La compañía helena Push Your Art Company, aliada con Próspero, llevó a La Veleta una tempestad casi perfecta, con una factura limpia, ingeniosa y brillante que permitió disfrutar de las peripecias de los residentes y visitantes de la isla desierta de la que se había hecho dueño el exiliado Duque de Milán junto a su hija Miranda.
Casi perfecta porque era en griego y eso no dejó de ser un hándicap cuando el humo del inicio de la función y del hechizo de Próspero para la restitución de su Ducado no permitió percibir en esos momentos con claridad los subtítulos del verso shakesperiano en castellano.
Por la plasticidad de la propuesta, la convicción de los intérpretes y la ágil sucesión de escenas y cambios de personajes, el montaje dirigido por Kiki Strataki enganchó de principio a fin al respetable que asistió complacido a una gran interpretación del elenco integrado por Giannis Mavropoulus, Rhiannon Morgan, Thomai Ouzuoni, Sofia Sakellariou y Petros Fragopoulus. Destacó, con un amplio derroche físico, la de Calibán en calzones, desplazándose en cuclillas y con los brazos abiertos como un orangután, mientras recolocaba y esparcía sacos y hacía gifos al poderío de Próspero; aspereza y músculo que contrastó con la gracilidad de Ariel, también con el torso desnudo, piel teñida de cobre y alas que le permitían realizar con rapidez unas misiones con las que ansiaba recuperar una libertad con la que también recobró la voz.
Con un pelo rubio platino que más que heleno a primera vista parecía escandinavo, Próspero derrochó la energía de un todopoderoso mago que, con un gran bastón a lo Gandalf, transformaba a los personajes o los reconducía al redil. Con la utilización de ocho sacos y la presencia de cinco grandes maderos dispuestos en diversas posiciones tras la convulsión de la tormenta, se sucedieron las escenas de los grupos de náufragos en una isla en la que la pasión brotó entre Fernando, el hijo del Rey de Nápoles, y Miranda, las falaces conspiraciones se fueron disipando y la venganza de Próspero terminó siendo misericordiosa ante los usurpadores de su trono en la conclusión de un montaje que cosechó un cálido y prolongado aplauso en AlmagrOff.