Rinconcillo, un macho de lince ibérico de dos años y poco más de once kilos, se aferra a la vida en el centro de recuperación de fauna silvestre El Chaparrillo de Ciudad Real. Estuvo a punto de morir atropellado a finales de enero en los Montes de Toledo. Si no hubiera sido porque “pidió ayuda”, es decir, apareció en una de las cámaras de fototrampeo del programa de seguimiento Lynx Connect arrastrando parte del cuerpo, es posible que hubiera ingresado en la sala de necropsias.
La casualidad y por qué no las habilidades para la supervivencia de este ejemplar, lo han convertido en un caso único en Castilla-La Mancha, que simboliza bien el gran momento que vive la especie. Paralítico, pero con opciones vitales, técnicos de campo del programa europeo en el que participa la Consejería de Desarrollo Sostenible, lo rescataron, y lo llevaron a El Chaparrillo con un pronóstico demoledor: parálisis.
Rinconcillo, el primer lince que sobrevive a un atropello
“Rinconcillo es especial porque es el primer ejemplar que ingresa vivo de un atropello en Castilla-La Mancha y es posible que se recupere”, asegura Elena Crespo, la veterinaria del centro de referencia para los cuidados del lince en Castilla-La Mancha.
El animal llegó a El Chaparrillo con una extremidad inmovilizada y la otra con baja respuesta, “lesiones compatibles con un atropello; además lo encontraron cerca de una carretera considerada un punto negro para los atropellos”, cuenta la veterinaria. Sin equipos de TAC ni resonancia, el equipo veterinario entendió que curarlo merecía la pena y la Consejería de Desarrollo Sostenible apostó por él y autorizó el tratamiento, una delicada operación en la clínica veterinaria Vetsia en Leganés (Madrid).
Operado en la clínica de referencia en lesión medular
“Vetsia es la clínica de referencia de España para animales con lesión medular. Se vio en la resonancia que tenía una fractura en una vértebra. El neurocirujano que lo operó, Isidro, nos dijo que las posibilidades de supervivencia eran del 50%, a la Junta le pareció bien y seguimos adelante”.
Segunda operación en Ciudad Real
Esto pasó a primeros de febrero. Seis meses después Rinconcillo sigue recuperándose en El Chaparrillo. Recientemente lo han vuelto a operar de una pata, esta vez en la clínica Juan de Ávila de Ciudad Real, el equipo de Eugenio Martínez, “un clínico estupendo”, comenta Crespo. “Ha sido necesario amputarle un dedo para que no se ulcerara todo, parte de su cojera es por el dolor de ese dedo, sus posibilidades de sobrevivir siguen siendo del 50%, pero vemos cómo ha ido dando pasos. De ser paralítico ha pasado a caminar y cazar en la instalación en la que lo mantenemos recuperándose, la pena es que con un lince no podemos hacer rehabilitación como con un gatito, son animales salvajes y no podemos sedarlos cada dos por tres”.
Lo que no le faltan a Rinconcillo son mimos dentro de lo que se puede con un lince; alimentarlo y estar pendiente, poco más, cualquier contacto con los humanos es estresante para él y Crespo y la nueva veterinaria Ariadna, ‘Ari’, Apruzzese, lo tienen muy en cuenta. Su contacto se limita a darle los medicamentos (con la comida) y verlo ponerse fuerte. “Hay posibilidades, a ver si conseguimos que pueda ser libre”, se animan.
Cada día, una nueva victoria
Cada día es una nueva victoria para este ejemplar, que comparte ingreso con otros tres linces más en El Chaparrillo, dos retirados del campo por un problema infeccioso, y el tercero por una herida en una pata. Ninguno se irá pronto al campo. “Todos los ejemplares de fauna que nos llegan aquí son especialmente duros, confiamos en que Rinconcillo siga mejorando”.
“Es un animal que ha tenido mucha suerte, es casi milagroso que siga vivo, un lince que no puede cazar no dura en el campo”, señala Apruzzese.
Veterinaria de apoyo este verano en el centro de fauna, Ari trabajó en el seguimiento de campo de los linces. “Como todos los linces nacidos en libertad, este ejemplar no tenía collar, pero fue uno de los capturados el otoño para el seguimiento sanitario que hacemos (de septiembre a octubre). Sin collar hubiera sido más difícil ayudarle”, explica.
El Chaparrillo, centro de referencia del lince ibérico
Desde que empezaron las sueltas de lince dentro de los diferentes programas europeos de reintroducción de la especie el centro de recuperación de fauna salvaje de Ciudad Real se ha convertido en el lugar de referencia para el tratamiento sanitario del lince ibérico, a más en servicios e instalaciones a medida que ha aumentado la población.
El éxito del lince en Castilla-La Mancha
Con tres núcleos de población estable, los Montes de Toledo, y Sierra Morena Oriental y Occidental (todos afectan a Ciudad Real) el trabajo con el lince empezó a notarse en 2016, para chequeos, traslados y necropsias, y ha ido a más conforme al aumento de la especie, en una progresión asombrosa en Castilla-La Mancha que el año pasado batió récord de población, casi 500 ejemplares (473), con la esperanzadora cifra de 208 cachorros de lince ibérico nacidos en libertad, más que en ninguna de las otras zonas de reintroducción.
Con ese volumen tanto en campo –hay un equipo de seguimiento- como en el centro, el lince se ha convertido en un habitual de El Chaparrillo. Solo en 2020, el año de la pandemia y los confinamientos, catorce ejemplares pasaron por las instalaciones, bien para chequeos rutinarios o cambio de collar, o para recuperarse de graves lesiones. Y este año sigue la misma tónica.
Rinconcillo comparte estancia (no instalaciones, los linces son muy territoriales) con otros tres ejemplares también de larga estancia, con problemas de salud graves.
“Somos el único centro de la región donde ingresan linces vivos, tenemos quirófano y dependencias para seis ingresados”. Precisamente el año pasado se inauguraron nuevas instalaciones, que incluyen un observatorio para sueltas controladas de los ejemplare que se preparan para ser liberados, áreas de manejo, refugio y cerramiento para irrecuperables.
Casi más linces que rapaces
Crespo bromea con el trabajo del lince, que casi empieza a superar al que dan las rapaces, con cientos de ingresos al cabo del año. “Solo el año pasado hicimos cien necropsias de todo tipo de animales, sobre todo aves. Cada vez se hace mejor el trabajo en campo, nos llegan más cadáveres para analizar y se denuncian más causas de muerte de fauna por intervención humana, eso implica más informes forenses”.
De los libros de historia, a las historias con linces
El intenso trabajo no resta importancia al momento, “estamos en una fase preciosa, hemos pasado prácticamente de cero linces en los años ochenta a casi quinientos, esto para la gente que trabajamos en conservación es historia, es muy emocionante el cambio de ver a una especie salida de los libros de historia a ver todos los días historias de linces”.
La investigación sobre el felino
Antes de las sueltas con los programas life (ahora Lynx Connect), el último lince salvaje que campeó por Castilla-La Mancha murió atropellado en la carretera de Fuente el Fresno a Urda, en los primeros años noventa. Nunca desaparecieron de Andalucía, donde empezó el programa de repoblación y sueltas. Animal sigiloso y escurridizo, seguirlo no es fácil, el logro de que ya haya casi 1.400 ejemplares en las zonas históricas de España y Portugal que fueron su hábitat, ha supuesto conocer aspectos de su comportamiento hasta ahora desconocidos.
La saga de Mesta, Odrina y Queen
La última noticia sobre el comportamiento del lince también la ha dado Castilla-La Mancha en la provincia de Ciudad Real. El famoso pajar de la finca Peñalajo es noticia estos días porque se ha constatado la cría conjunta de una madre y una hija, Odrina y Queen, que están sacando adelante juntas a seis cachorros, tres cada una.
En esa finca del sur de Ciudad Real la empresa Wildwatching junto a los propietarios y WWF con apoyo de la Consejería de Desarrollo Sostenible se ha comprobado con cámaras remotas cómo comparten cubil estas dos hembras.
El pajar ha acogido en los últimos años la crianza de linces de tres generaciones de hembras, Mesta, Odrina y Queen (abuela, madre y nieta). “Las curiosidades en esta historia no terminan ahí. Este pajar se ha convertido en un espacio de cría habitual. Esta es la sexta camada de lince que creía en él, ambas madres también nacieron al cobijo de este refugio. Lógicamente en este lugar no hay actividad humana, por lo que las hembras de lince se sienten seguras para dar a luz y criar a los cachorros en sus primeros meses de vida”, explican desde la organización conservacionista WWF.
Otro secreto de la finca Peñalajo es la abundancia de conejos con lo que facilita que las hembras decidan sacar adelante a sus vástagos.
El viaje de Carla y la interconexión del territorio lince
Otra historia increíble que deja la recuperación del lince en Castilla-La Mancha la protagonizó en 2019 Carla, una hembra liberada en febrero de ese año en el parque nacional de Cabañeros, que unos meses después regresó a su ambiente: la sierra de Andújar en la que había nacido trece años antes. Un extraordinario viaje si se tiene en cuenta que era casi una anciana (un lince no vive más de dieciséis años) y le faltaban dientes, importantes para cazar.
Su última ubicación por satélite, en julio de 2019, la situó en la provincia de Córdoba, en el entorno del campo de maniobras del Ejército de Cerro Muriano, relativamente cerca del lugar en el que nació en 2006.
Prefirió Sierra Morena a Cabañeros
La aventura de Carla es digna de la azarosa vida que llevó (estuvo dos veces a punto de morir). El ejemplar prefirió las tierras de Sierra Morena en las que transcurrió casi toda su vida, al retiro dorado que le brindó el parque nacional, empeñado en asentar en la zona esta especie emblemática de Cabañeros, extinguida hace cincuenta años.
La intrepidez de esta hembra hizo que al final muriera atropellada, eso sí después de una larga vida para un lince, en una carretera de Villafranca de Córdoba, cerca de ‘su tierra’, la sierra de Andújar, en Jaén.
“Gracias a los seguimientos tan intensivos, con las cámaras de fototrampeo y los collares de localización se estudian los caminos que toman los linces para interconectar esos territorios. Esa información nos permite actuar en determinadas zonas”. El recorrido de Carla se ha estudiado como corredor.
De momento los cuatro linces que aguardan otra oportunidad en el medio natural en El Chaparrillo están tocados, “su pronóstico es reservado”, a los que tienen leucemia felina (siguen positivos) no se les puede soltar, mientras que el tercero, Neo, tiene un problema en una pata, “intentamos evitar la amputación”. El cuarto es Rinconcillo.
Proyecto europeo Lynx Connect
Castilla-La Mancha forma parte desde finales de 2020 del proyecto europeo life Lynx Connect que aporta 18,7 millones de euros para financiar diferentes actuaciones de mejora en la conservación de la especie. “Nos hemos marcado como objetivo seguir avanzando en la gestión genética y demográfica, posibilitando la conexión efectiva entre poblaciones consolidadas, a la vez que disminuimos sus amenazas”, explicó tras hacerse público el censo de 2021 el consejero de Desarrollo Sostenible José Luis Escudero.
Mientras tanto el trabajo no falta en El Chaparrillo, a los ingresos por linces se suman los habituales, sobre todo de rapaces, “cada vez la gente está más concienciada, tenemos mejores medios, entran muchísimos animales al año, puede que este año terminemos con cifras de unos novecientos”. Lo bueno es que muchos abandonarán pronto “el hospital”, es el caso de un águila calzada con lesiones por un atropello que pronto volverá a volar.