupa la vicepresidencia primera
Precisamente, la actual legislatura es la segunda con la mayor cuota femenina, hay un 37% de corporativas –con 13 diputadas de 27- y un 63% de hombres -17 diputados-, aunque el grupo del PSOE cumple por primera vez la paridad, y reúne en su bancada a ocho varones y siete mujeres.
Este partido ha seguido los mandatos marcados a nivel federal, aseguran algunas de las entrevistadas socialistas, para impulsar a las mujeres en puestos de responsabilidad, sobre todo desde su congreso del año 2000, donde apostaron por la participación política en términos de igualdad plena.
Al menos en la Diputación, el PSOE, uno de los cinco partidos que han estado representados tras el Franquismo, junto a UCD y PCE (en la primera legislatura entre 1979 y 1983), Agrupación Provincial Independiente de Ciudad Real -API- (entre 1983 y 1987, y 1987 y 1991) y el PP (antes AP), ha mantenido el pulso de la cuota femenina desde 1987, y ha liderado durante seis legislaturas (1987-2011), de manera más intensa desde 1999, la presencia de mujeres en la sede del bello Palacio de la Plaza de la Constitución, con ratios que han ido subiendo paulatinamente del 4%, al 18%, hasta el actual 25,9% del total.
Frente a estas cifras, el PP apenas si ha contado con concejalas o alcaldesas de sus filas en la bancada provincial a lo largo de la década de los 80, 90, y principios del siglo XXI, aunque fue el partido (entonces AP) que sentó a la primera diputada en la Corporación ciudarrealeña, la única de la legislatura 1983-1987 (María Victoria García Sánchez).
Desde 1979, la presidencia sólo ha estado ocupada por hombres, seis en total, con una evolución irregular de la participación femenina.
En concreto, con Eloy Sancho García (UCD, 1979-1983) no hubo mujeres; en la legislatura de Francisco Javier Martín del Burgo (PSOE, 1983-1987) sólo ejerció como diputada una concejala de AP-PDP-UL; en las dos legislaturas de Francisco Ureña (PSOE) hubo una diputada del PSOE entre 1987 y el 1991, y tres del PSOE entre 1991 y 1995; en el único periodo liderado por el PP con Luis Jesús Garrido (1995-1999), hubo tres diputadas del PSOE; mientras que en las cuatro legislaturas de Nemesio de Lara (PSOE) aumentó la cifra de mujeres, con tres socialistas y una del PP entre 1999 y 2003, seis corporativas socialistas y una ‘popular’ entre 2003 y 2007, seis diputadas del PSOE y una del PP entre 2007 y 2011, y cuatro del PP y cuatro del PSOE entre 2011 y 2015. Por último, en el actual mandato de José Manuel Caballero (PSOE, 2015-2019), hay siete diputadas socialistas y tres del PP.
En total, han pasado 292 diputados por las 254 plazas de la Corporación de la Diputación (con corporaciones antes de 25 y ahora de 27) en las 10 legislaturas democráticas, 242 hombres (82,5%) y 50 mujeres (17,5%), éstas más concentradas desde el inicio del nuevo milenio.
Pero en realidad, han sido 45 las titulares (las otras cinco sustituyeron los puestos por bajas) contabilizadas, el 19,8% del total de sillas de la Corporación, muy por debajo del 40% recomendable.
Del medio centenar de diputadas provinciales en los últimos 39 años, el 72% (36) han sido socialistas, frente al 27,8% (14) de ‘populares’. Se da la circunstancia de que en la única legislatura gobernada por el PP (Jesús Garrido), entre 1995-1999, no hubo ni una representante de esta formación, así como en los dos siguientes mandatos (1999-2003 y 2003-2007) solo estuvo Encarnación Valdenebro.
Igualmente, los datos recogidos de las orlas de las diez corporaciones ciudarrealeñas conformadas hasta ahora en democracia indican que en la anterior legislatura, la última de Nemesio de Lara, hubo cuatro diputadas conservadoras y otras cuatro progresistas.
Presencia testimonial
El profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Ángel Ramón del Valle, ve este balance de la participación de la mujer en las corporaciones democráticas como un espejo de la desigualdad que han ido superando este colectivo en el ámbito público.
Hasta los años 90 “fue nula su presencia”, e incluso hasta la última década del siglo XX la representación “fue testimonial”.
Yendo más allá, con la perspectiva de los 185 años de existencia de las diputaciones, la de Ciudad Real no alcanza una quinta parte de su trayectoria con diputadas entre sus vacantes, ni siquiera en la breve y más aperturista etapa de la II República, en la que los hombres que ejercían el poder tampoco cedieron algún sillón a sus compañeras.
Llegaron a la Diputación las mujeres de una forma tan discreta en 1983 que “apenas tuvieron influencia ni visibilidad”, apunta el historiador, así como tuvieron que pasar veinte años hasta que las diputadas accedieron al Equipo de Gobierno y dejaron de ser parlamentarias ‘rasas’. Fue en los inicios del siglo XXI cuando ‘tocaron’ poder y accedieron a la gestión.
“La evolución ha sido positiva pero lenta”, señala Del Valle, que apunta a unos principios “titubeantes”, y un papel de la mujer “poco significativo” ante la “limitación del poder por los hombres”.
Los datos, insiste Del Valle, ponen de manifiesto “la marginación de la mujer en la vida pública”, con un avance “nada brillante”, no sólo por el escaso número de diputadas, sino por la escasez de servicios como beneficiarias, al ser contempladas en su dimensión ciudadana como viudas, usuarias de la beneficencia, o para el ingreso de los niños expósitos en la casa cuna y en las escuelas públicas.
De la misma manera, cuando acceden a la gestión política, los hombres les encomiendan las áreas de corte social y cultural, alejadas de la gestión económica o la conformación de los principios de su ideario, que son los llamados ‘núcleos duros’ del poder.
Una de las razones de la persistente discriminación en este tipo de Corporaciones, apunta el profesor, podría deberse al sistema de elección indirecto, en función de los resultados de las elecciones municipales en cada comarca, un modelo “franquista” que, en su opinión, “con voluntad” podría ser objeto de modificación.
Con todo, el profesor de Historia defiende el papel de las diputaciones en provincias como Ciudad Real, donde su acción es “muy relevante de cara a los pequeños municipios”, a la hora de darles servicios y facilitarles las inversiones.
La primera
María Victoria García Sánchez fue la primera mujer que ocupó uno de los sillones de la Corporación provincial de Ciudad Real. Fue en la legislatura entre 1983 y 1987, cuando esta industrial del comercio era también concejala por Alianza Popular en el Ayuntamiento de Tomelloso.
Actualmente vive en una residencia en Madrid y su labor es recordada por José Luis Albiñana, corresponsal deportivo del diario Lanza.
“Era una mujer muy trabajadora, que llamábamos cariñosamente ‘la Tacher’, y que se dedicó en cuerpo y alma al Ayuntamiento”, señala el informador.
En aquella época, con la democracia ya consolidada, García Sánchez ocupó un puesto en el comité local del partido, que en 1989 pasó a denominarse Partido Popular, así como fue teniente de Alcalde en una legislatura convulsa, en la que Pedro Carrasco, del PSOE, gobernó desde mayo de 1983 a diciembre de 1986, y Clemente Cuesta, de AP, cogió el mando hasta finales de junio de 1987.
“Tenía una buena relación con todo el mundo, era muy abierta e hizo una buena labor”, apostilla Albiñana.
La segunda
Manuela Jiménez fue la segunda diputada de la historia de la Corporación, la única en la legislatura 1987-1991, y hoy, con 79 años, una memoria extraordinaria y “convencida” del papel de la política, describe en una entrevista con el Semanario de lanzadigital esa etapa como una de las más “maravillosas y enriquecedoras” de su vida.
Retrotrae su elección como representante del PSOE por la Comarca de Puertollano, bajo la presidencia de Francisco Ureña, por ser concejala de Almodóvar del Campo (estuvo 12 años) y primera teniente de Alcalde, y tiene un “gran recuerdo” de la colaboración que le prestaron sus compañeros de partido, tanto de Javier Martín del Burgo, como de Nemesio de Lara (que fue posteriormente presidente de la Corporación) o del entonces jovencísimo José Manuel Caballero.
“Estábamos muy metidos en la política y teníamos mucha ilusión”, aunque en su caso tenía que compatibilizar esta actividad con su trabajo como educadora en un colegio, y en la casa familiar. Era el papel “agotador” que le tocaba “en un mundo de hombres”, en el que se sintió “a gusto”, en una convivencia cordial con su visión feminista.
“Mi discurso no era ni es antagónico, explica, porque considero que la sociedad se construye en colaboración entre los hombres y las mujeres”.
Mujer activa de mente y acción, fue una de las impulsoras de la Universidad Popular en su pueblo, que consiguieron abrir tras las negociaciones para adquirir un emblemático inmueble, propiedad de los marqueses de Casa Pacheco.
“Ureña hizo la gestión de la compra en nombre de la Diputación y la cedió al municipio”, indica, al igual que recuerda la rehabilitación del teatro municipal siendo alcalde José Luis López Pizarro.
En la Diputación disfrutó de un doble “honor”, al estar al frente de áreas como Cultura y Servicios Sociales que, al final, “son los que más se ven y más llegan a la ciudadanía”.
“Lo viví con mucha pasión” y, entre otros proyectos de la institución vinculados con su pueblo, destaca la edición de un libro de fotografías que abarca 100 años de historia, costumbres y tradiciones del municipio, un gran legado impulsado por esta política precursora.
La vocación de servicio público de Jiménez para ‘empoderarse’ como mujer la heredó, comenta, de su madre. Juntas eran “dos feministas”, la progenitora desde su negocio de panadería y con el afán de que su hija estudiara, y ésta a través de sus éxitos estudiantiles y su dedicación a la pedagogía terapéutica, a raíz de la grave enfermedad de su propia hija.
Fueron unos años “duros pero muy hermosos si te gusta trabajar por tu gente”, por lo que lamenta que la actual política esté “tan denostada”.
La primera vicepresidenta
Victoria Sobrino, actual alcaldesa socialista de Migueturra, fue la primera mujer que ejerció un cargo de vicepresidenta. Fue en la segunda legislatura presidida por Nemesio de Lara, entre 2003 y 2007, y supuso un cambio cualitativo para las políticas provinciales, pues abrió la participación femenina en las políticas desde puestos de máxima responsabilidad.
Este valor de pionera se reflejó, según la primera edil miguelturreña, en los órganos de alta dirección, al contribuir con su voz en el diseño de las políticas de entonces, una impronta normalizada “que ya no se cuestiona”.
Sobrino fue vicepresidenta quinta entre 2003 y 2007, y vicepresidenta tercera entre 2007 y 2011, ocho años de trabajo que “disfruté mucho, estuve muy a gusto y fueron de gran aprendizaje y satisfacción personal”, apunta.
Fue la etapa en la que puso en marcha el área de Igualdad, una estructura centrada en la mujer que “no existía”, salvo la Casa de Acogida y el Centro de la Mujer.
“Creamos el área como tal, y empezamos a dotarlo de políticas a favor de la mujer, que incidieran en la prevención de la violencia de género y en la capacitación mediante la formación reglada para favorecer su incorporación laboral”, explica.
En concreto, diseñaron el I Plan de Igualdad, empezaron a convocar actividades en centros de Secundaria y en los municipios, iniciaron los programas de formación para el empleo, accedieron a programas europeos de igualdad, así como desde el Foro de Igualdad hicieron un diagnóstico “que fue muy importante”.
En conjunto, habilitaron unas herramientas para la promoción de la igualdad entre la ciudadanía ciudarrealeña, que ahora son un importante legado, del que “estoy satisfecha y contenta”.
En esta etapa, Sobrino también fue responsable de las áreas de Bienestar Social, del Psiquiátrico, o de la Casa de Acogida, unos sectores que dirigió en base a las pautas del Equipo de Gobierno, en conjunción con su propia visión como política.
No en vano, reflexiona sobre las desigualdades atávicas de las mujeres, al representar más de la mitad de la sociedad, y sufrir continuas resistencias a la hora de tener voz en el ámbito público. “Es necesario que en la misma proporción, comenta, las mujeres tengan puestos en los órganos de decisión sobre la ciudadanía”.
Así, reconoce que ha habido un avance en la participación femenina, pero “aún no se ha conseguido” al 100%, por lo que “tenemos que seguir trabajando y no bajar la guardia”, tal y como “lo está haciendo el PSOE, con mujeres en puestos de máxima responsabilidad”.
Para Sobrino, pioneras como ella “tenemos la obligación de ponérselo más fácil y abrir paso a otras mujeres”.
Vicepresidenta primera
Junto a Sobrino, Jacinta Monroy, actualmente vicepresidenta primera del equipo del socialista José Manuel Caballero y alcaldesa de Argamasilla de Calatrava, inició su andadura en 2003 en la Corporación provincial.
Lleva cuatro legislaturas, en las que ha ido ascendiendo en puestos de responsabilidad, desde diputada de base, a vicepresidenta sexta en 2007, vicepresidenta cuarta en 2011, y primera en la actual.
“Ha sido una etapa, sostiene, de crecimiento personal y también como representante de lo público”, en la que ha encabezado “los sólidos valores de la participación y la igualdad”, sobre todo para los municipios más pequeños en los tiempos de crisis.
Esta institución, en su opinión, “ha hecho una labor ejemplar” en los últimos años a favor “de la igualdad de hombres y mujeres, en el ámbito cultural, o con los más débiles”, con una acción política que lleva el enfoque femenino ya incorporado.
A la hora de gobernar, “los hombres tienen una visión más unidireccional”, mientras que las mujeres “miran a más direcciones y son más de consensos”. Ambas en conjunto, para Monroy, son “complementarias y efectivas”.
“La presencia de la mujer es absolutamente necesaria en la Diputación y allá donde estemos, con nuestras formas de gobierno”, defiende, y pone su propio ejemplo como primera edil argamasillera, en cuyo ejercicio “llevo a gala el consensuar, no practicar la soberbia que puede dar una mayoría absoluta” porque “no es bueno ni para el gobernante ni para la ciudadanía”.
Monroy defiende y practica el ejercicio de “escuchar a la oposición o la opinión de cualquier vecino” porque “te puedes equivocar en la toma de decisiones y puedes coger algún aspecto que no habías contemplado”.
La vicepresidenta subraya el papel de la Diputación, que “conozco desde 1999 que gobernamos en Argamasilla”, para el desarrollo de los municipios con menos dimensión. “Además de políticas culturales, sociales y en infraestructuras, ha marcado una senda por dónde había que crecer, que ha servido para igualar a los ciudadanos de las distintas poblaciones”.
Por ejemplo, durante la recesión económica, la diputación tuvo un papel decisivo “cuando las entidades locales sufrieron situaciones de insolvencia muy agobiantes”.
Hay avance
Una de las alcaldesas históricas del PSOE en Torralba de Calatrava, Teresa González, también fue diputada en la legislatura 1995-99.
Se muestra satisfecha por haber representado a la comarca de Ciudad Real, en su caso en la bancada de la oposición, y reconoce la aportación de las mujeres a la política. “Se va avanzando”, indica, tal y como lo pone de manifiesto una memoria de su propio pueblo, que están editando, y que recoge la evolución de la presencia femenina en democracia, con las tres primeras legislaturas sin mujeres, y desde hace casi 30 años “con alcaldesas al frente del Ayuntamiento (ella estuvo veinte, entre 1995 y 2015)”.
“Hemos demostrado que, señala, además de la cultura o bienestar social, las políticas somos capaces de gestionar urbanismo o hacienda, y de hacerlo estupendamente”
A su juicio, ‘la mano’ femenina en la gestión pública tiene efectos positivos, porque “consensuamos mucho más y conseguimos muchas más cosas”, aunque “hayamos tenido que demostrar nuestras capacidades”.
Con todo, “no me he sentido incómoda entre mis compañeros, ni siquiera cuando llegué a la mancomunidad de Campo de Calatrava”, así como valora que las parejas de las mujeres, como ha sido su caso, “te apoyen sin fisuras”.
Políticos concienciados
Manuela González-Horcajo lleva 20 años al frente de políticas de Igualdad, desde su puesto de concejala socialista en la Corporación de La Solana.
Además, en esta legislatura es diputada provincial de esta área y, por tanto, encabeza las acciones contra la violencia de género, una “asignatura todavía pendiente”, y la Casa de Acogida.
Defiende las políticas paritarias, pero sobre todo el compromiso de los dirigentes de los partidos, en su caso “con mucha suerte” por el alcalde solanero, el socialista Luis Díaz-Cacho y por el presidente de la Diputación, José Manuel Caballero.
“Los dos se lo creen y apuestan por políticas de igualdad, que no es fácil, y hemos avanzado bastante, aunque queda mucho por hacer” en lacras como “los techos de cristal”.
Destaca que la institución provincial diseñe políticas de igualdad de “manera transversal” que lleguen a todas las áreas de acción, así como que haya una vicepresidenta primera y en la bancada del PSOE haya siete diputadas y siete diputados.
La única diputada del PP en 8 años
María Encarnación Valdenebro fue la primera diputada del PP en la etapa democrática y durante dos legislaturas se sentó sola en la bancada conservadora, entre 1999 y 2007, unos años en los que, junto a sus compañeras del PSOE, “aportamos nuestra mirada, aunque tuviéramos que reincidir”.
Asegura que en el ámbito político “salieron cosas, sobre todo para que los pueblos pequeños estuvieran bien atendidos”, así como en lo personal recuerda ese periodo “con mucho cariño”, especialmente por la relación que trabó con las diputadas del PSOE “que todavía mantenemos”.
Como representante de la Comarca de Puertollano, fue miembro de comisiones como la de Urbanismo, Servicios Generales, Mujer o Bienestar Social, en las que junto a sus colegas femeninas “trabajamos para conseguir consensos”, al igual que con los diputados, con los que “tampoco hubo ningún tipo de problema”.
Lleva once años fuera de la política, tras doce en activo (entre 1995 y 2007) como concejala, portavoz y candidata a la Alcaldía por el PP en Puertollano, y celebra “el avance imparable de las mujeres”, favorecido en gran parte por el sistema de cuotas, con el que no está del todo de acuerdo.
Más igualdad real
Rocío Zarco es otro ejemplo de consolidación de la mujer dentro de la Corporación provincial de Ciudad Real. Concejala del PP y primera teniente de Alcalde en Moral de Calatrava, sostiene que en la actualidad está más cerca el equilibrio de géneros en la composición institucional.
Es su segunda legislatura en la Diputación, desde 2011, y conforme pasan los mandatos “hay más igualdad real”. Como cualquier otro diputado “sin diferencia”, forma parte de las comisiones, cuyos contenidos están cohesionados por la perspectiva de género.
Recuerda que en el foro de Igualdad, la mayoría de quienes marcan su dirección son mujeres, y celebra que las acciones en favor de este colectivo, en las que “aportamos nuestro granito de arena”, se traslade a los ayuntamientos de la provincia.
Y no sólo como sujetos políticos y beneficiarias de las políticas ha sido positivo el camino, sino también en la gestión, subraya, ya que en el Equipo de Gobierno moraleño, hay tres hombres y cuatro mujeres, con la mitad más una de mujeres en el total de trece ediles de la Corporación.
“Es un trabajo de día a día, y hemos conseguido mucho, pero tenemos que seguir trabajando para que la igualdad sea real y en las mismas condiciones. No hay que dejarlo nunca”, sostiene Zarco.
Un desafío diario
Ana María López está a punto de terminar la segunda legislatura en la Diputación como representante por el PP del partido judicial de Ciudad Real, y también como alcaldesa de Carrión de Calatrava.
“Todos los días es un desafío y un reto”, asegura, a la hora de valorar su papel como política municipal y de tomar decisiones en ámbitos tan cercanos.
Reconoce que aunque las mujeres políticas forman parte de manera normalizada del mapa institucional en la provincia, sigue pesando el género y “a veces te cuestionan más” en la sociedad.
Pero la experiencia en ambos ámbitos “es grata” porque en la mayoría de las ocasiones “se toman acuerdos” en favor de los ciudadanos ciudarrealeños, al margen de las disputas más ideológicas entre Gobierno y oposición
López pasó por las comisiones de Personal y Hacienda, y actualmente es portavoz de su grupo en las de Igualdad y Cultura, unos espacios que vertebran a la sociedad de todos los municipios del territorio provincial y que contribuyen a su progreso y desarrollo.
