La exposición la forman 20 fotos, con tres con conceptos fundamentales, paisaje, retrato y entornos urbanos de Castilla-La Mancha. Campos manchegos, retratos, Ruidera, calles de Tomelloso, Herencia o Socuéllamos, forman parte de la muestra.
Con buena respuesta del público, la exposición echaba a andar este miércoles y se va a poder admirar en el conocido establecimiento de la calle Galileo durante dos semanas
Amparo Noguerol, profesora responsable del departamento, explicó que el proyecto nace de la inquietud de los alumnos de Segundo del Ciclo Superior de Fotografía del año pasado “querían que dedicásemos parte del tiempo de clase, además de a los contenidos curriculares, a hacer un taller analógico”. En paralelo, la docente estaba empezando a estudiar de forma particular “reveladores que no fuesen tóxicos, que fuese más sostenibles”. Noguerol encontró que se podía revelar con café o con vino, “sustancias con fenoles” y les propuso a los alumnos hacer un taller experimental en ese sentido. Y es que, explicaba la profesora, los compuestos fenólicos tienen la capacidad de ennegrecer los haluros de plata expuestos a la luz, tal y como lo haría un revelador comercial.
Con el taller, “fuimos aprendiendo” y anotando las experiencias y los resultados en un cuaderno (que la profesora muestra al periodista) “y con las conclusiones íbamos mejorando los procesos. Aprendimos por ejemplo que, a medida que el café se iba enfriando, el proceso de revelado era más lento”. Las investigaciones de profesora y alumnos han dado como resultado que han encontrado las proporciones “pero solo para los vinos de Castilla-La Mancha, con un vino de La Rioja tal vez tengamos que volver a ajustar. Hemos descubierto que los tintos vinos más jóvenes tienen los fenoles más potentes”.
Sobre el revelado con café hay una comunidad mundial, explicaba Amparo Noguerol, “se llama Cafenol y comparten sus experiencias en ‘La Biblia del Cafenol’. En ese caso partíamos de esos documentos para el negativo, pero la mayoría revelaba de manera digital o con reveladores comerciales”. Pero en el taller experimental se buscaba “obtener negativos con café y con vino y no abandonar estas sustancias y llegar la copia con ellas. Ahí íbamos muy perdidos”.
Con respecto al vino, partieron de las formulas de un fotógrafo español y de una fotógrafa extranjera “pero no funcionaban, fuimos cambiando los vinos y las proporciones hasta que conseguimos lo que buscábamos”. Joaquín Parra y Elías López Montero, ayudaron en el proyecto recomendando vinos para llevarlo a cabo.
