Otras nueve mujeres, todas desempleadas cuando María Ángeles P.M., administradora única de la empresa Pueblalo de Ciudad Real las captó con una oferta de trabajo que en realidad era autoemplearse en la venta online, han relatado que la acusada les dio confianza y las engatusó con la posibilidad de recibir subvenciones para emprender, que les aseguraba que eran cosa hecha.
De esta forma accedieron a contratar sus servicios que consistían en un curso de formación de 35 horas, y la puesta en marcha de una web de comercio electrónico, todo por unos 5.000 euros (6.000 en el año 2016), además de otra serie de prestaciones que según dicen nunca se cumplieron.
La mayoría de las víctimas de este proceso que se juzga por presunta estafa en la sección segunda de la Audiencia Provincial fueron al hotel Cumbria, sede de Pueblalo, en diferentes años del periodo 2013-2016, casi todas porque María Ángeles -según han declarado- o alguien de su empresa las llamaba diciéndoles que habían sido seleccionadas para un proyecto de emprendimiento.
Utilizó el nombre del Sepecam con una víctima
Una de las perjudicadas afirma que incluso utilizó el nombre del Sepecam, “nos dijo que su empresa trabajaba para el Sepecam”. En esa primera entrevista hacía una especie de tanteo, y luego en reuniones posteriores les explicaba que tenían que desembolsar unos 5.000 euros por un curso, los trámites para pedir las subvenciones y la creación de la web de venta online y el acompañamiento durante un año.
“Ni nos habíamos levantado y ya estaba sacando el dinero”
Si no tenían ese dinero, lo que ha ocurrido en la mayor parte de estos catorce casos, les ofrecía la posibilidad de tramitarles un crédito con diferentes entidades bancarias de su confianza. Todo tan rápido, que una de las denunciantes ha afirmado que cuando fueron al banco ella y su marido con la acusada, “no nos habíamos levantado de la mesa después de firmar el crédito y ya estaba en el cajero sacando el dinero”, ahí empezó a sospechar de que había algo turbio.
La página de comercio online no funcionó
Los meses posteriores y los cursos, “que en realidad fueron unas explicaciones generales, con una música a todo volumen y gritos fuera”, ha declarado, le confirmaron que todo era un engaño. “Esa página que nos crearon jamás funcionó”, ha insistido. Las pocas ventas que hizo tanto esta perjudicada como el resto, “fueron a familiares y amigos”.
De la falta de escrúpulos de la acusada, algo en lo que coinciden las víctimas que se han decidido a buscarse un abogado y denunciar por lo penal (hay más reclamaciones civiles a Pueblalo), ha dado cuenta el testimonio de una auxiliar de enfermería de Puertollano desempleada, como su marido, para la que tramitó una solicitud de un crédito de 6.000 euros sin ningún aval ni garantía, que ingresó inmediatamente en su cuenta y que esta víctima todavía no ha pagado, lo tiene reclamado en el banco.
“Se aprovechó de mi desesperación”
Lo que más le indigna del proceder de la acusada es que “sabía que estaba en paro y no tenía nada de dinero, se aprovechó de mi desesperación”. En este caso hay una firma de solicitud de una subvención que no es suya, según ha reconocido el juicio.
Una víctima avisó a otra que desistió en la oficina bancaria
También ha pasado por la Audiencia otra desempleada que se echó para atrás en el último momento. En su caso la mecánica fue similar, como estaba parada, echaba currículos en todas partes, la llamaron de Pueblalo, fue a la entrevista, y se encontró que la oferta era autoempleo. Se lo pintaron bonito, le hablaron de las subvenciones, y se animó a intentarlo. Como no tenía dinero, la acusada le tramitó un crédito pero el día que iba con ella a firmar el préstamo a una oficina bancaria de Ciudad Real, casualmente se encontró con la perjudicada que inició la denuncia, que al verla con María Ángeles le dijo “ni se te ocurra hacer lo que vas a hacer”, o algo parecido. “Gracias a ella no soy una víctima, he venido a declarar para que se haga justicia”.
Las subvenciones: o no existían o no cumplían los requisitos
Otras de las víctimas llegaron a recibir en su casa cartas de las administraciones denegándoles las subvenciones. Al leerlas con detenimiento, algo que no habían hecho puesto que la presunta estafadora se encargaba de ello, se enteraban entonces o que o bien esa ayuda no existía, o no reunían los requisitos o se había tramitado mal, es decir, se habían dado datos erróneos.
Penas de entre 5 y 3 años y medio de prisión
El juicio, en el que tanto fiscalía como la principal acusación particular piden tres años y medio de cárcel para la acusada, continúa la semana que viene. Está citado un supuesto socio o empleado de la acusada como último testigo. Juan Navarro es el abogado del grueso de las perjudicadas, diez mujeres que se siente defraudadas en unas expectativas que se les crearon y una situación de confianza al inicio. “Partiendo de un escalón tras otro no hay una actuación honesta”, ha explicado este letrado del turno de oficio de Ciudad Real, la mayoría de perjudicadas tampoco pueden pagarse un abogado particular.
Alfonso García Rabadán es el abogado de una víctima que ejerce la acusación de forma particular. También acusada de estafa continuada y solicita cinco años de cárcel.
La acusada, que declaró en la primera sesión del juicio celebrada el miércoles, defiende su inocencia. Asegura que todo es legal y que les entregó a estas personas “un negocio llave en mano” y las asesoró para autoemplearse.