La transformación industrial de los complejos petroquímicos son ya imparables, y en dicha transformación se incluye la puesta en marcha de procesos que lleven a cabo la producción de combustibles renovables como máxima muestra de la sostenibilidad y de la economía circular, además de la descarbonización y apuesta por el medioambiente.
En el Repsol Technology Lab es el lugar donde comienza la creación, a través de la investigación, de cada uno de estos procesos. Un amplio recorrido de trabajo en el tiempo que comienza en los laboratorios donde se analizan las materias que son susceptibles de utilizar en estos procesos, así como conocer ampliamente cuáles son sus características y los comportamientos de las mismas. Todo ello para poder contribuir a la economía circular, “como pueden ser los residuos o el CO2, que puede ser capturado y utilizado para fabricar combustibles de origen renovable”, explicaba Claudia Esarte, investigadora especialista en combustibles renovables en el Repsol Technology Lab.
Estas materias primas que se utilizarán para la producción de combustibles renovables “tienen que tener una calidad mínima, además serán procesados en unidades existentes adaptadas a estos combustibles o, por otro lado, mediante la construcción de nuevas plantas específicas para tratar estas materias primas. Sería el caso de los combustibles sintéticos que, a partir de CO2 e hidrógeno renovables, se fabricarían, pero es necesario construir nuevas plantas”.
Tras pasar por estos laboratorios, donde en estos momentos los aceites de pirólisis o los aceites vegetales están copando las investigaciones, el proceso continuará en las plantas piloto de este centro tecnológico que en la actualidad dispone de hasta 35 plantas piloto investigando diferentes procesos que, en un futuro, esperan poder salir a la llamada escala industrial y de ahí al mercado comercial.
Una vez conseguidos estos combustibles renovables, deberán pasar a una tercera fase, la fase de testeo, en la que se valida y se certifican estos combustibles renovables en los motores de los vehículos para garantizar que tienen una calidad suficiente y pueden ser utilizados en motores y en las diferentes aplicaciones actuales, “garantizando además que sean compatibles con toda la cadena de logística, de almacenamiento y de suministro”.
En las diferentes celdas en las que se realizan estas pruebas, los motores de los vehículos son sometidos a diferentes condiciones, también de climatología adversas en salas preparadas para ello, para poder comprobar cuál es el comportamiento de estos vehículos utilizando estos combustibles renovables y, a partir de aquí, poder solucionar las dificultades que pueden ir surgiendo. Todo ello a través de ciclos de conducción robotizados.
Todo este proceso de investigación que se realiza en este centro tecnológico permite “avanzar los problemas que pueden surgir y resolverlos con antelación y asegurar que en el momento que metemos las materias primas en las plantas se va a poder operar de manera normal”, apuntaba esta investigadora del Repsol Technology Lab.
Sumar esfuerzos
En este centro tecnológico, Repsol realiza investigaciones en combustibles renovables, pero no está solo en este gran reto, lo hace con la colaboración de otros socios muy potentes como pueden ser empresas de transporte o las propias universidades y centros de investigaciones internacionales. Todos ellos suman fuerzas y esfuerzos para poder seguir adelante en la transformación de nuevos productos que pasen a ser los llamados combustibles renovables: esperan ser los combustibles del futuro. “Es un problema que tenemos que abordar desde todos los ámbitos y unir todas las fuerzas que podamos para trabajar todos y remar en la misma dirección para conseguir los objetivos de descarbonización propuestos”, señalaba Esarte.
Materias primas nuevas que pueden utilizarse, en porcentajes pequeños, en unidades industriales existentes como, de hecho, ya se hace en el complejo industrial de Puertollano. En el año 2020 en Puertollano ya se produjo este biojet incorporando parte de materias primas renovables en la alimentación de la refinería. Pero si la intención es utilizar la materia prima 100% renovable habrá que hacer un proceso de adaptación de las plantas industriales actuales. A finales de este año estará operativa una planta de combustibles renovables en el complejo industrial de Cartagena y en el año 2025 será en el complejo industrial de Puertollano, la segunda planta de España que fabricará combustibles cien por cien renovables, “será fundamental porque cada vez hay más demanda de estos combustibles, la planta de Puertollano va a ser fundamental a la hora de satisfacer esta demanda de combustibles renovables”.
La importancia de este centro tecnológico para el complejo puertollanense
El Repsol Technology Lab es un bastión crucial para el proyecto que se pondrá en marcha en el complejo industrial de Puertollano porque producirá combustibles renovables a partir de materias primas reciclables como puede ser aceite de fritura. “Este centro es clave en el desarrollo de esta planta porque todas las materias primas que vayan al desarrollo de esa planta se van a testar aquí, si esa planta necesita modificaciones también van a diseñarse aquí, vamos a probar ese proceso a una escala más pequeña para después llevarla a escala industrial”, apostillaba.
“Se va a producir con aceites residuales que se procesará y se conseguirá un combustible renovable tipo diesel que podrá llevarse a las estaciones de servicio y se podrá utilizar en las flotas vehiculares actuales, ya hay ejemplos en el mercado porque ya hay varias estaciones de servicio que suministran este combustible” en Castilla-La Mancha en Alcázar de San Juan y en Illescas. “La planta de Puertollano fabricará un combustible idéntico al que ya estamos suministrando, por lo que contribuirá a incrementar ese suministro de combustible renovable y ayudar a la descarbonización”, subraya esta investigadora del Repsol Technology Lab.
Desde este centro tecnológico se tilda como fundamental identificar la calidad de las materias primas, “que no tenga contaminante, que sea un producto manejable” y la adaptación de los procesos, porque las plantas industriales están diseñadas para tratar crudo, y esto supone que haya algunas diferencias con los aceites, “hay que adaptar esos procesos en condiciones de operación o catalizadores para poder encontrar el mayor rendimiento de la planta y un producto de la mayor calidad posible”.
Todo ello para poder hacer una transformación en Repsol, pasando de ser una compañía que actualmente trabaja con combustibles convencionales para llegar hacía los combustibles renovables y materias primas sostenibles.