Las tres hermanas menores acogidas en Ciudad Real por el matrimonio Márquez-Escobar al principio de la guerra regresaron en octubre a Kiev. Las reclamó su madre, que sigue en la capital ucraniana, pese a la impotencia que sienten desde aquí sus padres de acogida Juan Luis Escobar y María Jesús Márquez, célebres porque fueron de los primeros ciudadanos particulares en viajar con su coche a las fronteras con Ucrania para traer refugiados.
“Después de irse de Ciudad Real estuvieron en Polonia pero han vuelto a Ucrania, mantenemos contacto casi a diario. El invierno allí es muy duro y las condiciones son mucho peores que cuando viajamos nosotros a la frontera; sin luz, sin gas para calentarse o comer, pero ha sido su decisión y la respetamos”, cuenta Escobar.
La hermana adolescente no se adaptó tan bien como las pequeñas a la vida con otra familia, y su madre decidió llevarse a las tres de vuelta. El vuelo se lo costearon los Escobar para que las pequeñas no tuvieran que regresar solas.
“Ellas saben que aquí tienen su casa”
De su experiencia con las niñas y su adaptación aquí (estuvieron escolarizadas) cuentan que los siete meses de convivencia fueron estupendos. “De todas maneras ellas saben que tienen su casa aquí para cuando lo necesiten”, explica Escobar.
El caso de estas niñas es similar al de otros refugiados, bastantes personas de las que llegaron en la primera oleada de salida masiva de Ucrania han vuelto a su país, “es triste pero parece que la gente se acostumbra a vivir en esa situación de guerra, y son muchas las personas que dejaron atrás”. Otros han optado por probar suerte en otros países, tras su estancia de menos de un año en Ciudad Real.
“Sigue volviendo gente, la semana pasada se marchó a Francia otra familia, no se han adaptado bien. Es normal que haya choques culturales”, remata.
En Alhambra solo queda una mujer
De otras de las expediciones particulares que se organizaron en las primeras semanas de la guerra, con voluntarios como Paco Saldívar y Eusebio López, que trajeron 21 refugiados a España, nueve de ellos a Alhambra, solo queda una mujer.
Después del éxodo de los primeros refugiados acogidos en viviendas municipales, en verano el Ayuntamiento le ofreció casa a otra familia que venían de Mariupol, uno de las ciudades ucranianas más hostigadas por la guerra, pero se han marchado, encontraron trabajo y vivienda en Valdepeñas y están allí.
La única mujer que se ha quedado en el pueblo intenta salir adelante. Está aprendiendo español, consiguió trabajo en verano, recibe una ayuda “y está muy agradecida, pero como el resto quiere vivir de manera totalmente autónoma y de momento no lo ha conseguido. Si no encuentra trabajo no sabemos lo que hará, chapurrea el portugués, tiene una hermana en Portugal…, le pone muchas ganas”.
Con las perspectiva que da un año desde el inicio de la guerra, Eusebio López, el alhambreño que viajó en varios vehículos particulares en marzo hasta Polonia para traer refugiados dice que lo volvería hacer, “con los ojos cerrados, y creo que hablo en nombre de mi grupo, pero quién lo haga tiene que saber que a partir de ahí te conviertes en el tutor de esas personas. No es solo ir a por la gente, hay que estar con ellos, acompañarlos y guiarlos”.
Ramón Serrano (Crean): “La gente está volviendo”
Del regreso a Ucrania de los refugiados habla también Ramón Serrano, presidente de la asociación Ciudad Real en Ayuda al Niño (Crean). De los dos autobuses que fletó Crean quedan en la provincia algo menos de sesenta personas repartidas en distintas poblaciones.
“La gente está volviendo, es su decisión; les cuesta mucho recibir ayuda, aunque bajo mi punto de vista no sea lo mejor. No sé hasta que punto después de una primera adaptación a un idioma, conseguir papeles y sanidad, merece la pena intentar reconstruir la vida en otro país ajeno”, cuenta Serrano, en alusión a la familia que se ha marchado de Ciudad Real a Alemania este mes de febrero.
El apoyo de Crean a los refugiados no ha decaído, con vales de comida y reuniones para fomentar la sensación de familia y unión, que posiblemente es de las cosas que más echan de menos quienes han huido de la guerra.
651 refugiados han pedido protección en Ciudad Real
Desde que empezó la guerra de Ucrania y hasta el 31 de enero de este año 651 desplazados ucranianos han pedido protección temporal en Ciudad Real, un 22,7% del total de 2.873 que han llegado a Castilla-La Mancha. De los desplazados en Ciudad Real 232 son menores de cero a 16 años, según datos de la Consejería de Bienestar Social del Gobierno de Castilla-La Mancha.
Viktoriia Markiv (18 años) ha accedido a relatar su experiencia lejos de Kiev un año después (algo no es nada fácil; muchos de los que conocen el idioma prefieren pasar desapercibidos y no quedar señalados por su condición de refugiados). También Slavik ha hablado Slavik, con su madre Natalia, de visita (ella trabaja en Inglaterra), acogido por la familia Sánchez-Rey.